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Carne de cañón

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Jesús Yáñez Orozco 

Execrable discriminación femenina sobre el ring. 

 

Veinte años atrás era impensable el llamado boxeo rosa profesional en México y el resto del mundo. Eran noqueadas por el acendrado machismo bajo el cuadrilátero por empresarios, promotores y dirigentes de organismos boxísticos, aunque  suelen brindar mejores espectáculos, en comparación con los hombres.

De 10 años a la fecha estas deportistas están en la lona –además de la irremediable misoginia– por ganchos al hígado de míseros salarios que perciben, con respecto a los varones.

Y pasarán décadas para que alguna peleadora haga el milagro y aparezca en las listas de la prestigiada revista internacional Forbes, donde han escrito sus nombres campeones y ex campeones mundiales como Floyd Mayweather junior, del país de las Bardas y las Estrellas, o el filipino Manny Pacquiao, entre otros.  

Nomás para que nos demos una idea de qué lado masca la iguana, va un dato:

Mientras hay campeonas mundiales en México que suben el ring por bolsas en entre 800 dólares –cerca de 11 mil pesos— y 7 mil 500 dólares –unos 100 mil pesos– Mayweather ganó 32 millones de dólares en la última pelea, celebrada en Las Vegas, Nevada, cuando derrotó al argentino Marcos ‘Chino’ Maidana.

A esa cifra se sumaron 38 millones de dólares más por derechos de transmisión o Pago Por Evento: 70 millones dólares, en total.

Dan la friolera, en pesos mexicanos, de 945 millones.

¡Virgen de los Apachurrados!

En el caso de las funciones boxísticas trasmitidas por la telemierda duopolica, Televisa-TV-Azteca, las pugilistas no reciben un centavo partido por la mitad.

Todo va a los bolsillos de los empresarios. 

En fecha reciente, en el comienzo de lo que pareció una cruzada en pro de mejoras laborales,  salariales y servicios médicos adecuados, se reunieron en Playa del Carmen, Quintana Roo –cobijadas por las precursoras del boxeo femenil moderno– más de 30 campeonas mundiales.

Con la presencia de la estadunidense Christy Martin, la mexicana Laura Serrano y la México-estadounidense Mia St. John –consideradas  progenitoras del boxeo actual del mundo– las peleadoras pidieron sueldos dignos, así como mayor difusión de la labor que realizan.

Con el aval del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), su presidente, Mauricio Sulaimán, dio su palabra en que buscaría bolsas, mínimo de 25 mil dólares para los ‘guantes rosas’, por combate.

“Las mujeres siempre muestran entrega, pasión y fortaleza arriba del ring, logran que cuando alguien ve sus peleas por primera vez haya respeto de inmediato”, afirmó Sulaimán, con el mismo tono dogmático, falaz, de su padre –recién fallecido– a quien sustituyó en el cargo, luego de más de casi 40 años en él.

“Eso se tiene que reflejar”, agregó, “en sus percepciones. Tenemos que llevar el boxeo femenil al lugar en el que debe estar”.

Mas no precisó cuál.

El –y su progenitor en vida lo decía– siempre argumenta que mientras haya pobreza en el mundo habrá boxeo. Luego entonces, vive del dolor ajeno que se mira sobre al cuadrilátero.

Representantes de Sudamérica, Europa, Asia, Estados Unidos y México asistieron al evento, donde por primera vez sólo se habló de la rama femenil del boxeo.

“Por la mañana recordaba los momentos (complejos) que Laura Serrano tuvo que pasar para seguir con su carrera y ser un referente en el boxeo nacional”, dijo la reconocida ex velocista Ana Gabriela Guevara, actual senadora de la República por el Partido del Trabajo, invitada especial. 

“Mi carrera, a diferencia de la suya, era dentro de la pista, aunque tuvimos trayectorias similares: ir en contra de todo. El tiempo nos dio la razón. Ahora es momento de ver hacia el futuro y ayudar a que las chicas que vienen puedan desarrollarse mejor”, confió la legisladora, apodada la Saeta Sonorense como deportista.

“Si hubiera tenido este tipo de cosas, cuando estaba activa, no sé hasta qué punto hubiera llegado. Es algo muy positivo saber que ha logrado desarrollarse tanto”, opinó Serrano, apodada la Poeta del Ring, por Jorge Sepúlveda reportero de La Jornada, debido su pasión por las letras, el Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, en particular, escrito hace más de 500 años.

Serrano, primera campeona mundial que tuvo México, al coronarse en 1995, apenas acumuló 30 mil dólares en las bolsas de sus mejores seis peleas.

“Veo esto como si fuera mi bebé y se desarrolla muy bien. Me siento afortunada de abrir brecha para todas, el boxeo es mi vida”, hizo su analogía materna Serrano, quien, incluso, tuvo que participar en peleas clandestinas.

“Muchos (empresarios) se escudan de que cobramos menos porque peleamos menor cantidad de tiempo. Pero si hacemos una comparación real, hay boxeadores como Mike Tyson que llegaba a pelear sólo dos minutos y le pagaban infinidades”, aclaró la mexiquense Zulina ‘La Loba’ Muñoz, quien ha defendido en cinco ocasiones su título súper mosca del CMB.

“Nosotras salimos igual: a entregarnos de principio a fin. Podrían igualarnos en el tiempo, pero también que lo hagan en las bolsas”, agregó.

Gilberto Mendoza Jr, vicepresidente de la Asociación Mundial de Boxeo, señaló que si se quiere hacer crecer el boxeo femenil, a nivel nacional e internacional, es necesaria una mayor exposición en la televisión.

“Garantizo que un combate de mujeres va más allá que la paga recibida. Suben al ring más por el orgullo. Son muy buenas peleas, pero carece de ese ingrediente de poder conquistar el mercado que ha acaparado el boxeo varonil”, puntualizó.

Por ello, agregó, “no las ponen en las televisoras. Pero México y Argentina son mercados en crecimiento que pueden ayudar a otras partes del mundo”.

En lo que puede ser un parteaguas en cuanto a ingresos, la campeona mundial súper gallo, Jackie Nava, y la monarca internacional súper mosca, Mariana Juárez –ambas del CMB– están dispuestas a enfrentarse en peso pactado. Aunque la Barby pide una paga de un millón 500 mil pesos.

Sulaimán reconoció que esa percepción “sería excelente, más que digna. Porque revaloraría la calidad de las dos pugilistas”.

Y sentaría, afirmó, “precedente para empezar a pagar bolsas adecuadas a las mujeres, que hacen el mismo esfuerzo que los hombres y en muchos casos tienen la misma calidad técnica”.

Ya descubrió el agua tibia el titular del CMB.

El dirigente consideró un espectáculo extra del combate poner en juego el cinturón diamante del CMB –reservado sólo para los grandes peleadores y que en julio de 2011 lo disputaron Ana María Torres y la propia Nava– porque sería una buena forma de dar un reconocimiento adicional a estas peleadoras, de allí que si los promotores lo solicitan, cuentan con la autorización.

Comentó que sería importante dar a las contendientes el trato que se merecen en lo económico, por lo que se mostró emocionado con la posibilidad de que puedan percibir esa bolsa, además de que debería ser el pleito estelar de la función, sin importar la sede.

Y cómo se va a emocionar, si recibe un porcentaje por cada combate avalado por el CMB.

En declaraciones telefónicas a medios de comunicación, la Princesa Azteca comentó que sus promotores trabajan con los representantes de la Barby para establecer las condiciones del pleito.

Y aunque le habría gustado concretarlo para el 6 de diciembre, deberá esperar hasta 2015, ya que Juárez se recupera de una lesión en el hombro derecho.

“Se trata de dar un buen espectáculo al público. Por eso lo mejor sería que ella no suba mucho de peso y yo no me sacrifiqué tanto hacia abajo. Lo ideal sería pactar una división intermedia para agradar al público”, precisó Nava.

Juárez no tiene ningún inconveniente en subir unas libras, porque tiene la certeza de que en nada le perjudicará, más allá de que Nava sea una peleadora de poder y fuerte pegada.

“Seguimos luchando por mejores bolsas. Pero tenemos un buen terreno ganado. No se pierde la esperanza”, confió Ana María ‘La Guerrera’ Torres, considerada por muchos la mejor boxeadora que ha tenido el pugilismo mexicano.

“Si ya no me tocan a mí mejores bolsas, le tocarán a las compañeras. La lucha vale la pena. Sí creo que se va a lograr”, añadió.

Es el pugilismo rosa irremediable carne de cañón.

Sobre todo de la telemierda y empresarios boxísticos sin escrúpulos.

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