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Flotar no es gobernar, decía don Jesús

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La deplorable situación que padecemos de inseguridad, corrupción e impunidad demuestra aquel apotegma político de D. Jesús Reyes Heroles: “flotar no es gobernar”, porque si la autoridad actual hubiera asumido su responsabilidad, no andaríamos como andamos.

 

Todos los días oímos afirmaciones contundentes de que no se tolerará a los anarquistas, iremos contra los emboscados, el gobierno no tolerará burlas a la ley; pero la realidad monda y lironda grita lo contrario: la delincuencia se han apoderado de la vida pública y tienen secuestrada a la población.

Quiso darse la impresión de que disminuirían los asesinatos, se abriría una etapa de seguridad y libertad para los mexicanos y los delincuentes serían controlados; pero vemos que los asesinatos, extorsiones, secuestros, cobro de piso y demás aumentan, y la corrupción es el pan de cada día.

Eso recuerda otro célebre aforismo de Reyes Heroles: “problema que se soslaya, estalla”.

Ahora anuncian una reforma del Estado de Derecho, nueva política de justicia y dizque cirugía mayor a las policías municipales para que no se coludan con el narco. Eso ya lo prometieron y todo sigue igual: nada se hace con alcaldes, gobernadores y funcionarios, cómplices del crimen organizado 

Y luego extraña la amenaza extremista de los normalistas de Ayotzinapa de radicalizar sus protestas, si Peña Nieto no renuncia en seis días.   

No atender las demandas justas del pueblo: seguridad, respetar derechos elementales y frenar la corrupción –que son irrenunciables– ya no debe conculcarlas un gobierno perito en publicitar planes, proyectos, promesas, que no concreta en hechos y son su mensaje diario.

Tras recibir una economía sólida y con perspectivas de expansión, vemos, por desgracia, la economía estancada, el desempleo cunde, aumentadas la pobreza y miseria; pero el gobierno no se detiene en aumentar impuestos y gastar a raudales.

Es lugar común invocar los sueldos y prestaciones escandalosas de los altos funcionaros. Los ministros de la Corte, los magistrados del Tribunal Federal Electoral, los consejeros del Instituto Electoral y de muchos otros organismos perciben mensualidades mucho más elevadas que el Presidente de la República, que legalmente no debe superarse.

Las sangrías del erario no sólo se dan en esos rubros y en las canonjías de diputados, senadores, gobernadores y otros funcionarios, sino en los dispendios flagrantes que vemos constantemente y no se frenan, mientras cada vez más se estrechan para las clases medias y bajas sus posibilidades de ganar lo necesario para su subsistencia y para cumplirle al fisco.

Se repitió hasta la saciedad que las reformas estratégicas traerán grandes beneficios al país, y ojalá de veras traigan dinero a los bolsillos de tanto mexicano ya desesperado, y no quede todo en una promesa más.

Y eso, aparte de las rapiñas de funcionarios y políticos de dinero público, una de cuyas expresiones más vivibles son los desfalcos de gobiernos municipales y estatales, traducidos en el incremento de las deudas de municipios y estados, que no se ve para cuando sean frenados y menos se sancione a los culpables.

Mientras, comprobamos de continuo que no se atiende el irrenunciable derecho de todo ser humano de expresar sus reclamos a la autoridad con libertad, orden y pacíficamente. (Tienen más garantías los anarquistas). Todo eso corrobora que el gobierno ha desistido de ejercer su autoridad y lleva a citar otra advertencia axiomática de Reyes Heroles:

“Nunca hay ausencia de poder. Si el Estado lo pierde, automáticamente lo obtienen los partidos, grupos o clases”. 

Así se explica el señorío actual del crimen organizado y de los delincuentes, contra los que no bastan pronunciamientos, promesas o frases tronantes, si la autoridad incumple la responsabilidad que le entregamos los ciudadanos mediante el voto, pues la democracia no es sólo para empoderar a los políticos, sino también para exigirles que cumplan su deber.

Abundan los llamados a frenar a los anarquistas, que quieren esconder su cobardía en sus capuchas. El secretario de Marina, almirante Vidal Soberón recalcó en el 183 aniversario de la Armada de México que debe aplicárseles la le, y el nuevo presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Luis Raúl González enfatizó que “los gobiernos violan los derechos de los ciudadanos, si no combaten la violencia”.

Si esto persiste, cada día crecerán las mafias y los impostores, para los que por desgracia abundan los defensores, que en realidad son de los mismos.

Cerremos el comentario con otra máxima reyeheroliana: “En política, tan difícil es ocultar el engaño, como la verdad”.

Y con otra, que no tiene desperdicio: “Es iluso esperar que los problemas se resuelvan solos, en lugar de enfrentarlos”.

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