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AMLO, a Días de Ceñirse la Banda Presidencial

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Zona Sísmica

Marco Polo Aguilar

*Histórica oportunidad de recomponer el país

*Quien no comunica no gobierna, premisa vital

Estamos a días de que Andrés Manuel López Obrador se convierta en el presidente Constitucional de la República Mexicana.

 

En México y más allá de sus fronteras, existe la confianza de que al llegar el primer día de diciembre, la tan llevada y traída Cuarta Transformación haga realidad el sueño de reconstruir la nación, esa que estamos acostumbrados los mexicanos se reinvente cada seis años, cuando un nuevo presidente se coloca la Banda Presidencial ante el Congreso de la Unión, allá en San Lázaro.

No pasa desapercibido que López Obrador recibirá un país casi en ruinas, en la quiebra, como él mismo lo ha sostenido y que el diccionario de la Real Academia Española define como el hundimiento y descredito de un sistema, es decir, no solo es la ruina económica, sino también el desastre político y social.

Un país colapsado en sus instituciones públicas, en las que la corrupción es el pan de cada día; con una violencia desbordada, arropada por la impunidad debido a la mala impartición de justicia; con una frágil economía, que se sostiene con alfileres y que el anunció de la cancelación del aeropuerto en Texcoco cimbró, para que el dólar se elevara más allá de los 20 pesos y con una crisis política de corrupción, que ha colocado a los políticos en un vergonzoso lugar por debajo de los policías.

La oportunidad que tiene AMLO de recomponer el rumbo de México, se presenta histórica.

El desencanto político, la debacle social y el quebranto económico, exigen de acciones correctivas que puedan dar un golpe de timón a la nave que, desde hace seis años, no ha tenido capitán, mientras el barco flota al garete en mar abierto, con la zozobra de naufragar en cualquier momento.

Precisamente, los días por venir, serán de trabajo intenso. Ya el ahora presidente electo hizo un llamado a secretarios de estado, gobernadores, presidentes municipales y a todos los funcionarios que lo acompañarán en su sexenio, a generar inercias que apoyen su gestión y que abran a su administración la auténtica oportunidad histórica del cambio.

Para darle una mejor fisonomía a México, los pasos inmediatos que se darán al inició del nuevo régimen serán: retomar el control y las finanzas públicas para iniciar de inmediato un saneamiento; una distribución equilibrada en el gasto público, impulsando el ejercicio de un gobierno austero, con recortes promovidos en la cuenta pública en diferentes rubros y una lucha frontal contra la corrupción, la impunidad, la violencia y la inseguridad, males que parecen estar sentando sus reales y que son la causa del porqué la sociedad mexicana enfrenta una de las más graves crisis de valores en su historia.

Sin embargo, un tema que no queremos pase de noche, como bien insiste el periodista Roberto Vizcaino en su leída columna Tras la Puerta del Poder, es el del nuevo modelo de Comunicación Social en México.

Al respecto, Vizcaino señala que Liébano Saénz, un político conocedor de los medios de comunicación afirma: Gobernar es comunicar. Es decir, dicho en otras palabras, simples y sencillas: quien no comunica no gobierna.

No atender la anterior premisa, pone en riesgo la continuidad del trabajo realizado e imposibilita dar respuesta a una sociedad cada vez más demandante e inmersa en los procesos transformadores del país. La adecuada vinculación e interacción con los medios de comunicación, sabemos, es determinante para la consecución de los objetivos y está comprobado.

Por eso, el estado precisa fortalecer el campo de lo social por la vía de la ampliación de las libertades ciudadanas, especialmente las relacionadas con la libertad de información. La democracia necesita de resultados concretos, de razonables avances para evitar el desprestigio y vacunarse frente a las tentaciones de la regresión autoritaria.

Seguramente, estos son temas que ya tiene contemplados el régimen que se avecina. Aunque sabemos, muchas asociaciones de periodistas ya se han organizado para fortalecer el campo de la comunicación con el nuevo gobierno y se encuentran trabajando de forma apremiante para que la Cuarta Transformación considere y ponga mayor atención al derecho a la información y a la libertad de expresión.

En este sentido, la Fraternidad de Reporteros de México y el Club de Periodistas, realizará el próximo miércoles 14 de noviembre el I Foro Nacional de “Periodistas y Comunicadores ante la Cuarta Transformación del País”, que tendrá como objetivo, se dice, “analizar la situación del gremio a nivel nacional y proponer cambios legislativos y políticas públicas para revertir el clima de agresiones en su contra, así como para alentar acciones en los rubros salarial, laboral, empresarial y de seguridad que lo beneficien y se traduzcan en una mejor profesionalización de comunicación e información hacia la sociedad”.

Cuantas veces no hemos sido testigos que otras agrupaciones de periodistas han realizado foros, debates, mesas de trabajo y un sinfín de actividades para defender la labor de los periodistas y nada se ha concretado. Ojalá esta no sea una más para sólo alborotar la gallera y se llegue a un buen fin, sobre todo por los riesgos que esta actividad ha tenido en nuestro país, en donde la práctica del periodismo se ha convertido en un peligro, ya que México está considerado en el ranking mundial como el segundo país más peligroso para ejercer el mejor oficio del mundo.

En otros estados, por ejemplo, como en Guerrero y recientemente en Chiapas, se han utilizado otros mecanismos casi oficiales, como el Fondo de Apoyo a Periodistas (FAP), que no es otra cosa más que un programa social, incluso aprobado por el Congreso de los estados, que permite a los periodistas tener acceso a beneficios sociales, como seguridad social, crédito para casas, seguro de vida y otros beneficios para los periodistas y sus familias.

Sin embargo, a pesar de contar con un Comité Técnico, en el FAP, sobre todo en Guerrero, se han filtrado personajes que nunca en su vida han ejercido el periodismo y que tienen otra actividad como forma de ganarse la vida, lo que pone en entredicho las actividades de las agrupaciones de periodistas, que aunque tengan buena voluntad para hacer las cosas, se distorsionan por el oportunismo de personas que nunca en su vida han trabajado en alguna empresa que edite o que ellos mismos sean dueños de un medio de comunicación.

Mientras tanto, sean bienvenidas todas las reformas y nuevas normas para lograr una justicia laboral y dignificación del periodismo mexicano. Hasta el momento, la labor necesaria de los periodistas ha estado limitada por el estricto control del gobierno y la explotación laboral de los dueños de los medios y esto ha evitado que en nuestro país exista un periodismo libre y democrático. Sobre todo, una profesión justamente retribuida que impida la tentación de caer en la fascinación del dinero fácil a costa de la inmoral venta de la verdad. ¿O tú qué opinas amable lector?

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