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Respuesta a Coparmex y CEE: Control de Precios

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Silabario de política

 

La Coparmex y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) rechazan el aumento de 15 por ciento al salario mínimo general (SMG) porque quieren mantener los privilegios recibidos del neoliberalismo, como el tope salarial, que redujo a miserables los salarios para atraer al capital exterior e impuso que los aumentos a trabajadores fueran menores que 4.5 por ciento anual, indefinidamente. Así los enriqueció más a los empleadores.

 

 

En realidad los espanta que ese porcentaje será punto de partida para revaluación de los salarios contractuales, pues en su proyecto “Hacia una nueva cultura laboral”, aprobado en 2016 por el charrismo sindical y el gobierno corrupto ya eliminado, confiesan que “Muy pocos trabajadores perciben el SMG, especialmente en la economía formal. Pueden ser hasta 3.5 millones, esto es menos del 10% de la planta ocupada. El incremento a este pequeño número de trabajadores no afecta al conjunto de los precios. ‘No pinta’ en el conjunto de la economía.”

Líderes charros y la dictadura de partido aceptaron encantados la propuesta de Coparmex en ese documento: “Llegar a la línea de bienestar (…) propuesta por el CONEVAL para el segundo semestre del 2017, y de ahí incrementar el Salario Mínimo en forma gradual y responsable a fin de que llegue a cubrir la línea del bienestar para una familia de 3.5 individuos promedio, para el 2030.”

Lo que ahora defiende y exige aplicar es la propuesta que hizo en el 2016: dar aumentos anuales de 5.8 a 8.5 pesos reales a los minisalarios, para que en el 2030 éstos sean de entre 162.35 y 194.68 pesos al día, “con el ingreso de 1.7 a 2 personas del núcleo familiar trabajando en la economía formal.” Por esto dice que aceptaría la propuesta gubernamental si del 15 por ciento el gobierno federal pone diez y ellos cinco. Le saldría más barato.

Así, campechanamente, los cresos favorecidos por la corrupción del sistema político defenestrado decidieron que dos integrantes de cada familia mexicana trabajen a la vez si quieren ganar lo suficiente para pagar la canasta alimentaria y no alimentaria. Como si no fueran razón de que desde hace décadas que la familia se desintegró porque padre y madre ganan la calle en pos del sustento, siempre magro.

Está visto que empresarios y comerciantes quieren seguir enriqueciéndose explotando a ridículo precio la fuerza de trabajo a la par que aumentan los precios de artículos de consumo necesario y bienes duraderos más allá del índice de inflación, con lo que reponen mucho más que el desembolso por los aumentos. Y es de preverse que la carestía será mayor porque repercutirán ese aumento al consumidor final, como hacen siempre.

El Consejo Coordinador Empresarial explica que se opone porque en este momento crítico es más importante mantener y recuperar empleos que perseguir un objetivo aislado de mejorar el salario a algunos, a costa de más informalidad y desempleo de muchos, y la Coparmex sacude ruidosamente el petate del muerto diciendo que se arroja a millones de micro empresarios toda la carga del incremento, y con ello es inminente la quiebra de miles y miles de negocios.

El aumento salarial de 15 por ciento directo al salario mínimo, que lo sube de 123.22 a 141.70 pesos, más que justo y necesario como dijo el Presidente López Obrador al anunciar su aprobación, es un acto de justicia a los trabajadores muchos años diferida de antaño y en mayor grado a partir de 1982 con la instauración del neoliberalismo y la total subordinación del régimen al Fondo Monetario Internacional (FMI).

En comunicado de prensa y mensaje a la Conasami para justificar su “razonado rechazo” a ese incremento, la Coparmex se ridiculiza sin límite, pues alardea que “hemos sido impulsores del incremento histórico en el salario mínimo en los últimos años”, cuando desde 1982 aceptó de mil amores el tope salarial impuesto por el neoliberalismo, con el que los aumentos a salarios se subordinaban al índice de la inflación, nunca mayores que 3.5 a 4 y 4.5 por ciento anual.

Para justificar la desmedida explotación que durante 36 años facilitó el tope salarial, único en el mundo, los empleadores, es decir empresarios y comerciantes, declaraban como hacen ahora, que aumentos mayores serían inflacionarios como afirmaba el gobierno, y conllevarían desempleo porque quebrarían muchas empresas. Insisten que “Ante la crisis los aumentos irracionales aprobados sin consenso propiciarán cierre de negocios y pérdida de empleos.”

La Coparmex contradice su “Hacia una Nueva Cultura Salarial”, donde declara que tiene “como misión contribuir al establecimiento de condiciones para la prosperidad de todos los mexicanos, que propicien una creciente cohesión social y para que las empresas se desarrollen, multipliquen y cumplan con su función creadora de empleo y de riqueza con responsabilidad social” 1 , Coparmex representa causas mucho más amplias que los intereses directos y legítimos de sus afiliados, reconociendo a la empresa como medio de creación de riqueza económica para la sociedad y de crecimiento integral para todos los que la conforman, ya que defiende principios y valores, no privilegios.” 

 El gobierno federal debe restablecer el control de precios implantado en 1946 para evitar la especulación, desechado en 1982. Sólo se mantuvo en aceite comestible (poco tiempo), pan blanco y tortillas; si no, volverá la carrera salarios-precios, benéfica para los empleadores, entre éstos los comerciantes. Paralelamente, hacer efectiva la ley relativa al aumento en las rentas de casa-habitación, de diez por ciento del fijado a los minisalarios.

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