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¿Escritor López Obrador?

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Francisco Gómez Maza 

Análisis a Fondo 

  • El riesgo de escribir sobre los hombres del poder 
  • Nada puede resistir el odio de un presidente

Escribir libros críticos sobre los de los hombres de poder puede resultar peligroso, más si se trata de un gobernante. Un reputado abogado que conoce las entrañas del sistema, José Elías Romero Apis dice que cuando, alguien se atreve a escribir sobre los hombres del poder, puede tener preparada una celda con su nombre. Romero Apis recuerda que Miguel Alemán Valdés decía que no hay fortuna ni fuero ni amuleto que puedan resistir el odio de un presidente.

 

Pero el trabajo de los periodistas es ante todo pedir cuentas al poder, como lo dice Martin Baron, director del Washington Post y cuyo antecesor Phil Graham, sostenía que el Periodismo es el primer borrador de la historia.

Andrés Manuel López Obrador quien se define como un político, politólogo y escritor es autor de una serie de panfletos, los que asegura le dejan ganancias millonarias para vivir. Pero como decía el filósofo Epicuro, los mamotretos del Peje han resultado simples rayas en el agua.

El extremo es cuando los políticos buscan convertirse en “escritores”, aunque hay sus excepciones. El primer ministro británico Winston Churchill, por ejemplo, llegó a ganar el Premio Nobel de Literatura. Los historiadores le atribuyen haber sido un líder vigoroso y eficaz; el mejor estadista británico del siglo XX. 

El interés por el periodismo y la literatura fue una constate en su vida. Churchill trabajó como corresponsal de guerra, cubriendo la rebelión cubana contra España (1895), y las campañas británicas en la frontera noroeste de la India (1897) y Sudán (1898). Durante la guerra Boer (1899) en Sudáfrica, enviado por Morning Post, fue hecho prisionero, pero su audaz fuga recorriendo más de 400 kilómetros hizo de él un héroe popular. A los 26 años ya había escrito cinco libros. Siguió escribiendo biografías –destacan las de sus antepasados, los Malbouroughs. Tras su amarga derrota en las elecciones de julio de 1945, comenzó a escribir sus memorias personales, especialmente centradas en las dos guerras mundiales.

Otros casos son los de dos presidentes de Estados Unidos, por ciertos rivales irreconciliables, quienes fueron buenos escritores. John F. Kennedy y Richard M. Nixon.

Kennedy incluso ganó el Pulitzer por su obra Perfiles de valor, escrita desde su cama de una convalecencia tan larga que le permitió escribir un libro. Nixon, por el contrario, fue más profuso en su obra literaria, también dotada de virtudes. Entre sus libros destacan Líderes, La verdadera guerra y La verdadera paz. Kennedy escribió antes de su presidencia y Nixon después de ella. Otro presidente estadounidense escritor fue James Madison, coautor del El federalista, obra obligatoria para los abogados y los políticos. Pero, de nueva cuenta, ésta no es una biografía propia sino un excelente tratado de teoría política.

Charles de Gaulle escribió muchísimos libros, quizá 20 o 30, pero destacan sus Memorias de guerra donde hay inevitables referencias a sus recuerdos. Pero él no es el actor principal de sus libros. Mao Tse Tung tuvo un best seller titulado El libro rojo, pero este fue un doctrinario ideológico no un glosario personal. Casi todos los gobernantes han tenido pluma y la han usado, porque es muy raro aquel que no quiera agregar un libro a su inmortalidad.

En el caso de México, Benito Juárez escribió sus Cartas para mis hijos y Madero redactó su Epistolario. Ambos títulos no son autorales sino que fueron creados para las ediciones que hicieron las posteriores generaciones, agrupando las respectivas colecciones de cartas, ejercicio muy practicado en esos tiempos. Sin embargo, el libro más importante de Madero fue La sucesión presidencial, convocatoria a la democratización o a la rebelión, obra literaria que tuvo la magia de provocar una revolución en un país de analfabetas, donde casi nadie la había leído, pero casi todos hablaban de ella.

A diferencia de estos líderes y estadistas, algunos gobernantes mexicanos han escrito algunos mamotretos como “legados”.

Habrá que esperar qué piensa escribir López Obrador para justificar su paso por el poder.

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