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Dos violaciones: inmunidad diplomática y derecho de asilo

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Francisco Gómez Maza

Análisis a Fondo

·        A la espera del fallo de la Corte Internacional de Justicia

·        Confrontación política convertida en asunto de barandillas

 

El gobierno de México, representado por Andrés Manuel López Obrador, intenta por todos los medios legales de la Organización de las Naciones Unidas, que el allanamiento de la embajada mexicana en Quito, así como el secuestro del ingeniero Jorge Glas, ex vicepresidente en el periodo izquierdista de Rafael Correa, quien estaba asilado en la sede de la representación mexicana, no queden impunes. Son dos violaciones imperdonables cometidas por el gobierno de Daniel Novoa, tanto de la soberanía mexicana en el territorio ocupado por la representación diplomática, como del derecho de asilo a perseguidos políticos. El edificio de la embajada es territorio mexicano y Glas es perseguido político por el actual gobierno bajo la acusación de actos de corrupción, que estaba bajo la protección mexicana. Y no es más que la persecución de un gobierno de ultraderecha, el de Novoa, en contra de un gobierno popular de izquierda, encabezado por Correa.

 

La semana pasada, el Gobierno de México concretó la demanda penal en contra del gobierno de Ecuador por el allanamiento policiaco y armado de la embajada mexicana en la capital ecuatoriana, la ciudad de Quito, así como por el maltrato policiaco contra el personal de la representación diplomática y la violación al derecho de asilo diplomático con el secuestro violento y agresivo del ingeniero Glas. La acusación la presentó la secretaria de Relaciones Exteriores mexicana, Alicia Bárcena Ibarra ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), brazo judicial de la Organización de Naciones Unidas. Los medios informativos del mundo destacaron, en sus primeras planas tanto impresas como electrónicas, la acusación mexicana, así como las declaraciones del embajador portugués António Guterres, secretario general de la ONU, quien se mostró alarmado por las agresiones de Novoa contra México, demeritando la calidad moral de su gobierno que, inclusive, le permitió ser miembro del Consejo de seguridad del organismo multinacional.

México había concedido asilo al exvicepresidente ecuatoriano, que se refugiaba en la embajada desde diciembre. Sin embargo, el Gobierno delirante de Daniel Noboa argumentó que las normas diplomáticas normales no eran válidas debido a los cargos de corrupción a los que se enfrenta el ex vicepresidente correísta. Glas se enfrenta a nuevos cargos de corrupción, tras haber sido condenado en 2017 por presuntamente aceptar sobornos de la empresa constructora brasileña Odebretch, que corrompió entre otros muchos presidentes del mundo, al mexicano Enrique Peña, delito por el cual sufre proceso penal el ex director de la empresa mexicana Pemex (Petróleos Mexicanos) a cambio de la adjudicación de contratos del Gobierno. E exvicepresidente Glas argumenta que las nuevas acusaciones tienen motivaciones puramente políticas contra el ex presidente Rafael Correa.

De acuerdo con un comunicado oficial de la Secretaría General, oficina de Guterres, emitido el sábado 13 de abril, el Secretario General expresó estar alarmado por la entrada, por la fuerza de los cuerpos de seguridad ecuatorianos, en la Embajada de México en Quito, e hizo un llamamiento a la moderación, y exhortó a ambos Gobiernos a resolver sus diferencias por medios pacíficos. Guterres reafirmó “el principio cardinal de la inviolabilidad de los locales y del personal diplomático y consular”, y subrayó que ese principio debe ser respetado en todos los casos, de conformidad con el derecho internacional. Además, Guterres señaló que las violaciones de este principio “ponen en peligro la prosecución de unas relaciones internacionales normales, que son fundamentales para el avance de la cooperación entre los Estados”. Habrá que estar a la expectativa de la sentencia de la Corte que obviamente tiene que ser a favor del gobierno mexicano, que es el agredido por las decisiones de Novoa.

Los gravísimos hechos ocurridos en Quito y la acusación de México contra el presidente ecuatoriano ponen a prueba al sistema de justicia internacional, “Esto nosotros lo vemos como un evento gravísimo, pero que puede ser un ejemplo de qué postura debemos tener como país soberano, independiente, frente al sistema jurídico internacional. Se nos han sumado muchos países, no solamente de América Latina y el Caribe, prácticamente todos: Estados Unidos, Canadá, casi todos los países de Europa. Ahora el Medio Oriente se está empezando a sumar, Asia, Pacífico”, concluyó la ex secretaria ejecutiva de la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL) y actualmente representante de México ante el mundo.