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En Busca de la Constitución Perdida

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Diputado 501

Antonio TENORIO ADAME

La Constitución contiene 136 artículos de los cuales sólo 22 no han sido reformados; el resto ha sufrido 748 modificaciones, de las cuales 56 corresponden al régimen de Morena.

 

Días antes de conmemorar los 106 años de la Constitución vigente, al presidente López Obrador le dio “mucho gusto” que Cuauhtémoc Cárdenas se deslindara de los “moderados que en realidad son conservadores”, dejando al lado su calificativo denotativo de “adversario”, porque son tiempos de definiciones, subrayó, “en donde se debe decidir si se está con el pueblo o la oligarquía”.

POR LA NEGATIVA

Ese instante somero queda marcado como un hito histórico, donde el aplazamiento de la resistencia sostenida para revertir las más de 700 distorsiones a la Constitución, como proyecto auténtico de formación nacional con propósito de adocenar el desarrollo capitalista al país, donde prevalecen formas comunitarias de propiedad social y nacional.

Fue el caso de Madero, quien derrotó a Porfirio Díaz, a través de un proceso iniciado con la publicación del libro “La sucesión presidencial de 1910”, que dio lugar a la formulación del Plan de San Luis de octubre de ese año, en el que se llamaba al derrocamiento armado del dictador Victoriano Huerta.

En el presente, Cuauhtémoc Cárdenas escribió “Por una democracia progresista”, donde se traza la línea del tiempo del libro, analiza las ideas de la Revolución Mexicana, de la izquierda de la Guerra Fria con el Movimiento de Liberación Nacional en 1961, de la Corriente Democrática ; y Frente Democrático Nacional (1986 a 1989), para cerrar con propuestas a los reclamos sociales del presente.

Las reflexiones vertidas en la ”Democracia progresista” ha servido en la elaboración de la plataforma política del grupo ciudadano plural: “Méxicolectivo”. En cumplimiento de un principio sustancial del cambio político, “Primero el programa después el candidato”.

El presidente López Obrador cayó en la desmesura, al advertir (¿amenazar?) a quien fuera en 1988 el principal impulsor del cambio democrático que hoy se vive en el país, como el mismo reconoce como “precursor”, sin dejar de calificarlo como su posible “adversario”.En realidad, le adjudicaba el desenlace de la 4T, cuya responsabilidad el Ejecutivo le compete directamente a él.

Más allá de la lealtad que AMLO debe al ingeniero Cárdenas, cuya nominación de “precursor” le reconoció al admitir su razón fundacional, es común que en política nadie agradece nada a nadie; sin embargo, lo que corresponde ahora es cumplir los deberes ciudadanos y ser congruentes con los sentimientos de patriotismo que anidan en cada mexicano, para pensar a favor del interés de la nación.

El deslinde que propone el Presidente es excluyente entre “oligarquía o pueblo”, corresponde a una definición sociológica pero no a nuestra forma de gobierno, o forma de Estado, como lo establece la Constitución en sus términos de soberanía, (39 const.), república representativa, democrática, federal, con Estados libres y soberanos (40 const.) .

POR LA AFIRMATIVA

En la memoria de la nación existe vivo el llamado en el Congreso que reclamaba Mariano Otero, con su “voto de las minorías”, 5 de abril de 1847, en la discusión de la Acta de la Federación, poco antes de la Guerra con los Estados Unidos, era precisamente a favor de la forma de gobierno federal, de la unidad de la nación por la unidad del territorio. No fue posible que la voz del legislador moderado fuera plausible a la defensa del mantener íntegro el territorio.

La admonición a Cárdenas, también busca acallar las voces de unidad nacional a favor del interés de los mexicanos; la oligarquía subsiste en razón de la desigualdad e inequidad que se refleja en la distribución del ingreso y la riqueza social. Su resultado es la pobreza en que se encuentra sumida 56 millones, cuya fuente de abasto descansan, tanto en razones de desequilibrio social crónico acumulativo creciente, como del desorden e irregularidades que genera las condiciones concentradoras del mercado en sus funciones internas, como de nivel supranacional en la asimilación propiciatoria del TEMEC.

Esa pobreza multidimensional fue posible por la deformación que ha sufrido la Constitución mexicana de 1917, que desquició al proyecto nacional de orden social y modelo de desarrollo con control del mercado y propiedad originaria de la nación, misma que ha devenido a una población extenuada con niveles de sobrevivencia, en el subempleo de condiciones precarias.

En la Constitución de la nación originaria y derechos sociales de 1917 sobresalen más de 748 reformas al articulado, de los cuales solo 22 no han sido tocados; en cambio, los que se modificaron con mayor intensidad son el 73, relativo a las facultades del Congreso con 85 cambios; el 123 relativo al trabajo con 27; con referencia a la propiedad originaria de la nación es el 27 con 20; el 89 facultades del Presidente, y el 74 de las facultades exclusivas de la Cámara de Diputados con 18, igual que el artículo 4 del desarrollo de la familia.

La razón de esos cambios son múltiples, merecen ser estudiadas, los límites del texto imponen una importante y consiste en la pretensión de alcanzar las formas de vida del vecino del norte, bajo la cubierta de modernidad, y han llevado a los Jefes del ejecutivo a introducir normas que alteran la forma de gobierno o a modificar el modo de producción o mercado.

Los Presidentes que introdujeron las reformas agresivas al texto de la Constitución de la nación originaria fueron Salinas 55; Zedillo 78;Fox 31;Calderón 110 y Peña Nieto 155, el primero al reformar el carácter inajenable de la tenencia de la tierra de propiedad social en el artículo 27, y el segundo con las 12 reformas estructurales al romper la prioridad de los bienes capital de las empresas para estatales de energía, Pemex y CFE.

El Presidente no logró revertir las reformas neoliberales como aconteció con la reforma energética, que al promover su modificación constitucional fue frenada por la minoría de los diputados, forzando a solo hacer ajustes en la Ley General de Energía para otorgar prioridad al corporativo estatal para la asignación en la distribución de fluido eléctrico en la red distribuidora de propiedad de la CFE.

La LXV Legislatura no logró una reforma general a la Constitución como fuera el compromiso de Morena en su arribo al poder; las veces que lo intentó fue obstruida por la oposición, como ocurrió en la asignación de la Guardia Nacional al Ejército o la ampliación de la presencia de la Fuerzas Armadas hasta 2025 cuando no alcanzó la mayoría constitucional.

Trump se burla de la 4T por la facilidad de conseguir que la 4T aceptara el Capítulo 122 para que los migrantes en la frontera con Estados Unidos aceptaran “quédate en México”.

Es por eso que cualquiera de las “corcholatas” de Morena que llegara a la Presidencia de la República, o el candidato de oposición que saliera victorioso, conviene a la nación que la LXVI Legislatura se integre con experiencia y compromiso de responsabilidad, para construir una política de defensa de la soberanía nacional.

PARA CAMBIOS CONSTITUCIONALES

El reto de hoy es fortalecer a las fuerzas progresistas al poder presidencial con una constitución defensora del interés nacional bajo el palio de la integración continental comercial que se muestra dominante y excluyente de los intereses propios de la nación, Más aun cuando el proyecto continental tiende a la asimilación asimétrica e inequitativa que a la regulación gradual de las desigualdades, quedando a la merced de las fuerzas del mercado y el desamparo de expoliación de los recursos naturales y sociales del país que inciden en aumentar las corrientes migratorias.

Las elecciones del 2024 van a definir nuestra viabilidad de nación soberana.
¿Será posible avanzar?

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