Jorge Meléndez Preciado
Cerrar los ojos lleva al absurdo y siempre a la derrota. Eso los sabemos quiénes fuimos comunistas y al hacer críticas aquí o en el extranjero fuimos catalogados de “hacerle el juego al enemigo”.
Antes de la invasión de la URSS a Checoslovaquia, con las reformas de Alexander Dubcek y Ota Sik, se abrió la puerta para una urgente renovación. Pero la entrada de tanques a Praga llevó al fracaso cualquier avance del socialismo que no fuera ordenado desde Moscú, algo que condenamos los jóvenes enérgica y tajantemente.
Y todo acabó mal, no por la “superioridad del capitalismo”, sino por los errores propios que insistían torpemente: con buena voluntad se resolverán los problemas en lugar de ir a fondo en muchas reformas, que ya habían planteado innumerables críticos del estalinismo.
Esto viene a cuento porque no tiene caso denigrar la marcha del domingo 16 y las otras dentro y fuera del país.
La Plaza de la Constitución no tiene capacidad para más de 90 mil personas, esto los sabemos los periodistas que medimos la superficie. Por eso resulta contraproducente que varias autoridades digan que un cantante reunió a ¡300 mil asistentes! Lo mismo que ahora los de la última concentración quieran sacar cuentas alegres: “¡Somos 500 mil los presentes!”, gritoneó Fernando Belauzarán! (sic enloquecido).
Pero lo importante es que va creciendo una ola que por miles de apoyos económicos, el desprestigio cotidiano de medios impresos a la 4T y la inconformidad de los problemas no resueltos posibilita que cientos de miles estén realmente molestos, todavía no inconformes.
Echarle la culpa a unos cuantos es fácil. Aceptar yerros y reorganizar las fuerzas es lo complicado.
Hay 18 meses para las elecciones y si esto queda en mensajes sin sentido de algunos y censuras airadas contra los que se han beneficiado a manos llenas del sistema: de intelectuales como Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín, hasta políticos como los pripanistas y los adláteres perredistas y galileos, más y empresarios que protegen los gobiernos locales y burócratas federales, hará que la elección del 2024 sea una batalla feroz.
¿No es hora, Andrés Manuel, de darle sentido real a Morena y evitar que sea un apéndice de vivales en muchas partes? ¿No es momento de cerrar filas y llamar a los aliados que han sido alejados por el egoísmo y la prepotencia de los burócratas a su alrededor? ¿No es tiempo de fortalecer los medios gubernamentales y darles un sentido de crítica y debate adecuado? ¿No es la ocasión para los que fallaron al preparar cuadros y metieron a sus cuates hagan las rectificaciones convenientes?
Algunos críticos del actual gobierno, quienes jamás defendieron a los opositores al sistema, ahora están de plácemes porque Estados Unidos- donde está su espíritu y dinero- nos dicen cómo debemos conducir nuestra democracia.
Jamás dijeron nada de los fraudes gringos ni de que el sistema yanqui va a la baja y la lucha política será entre dos octogenarios que ya no entienden a los jóvenes.
Si en realidad queremos que nuestros chavos entre 18 y 29 años, que rechazan a todos los partidos sin excepción, participen en el cambio hay que atraerlos no sólo con apoyos, sino dándoles las herramientas necesarias, ya que de no hacerlo, en efecto, el neoliberalismo les ofrece más atractivos aunque sean tóxicos y lleven a la humanidad a la ruina.
Bien que lleguen las inversiones de Elon Musk, pero no hay que olvidar que es quien ensaya todo para irse con pocos a otro planeta.
Mejor Raquel Buenrostro defiende nuestro maíz con dignidad y si hay apoyos la tortilla ya no será un disco volador en las mesas de nuestros compatriotas.
Es tiempo de recomponer la política, para que no sólo el 18 de marzo haya una súper marcha- en todas ellas hay acarreos, porque la gente no tiene para trasladarse-, sino el principio de una lucha donde participemos y quepamos todos.
@jamelendez44
