Jorge Meléndez Preciado
Iniciaron las precampañas (je, je) a la Silla Embrujada, que ocupará alguien en 2024.
Todo es una simulación, ya que las suspirantes Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez ya están muy conocidas. En tanto quien llegará, seguramente, en tercer lugar, Samuel García, apenas fue ungido por el Movimiento Ciudadano, aunque él no resulta importante, más bien su esposa: la influyente en redes sociales, Mariana Rodríguez.
Tres mujeres, pues, en competencia.
Marcelo Ebrard no estuvo en el arranque de campaña de Claudia y Adán Augusto asistió, pero entre la multitud. Heridas que deben cerrarse a pesar que se habla de Unidad y la ventaja de Sheinbaum es de 24 puntos ante la señora Gálvez (El Economista, 21 de noviembre).
La unidad del Frente opositor está derruyéndose a grandes pasos.
Renunciaron en estos días al PRI, Adrián Ruvalcaba, alcalde de Cuajimalpa- quien además llama a sus cercanos a votar por la reelección de Ernestina Godoy, a quien le faltan seis apoyos para continuar como Fiscal de la Ciudad de México. Y con Adrián se irá su amor, Sandra Cuevas.
También dijo adiós, algo esperable, Alejandro Murat, el cual, con su papi, José, fueron gobernadores de Oaxaca. Y dicen formarán un agrupamiento que seguramente llamará a votar por Morena.
Habrá más dimisiones en el antes invencible Tricolor, pero ya se avecinan en el PAN, pues, si hay candidaturas ciudadanas, los dejarán fuera de la pelea por huesos legislativos. Además, hay deserciones como en Yucatán, con Joaquín Huacho Díaz.
Santiago Creel fue desplazado por Alejandro Latapí, en la vocería. Y Santiago Taboada, que luchará por la capital del país tendrá fuego por todos lados debido a que se aprietan tuercas contra el Cártel Inmobiliario de Jorge Romero.
Súmele que 65 de 138 senadores se quieren reelegir. Igual que el 94 por ciento de diputados: 471.
¿Y el relevo generacional?
La clase media, a quienes deben captar los opositores para dar la batalla, escucharon hace poco que Xóchitl, Vicente Fox y Felipe Calderón están de plácemes por el triunfo de Javier Milei, en Argentina.
El Loco o El Motosierra, como le dicen por allá, afirmó: privatizaré todo lo que pueda, incluido el petróleo, la salud, la educación, los medios de difusión y un largo etcétera. Dolarizará la nación porque el peso argentino: es una mierda, dice, y tendrá como sus ejes a Estados Unidos e Israel.
Ni siquiera Donald Trump, Jair Bolsonaro o Nayib Bukele han llegado tan lejos. Pero ya sabemos que no hay límites cuando algún supuesto iluminado convence a una población donde las recetas de Carlos Menem y Mauricio Macri de endeudar al país al máximo han traído que el 40 por ciento de argentinos esté en la pobreza.
Ello más el fracaso del peronismo que no supo hacer un buen trabajo para ofrecer beneficios a los jodidos, amén de organizarlos para un cambio indispensable.
Por eso resulta acertado lo que me envía Enrique Condés Lara, Antonio Gramsci decía: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”.
¡Cuidado, México!
@jamelendez44
