Oro Sólido
Nancy Rodríguez
Un hombre bien educado, fino de trato, observador, con temperamento equilibrado y, estoy segura, sabedor de cómo y con quien es necesario alzar la voz.
Luis Videgaray Caso, el secretario de Hacienda, el hombre que nos ocupa y nos preocupa. Por qué. Porque es un gran conocedor de las finanzas en nuestro país y además posee larga y significativa experiencia, ya que encabezó respaldos económicos a empresas y varios estados de la República en su época en el sector privado.
Ahora, como responsable de la política económica de un país como México, además de operar financiamientos y dinero fresco a la actividad productiva, deberá poner atención porque lo observan sus hijos, su esposa, sus familiares, los suyos. Ellos serán, en primer lugar los beneficiados o afectados de sus políticas económicas.
No es necesario mirar más allá de nuestra casa, para saber qué hace falta en nuestro país. Falta fomentar el trabajo en equipo, ser solidarios y apoyar a nuestros compañeros.
En México, por ejemplo, carecemos de iniciativas en familia para acudir a centros hospitalarios de niños con enfermedades terminales para ayudar. No se acostumbra llevar comida o ropa a comunidades en pobreza extrema. Además, muchos de nosotros tenemos familiares en desgracia que necesitan apoyo moral y económico y no hacemos nada por ayudarlos.
Todo esto viene de familia y estoy segura de que en el hogar del Secretario de Hacienda pasa lo mismo. Porque así estamos acostumbrados lamentablemente.
Cómo podrá el Secretario Luis Videgaray transmitir estos valores a través de sus políticas económicas. Cómo dirigir con el corazón y la mente fría para que sus hijos y los nuestros vivan en un México mejor. Cómo mostrar la verdadera riqueza del ser humano y ponerla al servicio de la gente. Éste debe ser su mayor reto. Sus hijos lo observan y nosotros también.
La nueva era que vive México marca un parteaguas en la forma de dirigir la política económica. Ahora los mexicanos sienten, perciben y además conocen de la codicia y ambición desmedida de un ser humano dañado y corrompido por el dinero.
Hay que desenterrar el Oro Solido que todos tenemos.