Agora Deportiva
Jesús Yáñez Orozco
Después de los 180 minutos reglamentarios, los 11 jugadores de la Decepción Nacional devolvieron el alma al cuerpo a sus amos-dueños y patrocinadores. Evitaron que dejaran de ganar más de 600 millones de dólares, según cálculos extraoficiales. Cada uno de los nueve goles anotados a Nueva Zelanda, en el vergonzante repechaje para ir a dar pena deportiva al mundial de Brasil 2014, representaron unos 66 millones de Wachingtons. Billetes verdes, pues.
Tratados los Ratones Verdes como chachas futbolísticas desde hace más de cuatro décadas — cuando se sindicalizaron en 1971– luego de una hora 30 minutos de fulbito en el Estadio Azteca y Wellington, Nueva Zelanda, los eufemísticos “dueños del balón” estuvieron a punto de besarles los pies.
Incluso más arriba. Estoy seguro.
De esas anotaciones, el delantero del Santos, Oribe Peralta hizo cinco. Desconoce el significado monetario de su supermillonaria hazaña: 330 millones de dólares. Son oro molido sus pies. Podría hacer compadre a Carlitos Slim. Es decir, la friolera de unos 4 mil 300 millones de pesos. Cifra que representa más de 40 por ciento del avión en el que Enrique Peña Nieto desea volar como presidente de la República: 10 mil millones de pesos.
Nomás para darnos un quemón.
Especialistas en economía y mercadotecnia estimaban, antes de la ignominiosa repesca, que el futbol mexicano, televisoras y empresas anunciantes del Tridolor podrían dejar de obtener recursos por 600 millones de dólares si eran eliminados por los llamados Kuwis.
A ojo de buen cubero, diría al célebre Don Nacho Trelles –pues los federativos no suelen dar informes de ingresos y egresos para| eludir y evadir el fisco– si tomamos en cuenta que México ha acudido a los últimos cuatro mundiales, podríamos hacer un cálculo conservador de que los reumáticos ratoncitos habrían generado ingresos por unos cinco mil millones de dólares a clubes, federación y anunciantes. Pero, sobre todo, al duopolio Televisa-Azteca. Nada malos cuando están por cumplirse 20 años de estrangular, que no explotar, a la gallina de los huevos de oro del balompié nacional. Corre el riesgo de dejar de cacarear.
Y aún hay más: Entre 2006 y 2010 –“los hijos de Azcárraga” , pues ahora son jugadores del América, propiedad de Televisa, la mayoría de los miembros del “los nuestros”– generaron ingresos por 550 millones de dólares. De ellos, 20 por ciento fue para los 18 equipos de la Primera División. Cada uno recibió más de seis millones de dólares, según un estudio de la consultora en deportes CID.
Además, la FIFA recompensó con un millón 170 mil dólares a los clubes mexicanos que cedieron jugadores a la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010.
La Deserción Nacional –cada vez más jugadores rechazan ser parte de los Ratones Verdes— “es el producto estrella de la Femexfut y fuerte sustento de los ingresos a los equipos de la Primera División. Deja, además, al futbol mexicano en la banca, porque los clubes no están preparados para generar nuevas experiencias de marca –comercialización y mercadotecnia– debido a su falta de profesionalización y malas administraciones”, analizó Luis Felipe Noriega, director general de la Escuela de Estudios Universitarios Real Madrid-México. .
Sólo, en 1993, los derechos de transmisión de los verdosos Roedores, adquiridos por Alejandro Burillo Azcárraga para Televisa, significaron un ingreso de cuatro millones de dólares a la Federación Mexicana de Futbol. Esa cifra, vía el baloncito, podría haber ascendido a unos 100 millones de dólares. La empresa de Chapultepec 18 no da huarache sin paso.
Exprime hasta piedras. Por eso da nausea nauseabunda la repetición de programas desde hace 40 años. Por ejemplo, el vomitivo “Chavo”.
Y sí, con tanto biyuyo que generan sus pieseses, los miembros de la Desesperación Nacional son esclavos burgueses.
