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Cristian Castro vs EP(inochet)N

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Ágora Política

Jesús Yáñez Orozco 

Me queda más claro que el agua que Enrique Peña Nieto y Cristian Castro abrevan de la cultura de la telemierda, Televisa. Los libros y la escuela les pasaron en blanco. Por más que hago el esfuerzo no los puedo disociar. Se dan un ‘quién vive’ en cuanto a conocimientos, cultura, sensibilidad y sentido común ante  la realidad –el pueblo– que mira impávida sus desatinos verbales.

 

En el caso del Primer Mandatario, quien acaba de cumplir dos años en el puesto –impuesto por la Teledictadura Perfecta–, reflexionaba desde mi agorera ignorancia que después de Vicente Fox –quien con delicadeza campirana dijo a Fidel Castro aquello de: “comes y te vas”– en la sillita presidencial no habría otro igual en ella.

Me equivoqué.

Y de calle.

Para desgracia mía y, tal vez, del resto de los otros 120 millones de compatriotas y compatriotos.

Desde el surgimiento del presidencialismo en 1929, con el Partido Nacional Revolucionario, luego el Partido de la Revolución Mexicana y ahora el PRI, incluidos los dos sexenios panistas, el pueblo siempre ha hecho escarnio de los presidentes en turno, durante y después de su encargo.

Nadie escapa.

De Fox decían que, cuando había la boca, era como las gallinas:

“Da un paso y la caga”.

Igual que de los personajes de la farándula.

Recuerdo, por ejemplo, que todavía hay quien se desternilla con la confusión de la vedete Ninel Conde, quien dijo surimi en lugar de sunami. 

Practicamos el bonito deporte, catártico, de reírnos de nuestra mayor desgracia: el PRI. A la que no escapan, PAN ni PRD, ni los demás partidos bonsái de origen liliputiense.

Cuando me refiero a la P(inochet) es porque tengo los pelos de la burra en la mano, o al revés: Sólo en los primeros dos años de su gobierno, de acuerdo con versiones periodísticas, hay 42 mil asesinatos. Que, de mantenerse este macabro indicador, el final de su administración, en 2018, habría 120 mil  muertos, que son los que se calcula van, en total, en los últimos siete años.

Amén de los casos Tlatlaya, Estado de México, donde el heroico Ejercito Mexicano ejecutó, de manera extralegal, a 22 presuntos delincuentes, dos mujeres adolescentes entre ellos, y las desaparición de los 43 normalistas guerrerenses.

Más lo que se acumula diariamente.  

Vale destacar algunas características de Peña. Por ejemplo, rojo, es su color preferido. La película que más le ha gustado es Un Angel Enamorado, con Nicolas Cage. Es confeso católico

de nacimiento. Futbol es su deporte predilecto. Y le va a los Choricerdos del Toluca. Su género musical son  b(j)aladas en español. Seguro que ha de disfrutar las de Cristian Castro.

El pasado 7 de diciembre, durante el III Encuentro de la Comunicación, celebrado en Veracruz, dijo ante la cúpula de Televisa, encabezada por su propietario, el exquisito Emilio Azcárraga Jean, séptimo hombre más rico de México:

“Pero para el Presidente de la República –o séase, Peña Nieto– es motivo de orgullo tener a una empresa mexicana productora del mayor número de contenidos de habla hispana, que proyecta a nuestro país no sólo en las naciones de habla hispana, sino en el mundo entero”.

Y agregó:

“Es un medio que proyecta a México en el mundo y esto a los mexicanos nos enorgullece. Por eso mi gratitud y reconocimiento por la organización de este tercer encuentro”.

Sí: en mi caso me siento súper orgulloso de que en el resto del mundo nos conozcan por al estulto Chespirito y toda su cauda de anodinos personajes, encabezados por El Chavo.

Hasta pienso exportar tortas de jamón, que tanto desean en el extranjero.

Está documentado, con palitos y manzanas, que Peña es un telepresidente, pues gracias a esa empresa está en el cargo, amén de que de ahí surgió su esposa, la inconmensurable Gaviota y su White House.

Incluso una frase desbancó de las redes sociales al célebre “ya me cansé”, del Tío Lucas II –Emilio Chuayffet, titular de la SEP, es el I– de la Famiglia Addam, Jesús Murillo Karam, procurador de la República:

“Ya supérenlo”.

Frase que dijo, en su insensata insensatez, en el Estado de Guerrero a sus habitantes, con dedicatoria a los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.

Porque cada vez me convenzo más que la mayor desgracia de los mexicanos es la Santísima Trinidad Satánica: PRI-Televisa-Estados Unidos. 

Recuerdo que hace un año, comenzó a circular un video en las redes sociales  que daba cuenta de 21 pifias de Peña, ya como ‘suspirante’ del PRI PRI a la Presidencia de la República y de sus primeros 12 meses de gobierno.

Obvio, entre ellas iba su participación en la Feria Internacional de Libro de Guadalajara 2011, donde no supo decir siquiera uno de los tres títulos de libros que se le pedían mencionara.

De su inglés, mejor ni hablamos.

Todavía no se han sumado a ese video todos los yerros de su segundo año de (des) gobierno. 

Porque si alguno de los dos reescribiera la historia de México, Cristian-Enrique, por ejemplo, estaríamos en un serio predicamento.

Peor si la hicieran al alimón.

Porque, seguro, ni siquiera leen el Libro Vaquero. 

Quizá en el caso del cantante se explique, porque no se requiere un extraordinario nivel intelectual para hacer su oficio. Para bien y mal somos  reflejo de nuestros padres. En su caso Verónica Castro y Manuel Valdés, El Loco.

Lo que sí no le perdono es que sea sobrino de Tin tan. Eso sí duele. Porque lo considero uno de los mejores actores, no sólo cómico, de la falaz época de oro del cine ‘mexinaco’. 

De Peña, originario de Atracomulco, sus padres son: María del Perpetuo Socorro Ofelia Nieto SánchezGilberto Enrique Peña del Mazo. Es sobrino de dos exgobernadores del Estado de México: Alfredo del Mazo, y Arturo Montiel, quien está prófugo de la ley, al amparo presidencial, acusado por su ex pareja de secuestrar a sus hijos.

Pero un Jefe del Ejecutivo se cuece aparte. Porque conduce el destino de un país en perenne desgracia. Así sea presidente de la Islas Fidji o Cuba,  requiere un amplio bagaje cultural-intelectual-filosófico. Y que, para nuestro infortunio, tampoco se refleja pese a que su madre, al parecer, fue maestra.

Y nomás para que nos demos una idea de qué lado masca la iguana, en el caso de EPN, oficialmente se reconoció que carece de estudios superiores, tampoco se sabe su historial académico ni dónde los cursó. Porque no se requiere licenciatura para ser Presidente de México.

Vamos, no podemos saber si pasó la materia de educación física en la secundaria, que en mis tiempos era la materia más papita. Nomás con llevar el uniforme blanco rechinando de limpio tenía 10.

Aunque algunas páginas en internet afirman que es abogado por la Universidad Panamericana y maestría en administración de empresas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Mas, de nada hay constancia.

Incluso, editorial Grijalvo le publicó en 2011 un libro, México, la gran esperanza, con el subtítulo de “un Estado eficaz para una democracia de resultados”.

Me quedo con el beneficio de la duda si él haya sido el autor. Porque fue muy fácil pagar porque se lo redactaran.  

Obvio no lo he leído ni lo leeré, por higiene mental. Porque quien osa escribir un libro es porque domina el tema o ha leído, cuando menos, un centenar de textos. No es su caso. Y se observa, por ejemplo, en cualquier bibliografía de los alumnos que realizan tesis de licenciatura en cualquier Universidad, incluso ‘patito’.  

Y porque no es lo mismo –y lo está viendo en carne propia– gobernar una entidad, como lo hizo en el Estado de México, con 125 municipios, donde toda la prensa –escrita y electrónica, radio y tv— está controlada férreamente por el PRI –y el periodismo es acrítico– que dirigir un país con la complejidad del nuestro con dos valores agregados que marcan a la clase política: la corrupción y el narcotráfico.

Esta reflexión, de Cristian versus EPN, viene a cuento porque en días pasados vi y escuché –con estupor que me atolondró las neuronas– la entrevista que realizó el Joaquín López-Dóriga, en el noticiero estelar de la telementira, a Cristian Sainz Valdés Castro, su nombre verdadero, conocido como el Gallito Feliz. Durante la breve charla, poco más de dos minutos, se palpaba una tensa calma que trataban de mitigar con risas nerviosas.

Pocos minutos después el falaz ‘Teacher’ exhibió al cantante en sus redes sociales, luego de que El Gallito afirmó que el héroe de la Independencia que más recordaba era el Benemérito de las Américas, Benito Juárez.

Y es que López-Dóriga no se conformó con los constantes reproches durante la agresiva entrevista que le realizó en vivo al hijo del “Loco” Valdés, sino que además, lo divulgó en su página web, el pasado tres de diciembre.

Esta, esta, es la telemierda:

“Le recuerdo que el Teletón inicia aquí (en Televisa) este viernes a las 10:30 de la noche y esta noche viene, por primera vez a este estudio, otra de las estrellas del Teletón que nunca había querido venir: Cristián Castro”, reprochó el conductor a su invitado.

Ya durante la entrevista, López recordó la pifia del intérprete de “No Podrás” y reprodujo parte de una entrevista en la que se le preguntó al hijo de Verónica Castro, cuáles eran los personajes de la historia de México que más admiraba.

“Al que más admiro es al gran Octavio Paz, y también a la gran De la Cruz, esta chica… Sor Juana Inés de la Cruz, que es la que más admiro de todas, porque creo que como mujer, fue hasta mejor que un hombre (sic)…”.

“Dime que no lo dijiste enserio”, clamó Joaquín López a Castro, de regreso al estudio.

Cristian refutó a López-Dóriga y le recordó el famoso “Juai de rito”, mismo que aceptó como “resbalón” el conductor, no sin antes argumentar que su respuesta durante la entrevista era porque “no había entendido la pregunta”.

A pregunta expresa, Cristian Castro respondió a Joaquín que uno de los personajes de la Revolución (Mexicana) que recordaba era Emiliano Zapata.

No obstante, señaló al expresidente de México, originario de Oaxaca, como “héroe” de la Independencia, lo cual arrebató un gesto de asombro del conductor.

“¡Nombre, no!”, exclamó incrédulo Joaquín.

Después el cantante corrigió y mencionó a Miguel Hidalgo y Costilla.

Más tarde insistió en Juárez: “¿En la independencia no fue también Benito?”, preguntó Castro.

“Que no, hombre, que no”, reviró López Dóriga, arrellanándose en su silla mareadora, quien dijo estar apenado por haber interrogado a Castro sobre historia de México.

“Yo soy cantante, acuérdate, es muy difícil. Los cantantes andamos en las canciones”, pretextó el intérprete.

Finalmente, Castro prosiguió con su promoción sobre su participación en el Teletón, en donde haría un sketch con su padre,  “El Loco” Valdés y el cantante Napoleón, en el que actuarían una parodia del programa La Voz México.

Al término del noticiario, ‘El Teacher’ le dio revuelo a las múltiples equivocaciones del cantante, en sus diferentes redes sociales, tras publicarlo en su página de noticias “LOPEZDORIGA DIGITAL”.

Y si el tal López-Dóriga es así con sus compañeros de trabajo, ahora entiendo el porqué de su feroz posición con los detractores de la telemierda o los opositores del PRI o al Presidente de la República.

Ojalá no vuelvan a entrevistar a Cristian Castro sobre la historia de México, porque hay el riesgo de que afirme que la sexagenaria peruana señorita Laura es La Corregidora de  Querétaro.

O a Peña Nieto, porque va a declarar a Chespirito Siervo de la Nación.

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@kalimanyez

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