Era mediados de mayo y ocurría en la Ciudad de México la peor crisis ambiental de que se tenga memoria, cuando el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera confesó sin tapujos sus aspiraciones políticas y contestó a un reportero “sí, si quiero” (ser Presidente de la República)”, lo que ya de entrada parecía un mal chiste.
Mancera agregó entonces: “estoy convencido, tengo toda la intención de participar y si la vida no decide otra cosa lo vamos a hacer, lo voy a hacer, sin duda lo haré con un proyecto de izquierda y obviamente con las simpatías y el trabajo que he realizado con la gente”.
Pero pues ahora resulta que no… Que, a juzgar por una encuesta, Mancera no cuenta con la simpatía de los ciudadanos y, lo que es peor, que ocho de cada diez capitalinos considera que los problemas lo han rebasado.
Los resultados de la encuesta publicada por el influyente diario El Universal son demoledores: 70 por ciento de los ciudadanos desaprueba el desempeño de Mancera como Jefe de Gobierno, lo que representa “el porcentaje más alto en la historia de las mediciones” y si nos vamos a calificaciones, el número es 5, de reprobado, que también indica “la calificación más baja en la historia de las encuestas”.
¿Y qué ha hecho Mancera para merecer esto? según el mismo ejercicio, 12 por ciento considera de plano que no sabe gobernar, 11 por ciento lo achaca a sus “malas decisiones”, ocho por ciento a la inseguridad, un porcentaje igual a que no hace bien su trabajo, seguido por el argumento de que no cumple sus promesas y ya más abajo en la lista, el doble Hoy No Circula, cuya política de comunicación no logró hacer entender que se trató de decisiones que se tomaron en el ámbito federal.
La encuesta también revela la principal preocupación de los ciudadanos: la mitad de los capitalinos considera como el problema número uno la inseguridad y la violencia.
Sin embargo, las razones del rechazo pueden ser tantas como miles de historias de ciudadanos que narran desde abusos policiales, corrupción en las dependencias públicas, extorsiones, robos, narcomenudeo y malos servicios de transporte público, hasta inconformidades por temas como el nuevo reglamento de tránsito u ocurrencias como “#elpitodeMancera”, bueno ni la tan publicitada Reforma Política le ayudó.
Lo cierto es que si aun desea ser Presidente debiera tomarse las cosas más en serio y ocuparse de los problemas citadinos.
Ni quien se acuerde de que por Junio del 2013 Mancera fue nombrado “mejor alcalde” del mes por la organización City Mayors, la misma que a Marcelo Ebrard le dio el título del “mejor alcalde del mundo”.
