Como estaba previsto, el primer factor de la economía mexicana en resentir fuertemente la reforma fiscal propuesta por el presidente Donald Trump y aprobada hace unos días por el Congreso de Washington, que rebajó los considerablemente los impuestos a las empresas, fue el peso.
Luego le seguirá el factor inversiones estadounidenses en la economía nacional así como un gravísimo proceso de desinversión, debido a que muchos capitales estadounidenses empacarán sus activos físicos para trasladarse a territorio estadounidense debido a que pagarán impuestos que no afectarán su capacidad de incrementar sus capitales.
En el caso de la cotización del peso, ya podrá el Banco de México continuar saqueando las reservas internacionales, nada abundantes, para apuntalar el precio de la moneda, que ésta no podrá resistir el embate de la volatilidad provocada por la mencionad reforma, un golpe mortal a los socios comerciales de Estados Unidos, entre los cuales el más importante es México.