Gotera
Moisés EDWIN BARREDA
Los oligarcas que fueron la dictadura priista, quienes metían las manotas al erario, y sus asociados, los empresarios corruptos a los que favorecían (no gratuitamente) deben de buscar mejor remedio y trapito para frenar los golpes que les asesta la 4T mediante iniciativas de ley y decretos de reformas constitucionales que ha presentado y presenta, todas favorables al pueblo porque se trata de que el Código político recupere el espíritu que le imbuyeron quienes, encabezados por Francisco José Múgica Velázquez, frustraron el proyecto de reformas a la Constitución de 1857, elaborado al gusto y conveniencia de venustiano carranza.
A los oligarcas y asociados les ha costado y cuesta inmensa fortuna la campaña que emprendieron para que el pueblo viera a Andrés Manuel López Obrador como tránsfuga de la caja de Pandora que lo llevaría a la ruina –donde ya lo tenían—en caso de que le diera poder político y escalara a la máxima autoridad en el país. Mas no les duele, y pueden seguir indefinidamente ese derroche porque no es de dinero propio, sino mínima parte de todo el que consiguieron mediante la dictadura priísta que tantos años nos vio la cara…
Ya chuparon faros, pues la 4T les acaba de quitar el bordón, las muletas que eran jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial de la Federación quienes seguramente a precio altísimo o como retribución por haberles dado el cargo, les daban gusto entorpeciendo mediante suspensiones provisionales al vapor la vigencia de leyes y decretos de la Cuarta transformación, con muchas de las cuales el gobierno federal cumplía y cumple que promesas de campaña, algo que jamás se les vio a los perversos regímenes de la pridictadura.
Ahora menos que nunca les será útil ese derroche que tanto benefició también al promotor de la mayoría de amparos con efecto general, juan ramón cossío, quien los tenía apantallados haciéndose pasar como jurista y por haber sido ministro de la Corte, encargo que se le asignó en diciembre de 2003 gracias a Vicente Fox, ese zafio que traicionó la confianza popular que lo invistió presidente de la República, a quien supo corresponderle y aún lo hace. Veremos qué resulta ahora que les pusieron bocado a los jueces del Poder Judicial de la Federación.
Cabe aclarar que hay jueces de primera, segunda y de tercera instancia, y la diferencia son la denominación conocida: jueces, magistrados y ministros, y las respectivas tareas.
Que juan ramón cossío, quien llegó a ministro sin carrera judicial, realmente no tiene nada efectivo para sostener el petate del muerto con que apantalla a oligarcas y empresarios corruptos, se sabe leyendo su librillo “Dogmática constitucional y régimen autoritario”, que ya empezamos a comentar en “Silabario de política”.
