Francisco Gómez Maza
Análisis a Fondo
· A la fuerza, ni los zapatos
· Cerrar frontera, estupidez
Lo que nunca entenderán los políticos de la Casa Blanca es que el mundo se va formando de migraciones. Los desplazamientos de comunidades de seres humanos son parte de la formación de otras comunidades, como ha ocurrido siempre. Los habitantes del Valle de México actualmente no son los originarios, en gran parte porque han muerto y principalmente porque se pobló de migraciones venidas de todos los rincones de la federación y también hay comunidades de extranjeros que se vieron forzadas a buscar otro nido como decimos coloquialmente.
Lo mismo ocurrió y sigue pasando en Estados Unidos. Ese país es un crisol de pueblos llegados de diferentes regiones del globo, de razas y lenguajes muy variadas. Todos los habitantes de ese país, menos los indígenas que viven como extranjeros en su propia tierra, son hijos de las migraciones. Pero ya no se acuerdan. Y ahora desprecian, hasta odian, a las nuevas corrientes de población llegadas de países pobres de todos los continentes.
Pasa lo mismo que en Europa que es meta final de millones de personas provenientes de Áfríca y Asia. Pero Washington, personificado en Donald Trump, sigue amenazando en cerrar la frontera entre Estados Unidos y México aunque la economía se caiga. Dice Trump que es más importante la seguridad de sus ciudadanos…
Trump se ha mostrado, ahora, complacido por la detención de inmigrantes por parte de las autoridades mexicanas, pero advirtió que el gobierno de López Obrador debe mantener, si quiere evitar el cierre de la frontera esa política migratoria.
Trump se escuda en un argumento falaz. Ciertamente los migrantes no son una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Nunca lo han sido. Sí es grave para los estadounidenses el cierre de fronteras porque esa política eliminaría la posibilidad de que la población reciba los cargamentos de alimentos, provenientes de México y la industria estadounidense asentada en suelo mexicano tendría graves problemas de abasto de insumos y materias primas provenientes del mercado estadounidense, que son los fundamentos de su proceso de producción. En eso no se fijan los economistas de la casa presidencial de Washington.
Ahora, si de plano no puede ver a los prietos centroamericanos en su casa, que destine un presupuesto para que México cree empleos bien remunerados tanto para los mexicanos desempleados como para los centroamericanos que huyen de sus países empujados por la pobreza y la violencia. O por qué no, mejor, crea un proyecto, en colaboración con los gobiernos centroamericanos, para retener, con trabajo, también justamente remunerado, en los lugares de origen de quienes se aventuran a formarse en caravanas, cruzar territorio mexicano, ser víctimas de las policías, de los sicarios de la delincuencia organizada y de la sed del desierto.
Por lo que se ha visto, al gobierno de López Obrador le vendría muy bien un plan que levante los niveles de vida de los mexicanos y de los centroamericanos. Ese es el plan que tiene en gobierno mexicano. Crear empleos en México y Centroamérica porque la gente se va a Estados Unidos, buscando salir de la pobreza. Sin embargo, es difícil, si no es que imposible, que el cerebrito de pollo de Washington, D. C. lo entienda.
Y me solidarizo con Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Cámara de Diputados, en ocasión del fallecimiento de su hermano Héctor. Porfirio publico la noche del martes un tuit que dice: Mi hermano Héctor falleció a las 21:30 horas el día de hoy. Fue un hombre bueno, honesto y gran impulsor del avance tecnológico del país. Comparto esta noticia con profunda pena.- PML. Compartida, querido Porfirio.[email protected]
