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El maquiavelismo de AMLO

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Análisis a Fondo

·        El presidente fue quien “destapó” a la empresaria-política

·        Pese a sus pagados matraqueros, Xóchitl es la perdedora

 

No cabe duda que el presidente López Obrador es un genio de la política, algo así como un Maquiavelo que no deja un hilo suelto: la derecha mexicana se ha movido, en este sexenio gubernamental, y particularmente en este periodo de elecciones presidenciales, en estos tiempos de zopilotes, como dice mi tocayo Paco Ignacio Taibo II, al son que le toca el mandatario tabasqueño. López Obrador fue quien le impuso a la derecha, al PAN, al PRI, al PRD y a su jefe, el junior del conservadurismo, Claudio X. González, y todo el staff de la cúpula patronal que está financiando la campaña sucia en contra del mandatario mexicano so pretexto de que es comunista y que, por tanto, hay que anular y expulsar de Palacio Nacional a su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

 

En primer lugar, López Obrador fue quien destapó a Xóchitl Gálvez, personaje de doble vida, negociante de influencias y conflicto de intereses, como candidata del PAN, asociado con los partidos en absoluta decadencia, como son el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática. Y el junior Claudio cayó en el garlito del Presidente de México, ordenando a sus subalternos, la partidaria troica reaccionaria la faramalla de las primarias para elegir a su candidato o candidata para la presidencia de la república.

Encabezados por el PAN y particularmente por el michoacano Marko Cortés, se realizó la farsa de las primarias entre Gálvez y la senadora priista Beatriz Paredes Rangel, quien fue hecha a un lado despectivamente para coronar a la llamada Señora X, quien, al final del día, fue ungida como candidata. Pero también López Obrador, sin que se dieran cuenta sus adversarios (yo les digo lo que son: enemigos), siguió manipulándolos. Logró que reconocieran a Xóchitl como candidata, sin pensar que sería la candidata perdedora frente a la candidata del presidente, la doctora en ciencias, ex gobernadora de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo. La hidalguense, la candidata perdedora que López Obrador impuso a la derecha para tener el campo libre y continuar otro sexenio para construir lo que los morenistas han llamado el segundo piso de la Cuarta Transformación.

Y para allá van los morenistas. Hacia una elección arrasadora a favor de la doctora Sheinbaum Pardo, justificada por la participación de la candidata Gálvez, desde un principio perdedora, no solo por su impericia, por su ignorancia política, por su ignorancia humanística y política, sino porque la derecha lo único que puede hacer es invertir o desperdiciar millones de dólares en una campaña presidencia inoperante e inútil y una guerra sucia que no ha logrado más que incrementar la popularidad del mandatario mexicano, pues mientras más se radicaliza la campaña negra antilopezobradorista, crece la popularidad del mandatario, como lo revelan las encuestas levantadas por las empresas más serias y profesionales, como la más reciente, del martes 9 de abril, de El Heraldo de México, que le da un 73 por ciento de popularidad, lo que pone más nerviosos a sus adversarios jefaturados por Claudio X. González.

En estos términos, Claudia Sheinbaum, contra lo que digan y afirmen, los “matraqueros” de Xóchitl Gálvez, como les llama el ultraderechista Gilberto Lozano, dirigente de FRENA (Frente Nacional Anti-AMLO), el empresario regiomontano que no oculta su aversión al presidente “López”, pero que lo reconoce como un genio del arte y oficio de la política.

Dos candidatas presidenciales: la ganadora Claudia Sheinbaum Pardo y la perdedora Berta Xóchitl Gálvez Ruiz, impulsada ésta por la cofradía de matraqueros pagada por los amos de la derecha y la ultraderecha. E insisten en la guerra sucia, pese a que no les ha funcionado.

 

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