Hugo L. del Río
¿Quién ganó, quién perdió las elecciones? Ganaron los truhanes, perdió México. Dos muertos en Veracruz; cerrada con candado la casilla de Chihuahua ciudad, donde debía votar el presidente del PAN, Gustavo Madero: ya ni la joden.
Balazos en casi todas las ciudades grandes y chicas de los catorce estados; levantón de cinco perredistas en Cancún. Y en el mismo paraíso maya propiedad del cacique del Verde, 45 porros armados, al servicio del PRI. El surrealismo, que nunca falta: policías del estado y el municipio liándose a trompadas y a mentadas de madre –también duelen— en Fresnillo, Zacatecas, acusándose mutuamente de fraude comicial. Y es que “los poderes fácticos” intimidaron a los votantes, denunció la presidente del Instituto Electoral de aquel estado, Leticia Soto Acosta; los robos de urnas empezaron en la Angelópolis, pero como todo lo malo, la chusma inmediatamente pasó a jugar a imitar a los malos. Sólo en Oaxaca, se abrieron –en teoría, por favor, sólo en teoría— 44 averiguaciones previas por delitos electorales. Pistoleros por aquí y por allá con los partidos acusándose unos a otros de gángsters. No podía faltar la bomba Molotov, contra la casa de la ahora priísta tijuanense Leticia Castañeda, a quien ni siquiera le dieron oportunidad de quitarse la blusa azul. Don Miguel Osorio Chong (SeGob) y el PRI aseguran que el Pacto por México es un instrumento de salvación y sanación patriótica tan grande y noble que no lo afectará el chanchullo elevado al cubo. Pero PAN y PRD opinan de otra manera. ¿Valía la pena desengañarnos de esta manera? “Absurdo clima de violencia en Veracruz”, comentó Miguel Alemán Velasco, uno de los raros tricolores con mente despejada y discurso claro. No importa a quien declaren vencedor en Baja California: el derrotado impugnará y tenemos función de circo para rato. Tendremos espectáculo en dos pistas. El plus: las guerras civiles de los partidos, que ya no sé si nos hacen reír o llorar. Claro que la atmósfera invitó a votar por el candidato Morris: es el más serio, el más honesto y el único que tiene como oficio la cacería de ratas. Se rompieron vasos y platos y alguien tendrá que pagar. Escribió El Mundo madrileño:”Para los ciudadanos es un pulso ante el crimen organizado. Para los partidos es la prueba de fuego del Pacto por México”. PIE DE PÁGINA: La respuesta al fraude es la risa:”Uno de los insultos de mayor predilección del Marqués de Topochico es decirle a su antagonista:´Querido caballero, su madre fue cortesana de Belcebú y su padre ayuntó con un macho cabrío’ y le gusta todavía más decírselo a algún pesero, agente de tránsito o un norteamericano; las únicas tres clases de personas que en realidad desprecia”. Es demencial “El Marqués de Topochico”, libro de Gerardo de la Garza, editado por Oficio. Ya denunciamos el desmadre electoral, ya hicimos el coraje del semestre. Ahora, a reír. Las carcajadas le prueban a la clase política que nos ganaron esta batalla, pero la guerra no ha terminado.
