Un trabajador anónimo revela las condiciones en la zona cero de tuberías polémicas de Canadá
(Rolling Stone) agosto 2013
Nota del Editor: En los últimos meses, muchos activistas del clima han centrado sus esfuerzos en el Canadá arenas bituminosas y las empresas establecidas en la extracción de combustibles fósiles de las mismas. Con el acalorado debate más fuerte que nunca, la revista Rolling Stone está en contacto con uno de los trabajadores que ayudan a construir un oleoducto para transportar el petróleo de las arenas de alquitrán de los EE.UU. Siga leyendo para segunda expedición que su interlocutor anónimo de uno de los trabajos más polémicos del mundo.
En su superficie, Fort McMurray, Alberta, se parece a cualquier otra pequeña ciudad canadiense, con hileras de casas nuevas, desarrollos de condominios y un Wal-Mart. Cestos de reciclaje alinean en las calles, y los residentes arrastrar bolsas de tela a la tienda porque la comunidad prohibió las bolsas plásticas. Pero hay una gran diferencia entre Fort Mac y otros pueblos: Esta es la zona cero para las operaciones controvertidas arenas bituminosas de Canadá. Al igual que decenas de miles de personas, he visto verde en la arena asfalto empapado de alquitrán, y he venido a cobrar in (estoy escribiendo anónimamente para proteger a mis colegas, mis amigos y yo.)
La mayoría de los trabajos relacionados con el petróleo pasa al norte de la ciudad. Siga la carretera 63 durante unos 20 minutos y verás una serie extensa de las chimeneas de la planta de procesamiento de Canada Ltd. Syncrude. Puedes oler el aceite en el aire, y el smog se cuelga en el horizonte norte contrario crujiente. Conduzca más allá, y las cosas se ponen aún peor. pila gigante de Koch carbono de coque de petróleo en Detroit es nada comparado con lo que las compañías petroleras tienen aquí. Shell, Imperial Oil, Exxon, Encana, Husky, BP, Suncor Energy, CNR, en el sur del Pacífico y Petro-Canadá, todos tienen un interés en este juego, y no hay un estimado de 170 millones de barriles de crudo en la línea.
Miles de empleados se presenten en los asentamientos de vivienda temporal. Los grandes “campos” tienen gimnasios y salas de recreo con mesas de billar y ping pong, algunos incluso tienen pistas de hielo, clases de yoga y salas de cine. En su mayor parte, sin embargo, es todos los remolques de aluminio cara aislados con dormitorios privados y baños comunales.
Los campamentos que sirven proyecto Sands Albian de Shell y de Imperial Oil Kearl lugar de trabajo se encuentran entre los más grandes. De Shell complejo – dos campos conocidos como “el pueblo” – es el hogar de cerca de 2.500 empleados. Mientras tanto, el campamento Wapasu de Imperial Oil alberga más de 7.300. Incluso tiene su propia pista de aterrizaje para dar cabida a los trabajadores mientras vuelan dentro y fuera de 747 colegiados.
Wapasu es un campo seco, es decir, absolutamente nada de alcohol está permitido. Los empleados son trasladados en autobuses dentro y fuera de la, compuesto vigilado vallado para el trabajo, y no se les permite salir o recibir visitas fuera de las horas. Mientras tanto, todas las habitaciones están sujetas a la búsqueda. No hay nada como llegar a casa del trabajo un largo día de trabajo, sólo para encontrar una nota indicando los perros rastreadores de drogas buscado su habitación mientras usted no estaba. Algunos se refieren en broma a Wapasu como “Wapatraz.” Más en el pueblo, las cosas no son tan duras. Incluso hay un bar en el lugar – pero cierra temprano, y que no se les permite tener más de dos bebidas por la noche.
Vivir en un campo significa que usted obtiene alojamiento y comida gratis, que incluye tres comidas importantes del día. Pero si usted no tiene cuidado, el aislamiento y el aburrimiento pueden llevar en ti. Muchos de nosotros se atascan pagar precios inflados por los cigarrillos o el contrabando, las drogas y el alcohol. Hay historias de los juegos de cartas nocturnas donde apuestan chicos – y perder – sueldos enteros sólo para una carrera.
De vuelta en Fort McMurray, la mayoría de nosotros fuera-de-forasteros estancia en hoteles o apartamentos caros. Todos nos dieron una generosa union-aprobado estipendio para pagar por alojamiento (y un buen viático para cubrir comidas en restaurantes), así que si juegas bien tus cartas, puedes meter una buena parte del cambio. Vivir de una habitación de hotel envejece rápido, pero es mejor que la mierda de su estancia en un campamento.
Conducir es increíble y peligroso en las arenas de alquitrán, y la autopista 63 es conocida localmente como “la carretera de la muerte”. Víctimas mortales son comunes, con una muerte cada 1,3 meses, en promedio. No existe una derivación alrededor de la ciudad, así que todo el equipo pesado de ir al arenas tiene que tirar a la derecha a través de Fort McMurray. Camiones madereros parecen pequeños e inofensivos en comparación con las plataformas masivas transportan maquinaria y componentes de satélites de tamaño. La mayor carga de la gracia de siempre el sistema de carreteras canadiense – un módulo de 859 toneladas que era más grande que dos piscinas olímpicas – pasa a través de principios de este año.
La mayoría de nosotros conducir 8 dólares por galón 4×4 que consumen mucha gasolina, pero la mayoría de nosotros también tienen tarjetas de gasolina de la empresa, por lo que el ahorro de combustible no es una gran preocupación. Siempre hay una cola en la de Tim Horton drive-through, donde puede tomar 30 minutos para tomar un café maldito. Cuando nuestro equipo se reúne para nuestra reunión diaria, casi todo el mundo deja su carrera de camiones.
Uno de mis compañeros de trabajo me vio apagar el encendido en una mañana de febrero, particularmente enérgico. “¿Acabas de apagar el camión?” -me preguntó con incredulidad. “¿Qué eres, una especie de ecologista ? “
Yo no sabía qué decir. En una ocasión me consideraba algo así como un ambientalista. Puedo reciclar, utilizar bombillas de bajo consumo, y tener un hogar nuevo abono. Pero aquí estoy, en Fort McMurray, trabajando para las grandes petroleras. Creo que he especie de lleno. ¿Qué puedo decir? Incluso los ecologistas tienen cuentas que pagar.
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