Francisco Gómez Maza
- Su derecho termina donde comienza el de los demás
- “Quien ataca a la ciudad se las verá con la ley”: MAME
Muy feliz cumpleaños, IQ
Dureza manifestó el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinoza, con los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que, con el pretexto de la reforma educativa, porfían en seguir dando coces contra el aguijón, y pretenden retomar la Plaza de la Constitución, una vez desalojados el pasado día 13 de septiembre.
Están en todo su derecho de manifestar su desacuerdo, los maestros, pero su derecho termina donde comienzan los derechos de los demás. O mejor, como lo dijo el presidente oaxaqueño, el Benemérito de las Américas: Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.
El objetivo formal, declarativo, del movimiento de maestros “democráticos” es que se eche para atrás la reforma educativa, ya aprobada por el Congreso y promulgada por el poder ejecutivo. Pero en el ambiente periodístico flota la sospecha, devenida en convicción, de que el verdadero propósito de la dirigencia de la CNTE, que no de sus bases, es desestabilizar al gobierno de Peña Nieto con el pretexto de la reforma educativa. Se habla incluso de que, detrás del “movimiento”, están personajes a quienes les interesa mucho que el gobierno priísta fracase.
Es muy posible que Mancera Espinosa no vea tales moros con tranchete. Lo único que argumenta el jefe de gobierno es que él está para proteger a la ciudad. Y lo dijo sin tapujos, sin mencionar siquiera a los maestros: “Quien ataca la ciudad encontrará la respuesta de la ley”.
El 68 por ciento de las manifestaciones ocurridas en la capital del país es ajeno a los asuntos internos de la ciudad, por lo que el Jefe de Gobierno aplicará la ley y de ninguna manera seguirá tolerando las obstrucciones de vías públicas, ni las agresiones a la economía de los capitalinos. Cálculos del comercio organizado revelan que en el mes que estuvo obstruido el Zócalo, los comerciantes establecidos en el centro histórico dejaron de percibir unos 20 mil millones de pesos.
No lo dijo explícitamente. Pero la advertencia del Jefe de Gobierno, lanzada durante su primer informe de gobierno en la Asamblea Legislativa, es un ultimátum a los maestros, ahora posados en la Plaza de la República, alrededor del Monumento a la Revolución. Ultimátum, matizado porque Mancera Espinosa aclaró que su gobierno no caerá en provocaciones y no promoverá escenarios violentos, que busquen orillar a su administración a la toma de decisiones equivocadas respecto del panorama de marchas y descontento que ha envuelto a la capital mexicana.
Independientemente de su ideología de izquierda, proclive a las posiciones de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien es su colaborador desde la Coordinación de Asuntos Internacionales del Gobierno del Distrito Federal, Mancera Espinosa desaprueba que “la ciudad siga siendo rehén de grupos dedicados a desestabilizar la ciudad y a provocar daños a comercios.”
Y es que los habitantes de la ciudad de México, en su mayoría afiliados o simpatizantes de la Izquierda, están ya hartos de los ataques contra la infraestructura de la ciudad, que se iniciaron el 1 de diciembre pasado; continuaron el 10 de junio, en la conmemoración del 42 aniversario de la represión del Jueves de Corpus, y luego la toma del Zócalo, por momentos interminable, fastidiosa para muchos trabajadores.
Pero ojo, amigos maestros de la CNTE. Su movimiento no es, en estos infortunados momentos, la prioridad de la agenda citadina y menos nacional. Hay gravedades más urgentes como las terribles inundaciones ocurridas en la mayor parte del país por los huracanes. Hay muertos y cientos de miles de personas damnificadas a las que hay que socorrer con urgencia.
Además, hay un buen grupo de campesinos cañeros – unos cuatro mil – , asentados desde hace una semana, a las puertas de la Secretaría de Agricultura, en espera de solución a sus problemas. Estos sí, gravísimos. Los cañeros llevan ya una semana esperando respuesta, y no están cobrando un salario como sí lo están haciendo los maestros oaxaqueños.
