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Los líderes de la izquierda

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Acento

Salvador Flores Llamas

Aparte de las frecuentes discrepancias entre grupos izquierdistas, viene el agarrón -que se espera de pronóstico- para renovar la presidencia del PRD: la buscan los Carlos Navarrete y Sotelo y Marcelo Ebrard, más los que se acumulen.

 

A Navarrete, gallo de los Chuchos –que hace años mangonean el Sol Azteca y los acusan de entregados al gobierno de Peña- desean derrotarlo Ebrard, Sotelo y López Obrador, quien jugará fuerte mediante los incondicionales que conserva en el PRD para cobrarles a aquéllos que le quitaran el liderato

Sotelo no tiene perspectivas; era de los Chuchos y les juega las contras por no haberlo lanzado, porque no tiene peso, pese a que lo hicieron senador y presidente de la Comisión de Comunicaciones del Senado y desde ahí quiso favorecer a los magnates de la radio y Tv para que apoyaran sus ambiciones

Ebrard quiere la jefatura perredista de trampolín para buscar la candidatura presidencial de la izquierda; la tiene en griego, su primer obstáculo es López Obrador, que hará lo imposible para impedir le haga sombra en 2018

Éste no duda que obtendrá el registro de su partido Morena, pero quiere a toda la izquierda en su torno, pues ve imposible alcanzar su sueño dorado sin ella.

Pero la tiene en chino, porque pierde adeptos. El mitin del 8 de septiembre contra la reforma energética reunió, según sus corifeos, 50 mil fans, cifra nada alentadora porque, además de que siempre exageran, es muy inferior a los 150,000 de su último manifestación en el Zócalo.

Sus cantaletas manidas, su oportunismo desbordado y sus mentiras (el 8 de septiembre dijo que los nuevos impuestos serán para “tapar el hoyo que dejará la entrega de las utilidades del petróleo a extranjeros”) engatusan ya a menos gente.

Empero tiene más arrastre que Ebrard, al que al parecer no le quedará sino volver a unírsele y recordar que López le heredó la jefatura del gobierno del DF y sin él ni en sueños la habría logrado.

De lanzarse por su cuenta, sólo haría el ridículo, por más dinero que invierta de todo el que cosechó en el gobierno capitalino.  

Su sucesor, Miguel Ángel Mancera no desea ser líder nacional del PRD (ni es su miembro) pero sí candidato presidencial. No apoyaría a Marcelo porque no es su incondicional, no lo invitó a su informe y aquél torpedea su gestión

 Mancera estaría con Navarrete, el gallo de los Chuchos, sus aliados, para la jefatura perredista, aunque ellos –a la mera hora– traten de lanzar para Los Pinos a su jefe Jesús Ortega, sin ninguna oportunidad de llegar por no tener tamaños. Ortega es muy grillo, pero nunca ganó una elección: fue senador y diputado plurinominal.

Su cuarto aire hace a Cuauhtémoc Cárdenas factor decisivo para la jefatura del PRD, pero –aunque como que la quiere– sería locura que  buscara una cuarta candidatura presidencial, y su resurrección no le daría para tanto.

Ojalá sus casi 80 años aconsejen al Hijo del Tata que ya no está para esos trotes, aunque sí para empujar a alguien a esos dos puestos. Su apoyo será importante para cualquier suspirante, si bien, no definitivo. 

Otro factor serán René Bejarano y su esposa Lola Padierna por su peso en la estructura perredista; mas a ninguno le alcanza para ganar el liderato, pero sí para inclinar la balanza mediante su Izquierda Democrática Nacional.

De los gobernadores perredistas, Graco Ramírez es de los Chuchos y se ve prospecto a la grande; pero la errática gestión en Morelos le cortará las alas  

Quien ya se desplomó fue el ex senador Héctor Bautista, ex cacique del PRD en Netzahualcóyotl; con su Alianza Nacional Democrática se sintió en las nubes; pero es difícil lo tomen en cuenta tras pelearse con los Chuchos.

La izquierda no debe ignorar, le guste o no, el desprestigio que le acarrea apoyar a la CNTE por tantos atropellos causados en el DF y en estados, pues no lucha por causas sociales, sino para enriquecer a sus líderes y mantener en la inopia a sus propios miembros.

Por eso los capitalinos pensarán en serio si dan de nuevo sus votos a la izquierda. En 2006 López Obrador arguyó falazmente que su plantón sirvió para evitar derramar sangre, ¿qué pretextarán ahora la CNTE y socios?

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