Las universidades deben participar en el diseño de políticas públicas para mejorar el entorno social y tienen que “aprender a leer” la realidad en forma sistémica para enfocar la promoción del aprendizaje hacia el bien de la comunidad, señaló el filósofo francés François Vallaeys.
Durante su participación en el VIII Congreso Internacional de Innovación Educativa: Innovación Educativa y Sociedad, Visión y Tendencias, que se lleva a cabo en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), aseguró que la responsabilidad social universitaria exige articular las diversas partes de las Instituciones de Educación
Superior (IES) en un proyecto de promoción social de principios éticos y de desarrollo social equitativo y sostenible para la producción y transmisión de saberes responsables y la formación de profesionales ciudadanos igualmente responsables.
Por ello, el experto de la Pontificia Universidad Católica del Perú, dijo que es indispensable que las universidades reflexionen acerca de sus impactos negativos para que las deficiencias y errores sean un punto de partida hacia la mejora continua y el impulso del aprendizaje permanente.
Al referirse a la gestión interna de las IES, dijo que la meta es orientarla hacia la transformación de la universidad en un pequeña comunidad ejemplar de democracia, equidad (supresión de las segregaciones y corrección de los privilegios) y transparencia (política y económica), con el fin de hacer de ella un modelo de desarrollo sostenible.
“Los actores científicos, profesionales y académicos tienen un papel central que jugar en la responsabilidad social de las universidades. La universidad debe tratar de superar el enfoque de la proyección social y extensión universitaria como apéndices bien intencionados a su función central de formación estudiantil y producción de conocimientos para poder asumir la verdadera exigencia de la responsabilidad social universitaria”, expresó.
En su exposición, François Vallaeys se refirió a la conveniencia de capacitar a los docentes en el enfoque de la responsabilidad social universitaria, con el objetivo de promover el aprendizaje basado en proyectos de carácter social.
“Es decir, dejar de concebir al aula como un recinto intramuros y visualizarlo como un espacio abierto hacia la comunidad social como fuente de enseñanza significativa y práctica aplicada a la solución de problemas reales”, señaló.
Consideró que de esa manera el estudiante tiene la oportunidad de aprender cosas socialmente útiles y de formarse como ciudadano informado y responsable. “Esto fomentará la creación de talleres de aprendizaje en las facultades y mayor articulación entre las disciplinas por la necesidad de un enfoque multi e interdisciplinario para tratar los problemas sociales, así como una mayor articulación entre la docencia, la investigación y la proyección social”, aseguró.
Indicó que se trata de llevar a cabo una investigación basada en la problemática de la comunidad, no encaminada a la publicación de artículos científicos en revistas de prestigio internacional.
El especialista francés mencionó la importancia de que la interdisciplinariedad deje de ser un “elefante blanco”, del cual todos hablan pero no se lleva a la práctica, lo cual se puede lograr mediante el trabajo conjunto y la sinergia de saberes entre los investigadores y docentes que se encuentran trabajando sobre la misma problemática, misma que pueden abordar desde sus especialidades respectivas.
El Comité Organizador del VIII Congreso Internacional de Innovación Educativa está integrado por el Instituto Politécnico Nacional, a través de la Coordinación General de Formación e Innovación Educativa y de la Coordinación Editorial de la Revista Innovación Educativa, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, la Universidad Autónoma de Tamaulipas, la Universidad Nacional Agraria de Nicaragua, la Universidad Autónoma de México, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, la Universidad Nacional de Ingeniería de Nicaragua y la Universidad Veracruzana.
