Francisco Gómez Maza
Análisis a Fondo
· Parricida al que le llevaba de comer el padre
· Patishtán, sólo un caso de la podredumbre
Hace algunos años, en un pueblo perdido en la geografía mexicana, un indio purgó una condena de 60 años de cárcel sentenciado por parricidio. Murió en su inmunda celda, después de que durante una década, exactamente a las 12 del día, aparecía su padre quien le llevaba la comida del día: frijoles, tortillas y chile… El juicio fue en español. Y Cushcul sólo hablaba y entendía tsotsil. Fue un caso cerrado. No hubo ni defensores de derechos humanos, ni suprema corte de justicia, ni congreso que reformara la ley penal, ni presidente que lo indultara.
Hoy, los medios de información compiten por ver quién copia y pega más rápido la información del indulto presidencial al profesor Alberto Patishtán. El presidente Enrique Peña Nieto publicó este miércoles en el Diario Oficial de la Federación las reformas al Código Penal Federal, aprobadas por el Congreso, en materia de indulto, con lo cual se otorga el “perdón” (¿perdón por qué?) al maestro tsotsil, un día después de divulgada la reforma, Es decir, el mero jueves 31 de octubre.
Tuvieron que transcurrir 13 años y cuatro meses, durante los cuales el gran amigo del inolvidable jTatic Samuel Ruiz García – a quien acusaron de haber sido el alma del levantamiento armado de 1994 y lo iban a meter en la cárcel -, para que medio se enderezara, en ese caso, esta alrevesada justicia mexicana.
Cómo no va a estar emocionado el maestro; cómo no van a estar emocionados sus familiares. El profesor Patishtán Gómez fue acusado sin pruebas contundentes de tender una emboscada en la que murieron siete agentes de la policía estatal y municipal de Chiapas, y desde entonces – 2000 – se declaró inocente. Los abogados de Patishtán Gómez nunca se rajaron. Pidieron la intervención de la Suprema Corte Justicia de la Nación, por fallas al debido proceso, pero el máximo tribunal declinó competencia. La defensa interpuso recursos en el Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, en Tuxtla Gutiérrez, la capital estatal, y el 12 de septiembre pasado esa instancia ratificó la sentencia; 60 añotes de prisión.
En el decreto presidencial se adiciona el artículo 97 bis al Código Penal Federal por la reforma legislativa para quedar como sigue:
“De manera excepcional, por sí o a petición del Pleno de alguna de las Cámaras del Congreso de la Unión, el Titular del Poder Ejecutivo Federal podrá conceder el indulto, por cualquier delito del orden federal o común en el Distrito Federal, y previo dictamen del órgano ejecutor de la sanción en el que se demuestre que la persona sentenciada no representa un peligro para la tranquilidad y seguridad públicas, expresando sus razones y fundamentos, cuando existan indicios consistentes de violaciones graves a los derechos humanos de la persona sentenciada. Etcétera…
Pero… Siempre poniendo peros. A este escribidor nada le gusta. Como tampoco le gusta a la organización defensora de derechos humanos, Amnistía Internacional, que desde Nueva York advirtió inmediatamente que el indulto otorgado al maestro debe generar en México una revisión completa de casos que apunten a juicios injustos. ¿Recuerda usted al Presunto Culpable?
Revisar casos similares… y adoptar medidas que pongan un alto a la discriminación y la desigualdad en el acceso a la justicia.
El indulto otorgado a Patishtán, cuyo proceso estuvo plagado de fallas, representa el reconocimiento de la injusticia hecha en su contra y debe generar una revisión de casos parecidos y de todo el sistema de justicia penal. Lo están haciendo, pero sin la prisa que ameritan cientos de miles de casos que se pudren en las cárceles del país.
Javier Zúñiga, consejero especial del Amnistía Internacional, manifestó que, pese a que el indulto es un alivio para Patishtán y su familia, no proporciona “verdad, justicia y reparación” . Es decir, los responsables de su encierro deben ser llamados a rendir cuentas.
