Política en Movimiento
Angélica Beltrán
En el jaloneo por el reparto de los recursos federales los servidores públicos buscan cada vez un monto mayor al logrado el año anterior, sobre todo los gobernadores; sin embargo, la frase recurrente entre los diputados es que la “cobija no alcanza” y mientras se cubre a unos se destapa a otros. Y eso es cierto, pero el estado debe marcar prioridades y una de estas debe ser siempre el desarrollo agropecuario, sector primario y base de la economía de una nación.
No obstante, en el presupuesto de gastos 2014 el rubro para el sector rural no tiene incrementos sustanciales sino todo lo contrario, disminuciones. Eso sí el de gasto en Seguridad no tiene altibajos, solo incrementos.
Aunque asimismo cada año en que se diseña el presupuesto de gastos federal salen los defensores y aguerridos luchadores por lograr cada vez un mejor gasto para el campo. La fuerza viva en el sector rural sí hace contrapeso en la Cámara de Diputados, y ésta la encabeza la bancada de la CNC dentro de la fracción priistas.
Este año el acuerdo político para el reparto del gasto lo volvió a atorar el sector rural, a través de los integrantes y sus presidentes de las comisiones de Agricultura, José Antonio Rojo García de Alba; Ganadería, Salvador Barajas del Toro y Reforma Agraria, Gisela Mota.
Autosuficiencia alimentaria
Dentro del PRI, los diputados de la Confederación Nacional Campesina junto con diputados del PRD –en alianza—buscan más recursos para el desarrollo de proyectos productivos que con lleven en el mediano plazo a que México se vuelva autosuficiente en la producción de sus alimentos.
Y si actualmente los campesinos alcanzan a cubrir el 50 por ciento de la demanda interna la proyección de los diputados del campo es que desde hoy se sienten las bases para que nuestro país vuelva a ser autosuficiente y produzca el 75% de los alimentos para cubrir la demanda interna como lo recomienda la FAO, en medio de la crisis de alimentos que se avecina en el mundo.
Al parecer, una vez más los diputados del sector rural exigirán más recursos, y con más conciencia en tanto que éstos no se destinen a programas asistencialistas sino para el desarrollo del campo a través de gasto en infraestructura, sistemas de riego, tecnificación, asesores, banco de crédito y apoyo a proyectos productivos. Con lo anterior quedarían erradicados programas aparatosos como el de la Cruzada contra el hambre.
El rescate al campo de Peña Nieto puro cuento
Se reconoce que de acuerdo a cómo se prioriza el gasto es el interés que se tiene para que funcione algo o medio funcione. Como en el gasto familiar hay prioridades de acuerdo a intereses comunes y no particulares, en el presupuesto público debería ser parecido, sobre todo si hablamos de ser un país democrático. Sin embargo, no sucede así.
Reglas de operación deben ser amigables con productores que abastecen mercado interno no con trasnacionales.
Las reglas de operación para acceder a los recursos de los programas para el campo no las puede cumplir el peque lo productor, sobre todo porque en prácticamente todos los programas destinados al sector –a excepción de dos—se requiere el 1×1 para acceder a los recursos; si el apoyo es de 100 mil pesos el campesino debe pagar el equivalente y ¿pues de dónde?
El siguiente paso que darán los diputados federales luego de aprobar el gasto, será rediseñar estas reglas y que permitan al pequeño y mediano productor del campo contar con los apoyos gubernamentales por el que luchan muchos diputados durante el jaloneo por el presupuesto, y que éstos no queden sólo para las grandes cadenas de alimentos, a las que nada les cuesta pagar el equivalente: Soriana; Chedrahui, Bimbo y Maseca por citar unas.
