Francisco Gómez Maza
Análisis a Fondo
- El objetivo inmediato del crimen, los municipios
- La estrategia sería lograr un desarrollo integral
Mientras los diputados se preparaban este miércoles para aprobar el presupuesto federal para 2014, en una plenaria que se esperaba terminara en la madrugada del jueves, saltó en San Lázaro el tema Michoacán, en donde pareciera que el Estado mexicano, con un despliegue fenomenal de fuerzas de seguridad, es rehén de poderosas bandas del crimen y grandes comerciantes de drogas ilícitas.
Para estados como Michoacán era anoche fundamental que los diputados asumieran una actitud multipartidista imaginativa, novedosa, fuera de lo común. En las regiones donde el gobierno intenta lograr la paz, rota desde hace tiempo por la metralla de los “soldados” del mal, tienen que hacerse a un lado los intereses partidistas para retejer la paz.
Para ello no es suficiente el ejercicio de la fuerza, ante la cual los criminales imponen sus condiciones y sus armas – soborno, cobros de “impuestos”, obras “sociales”, secuestros, asesinatos – sobre todo en los puntos más débiles de la estructura de gobierno que representan las presidencias municipales, dejadas al arbitrio de los señores de la droga.
Se esperaría que anoche o en la madrugada de hoy jueves, los legisladores hubieran aprobado un presupuesto para fortalecer a los gobiernos municipales, asediados por las fuerzas del mal.
Hasta ahora, los presidentes municipales – y los municipios son el país y por tanto más importantes que los gobiernos estatales y que el federal – viven movidos por el miedo. Son presa fácil del acoso, de la extorsión, del secuestro y del asesinato, como acaba de suceder con el presidente del municipio michoacano de Santa Ana Amaya, Ignacio López, quien fue asesinado, luego de cumplir una huelga de hambre a las puertas del Senado de la República exigiendo protección para él y sus colegas.
Horas antes de que se celebrara la asamblea plenaria de los diputados, un grupo de presidentes municipales michoacanos, de filiación perredista (pero aquí lo que menos importa es el color político), se presentó, acompañado del presidente de la Junta de Coordinación Política, Silvano Aureoles Conejo, para cabildear ante los reporteros que cubren las actividades legislativas, para manifestar su preocupación ante la inseguridad en que cumplen sus funciones. Y llamaron a los diputados de todos los partidos a aprobar presupuestos no solamente para recoger la basura callejera, o para los proyectos municipales que no crean condiciones estructurales para lograr un desarrollo integran de la sociedad.
El presidente de la Jucopo les dijo a los reporteros que buscaría recursos suficientes para el rescate de Michoacán, pero esas palabras fueron entendidas como dirigidas a todos los municipios del país, que son la presa más fácil de las bandas criminales. La visita de los presidentes municipales michoacanos debió de haber sacudido la conciencia de los diputados.
Los municipios son los eslabones del gobierno que tienen más carencias y más presiones. Como lo dijo Aureoles, no hay otro gobierno que tenga tanta presión de los ciudadanos como los municipios y los presidentes municipales. A diario tienen que hacerse cargo de las necesidades de la gente, hasta de un medicamento, una urgencia médica, la comida de los niños, o el pasaje de una persona enferma. Y ahora, de ribete, tienen que hacer frente a las presiones de los criminales que controlan las relaciones sociales de sus municipios.
Los presidentes municipales se venían con el miedo a flor de piel y declinaron hablar con su nombre. Inevitablemente viven el día al día con el miedo de ser violentados por los sicarios de una banda u otra. Inclusive hablaron de la necesidad de que las asignaciones presupuestales no fueran hechas públicas, pues podrían ser mermadas por los cobros que acostumbran hacerles los criminales.
El caso de Michoacán, así, es paradigmático. Otro tanto ocurre en estados como Guerrero, el estado de México, y los del norte como Nuevo León y Tamaulipas, o el noroeste como Sinaloa.
Michoacán no sólo necesita de las fuerzas de seguridad para acabar con el crimen. Es fundamental que la estrategia tenga que ver con la solución de los problemas sociales.
