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País mariguanófilo

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Agora Deportiva

Jesús Yáñez Orozco

Entre chunga y delirio patriotero osciló la diminuta imagen de la hoja de mariguana en dos banderas mexicanas que ondearon en Austin, con aires texanos. Apareció el pasado fin de semana durante una carrera de Fórmula Uno en el corazón del blanco, al lado del nopal, el águila y la sierpe.

 

Cuando el fanatismo nacionalista se convierte en ignaro fundamentalismo. Al lábaro patrio, igual que al himno nacional, no se les toca con el pétalo de una hoja, vamos, ni de mota. 

Faltaba más, sobraba menos.

Las buenas conciencias temen que a México se tilde de país mariguano en el resto del mundo. ¿Qué pensarán nuestros hijos? Piensan muchos. Lo que para ellos es malo tiene que ser negativo para todos. Más cuando la cultura popular, manipulada por ignaros medios de comunicación y políticos, asocia a la mota con algo diabólico, anticatólico; el anticristo.

Virgen de los Apachurrados: si son trapitos tricolores.

“Falta de respeto”, calificó la supuesta osadía el casi beato ex presidente Felipe Calderón, quien se encontraba de espectador en la carrera. En ella participaba el mexicano Sergio “Checo” Pérez. Era su última carrera con la escudería Mclaren. En su tienda oficial ondeaba una de las banderas pachecas.

Pegó el grito en el cielo el Consulado General de México en Austin. Expresó su malestar por el “grifoso” agravio a la bandera mexicana. Pero nada va a pasar. Será llamarada de petate.

Redes sociales también reaccionaron. Hubo cuestionamientos irónicos sobre si dichas banderas fueron auspiciadas por el ex presidente Vicente Fox, principal porrista de la legalización cannábica.

 

O si era porque pescaron fumando un “churro” a “Pa-Checo” Pérez en los pits. O significaba un mensaje mariguanófilo que exhibe a México ante el mundo. Incluso hubo quien sugirió que pongan la foto del “Chapo” Guzmán, o una de AKA 47, en lugar del escudo nacional.

A principios de los años 70, entre los Cara Pálida, era moda comprar ropa interior –calcetines, trusas y pantaletas- con la bandera gringa. Incluso Jimmy Hendrix parodió con su guitarra el himno de su país durante el festival de rock en Woodstock. Nadie la hizo de tos.

Hace 73 años fue legalizada la mariguana en México. Duró sólo unos meses, en 1940, previo al término del gobierno de Lázaro Cárdenas del Río. Se dio marcha atrás por presiones del Imperialismo Yanqui.

Leopoldo Salazar Viniegra, secretario de Salud, entonces, pugnó por su despenalización. “Doctor verde”, o “El Pasteur Mexicano”, lo llamaban. El escritor mexicano F.G. Haghenbeck consigna parte de esta historia en su novela “La Primavera del Mal”.

Y ¿cómo enrollarnos en la bandera y lanzarnos desde el Castillo de Chapultepec, cuando presidentes de la República en turno, una vez jurado ante ellas lealtad a la nación, se ha convertido en asesinos, vende-patrias, traidores, ladrones?

Pero habrá que preguntarse por qué la Federación Mexicana de Futbol sí puede hacer uso discrecional de la bandera nacional y del himno cuando responde a intereses privados, comerciales. Es moneda de cambio donde se acoraza a la Selección Nacional.  

Si la Secretaría de Gobernación prohibió hace varios lustros el uso del escudo nacional en las playeras del Tridolor ¿por qué permite que se explote al himno y la bandera que nada tienen que ver con el pueblo ni el gobierno en turno?

Negocio enmascarado de un deporte cuyos dueños, televisoras, principalmente, manipulan el fervor patrio. Hacen creer que es dogma de fe ver a la Decepción Nacional en la telera o acudir a los estadios cuando juega.  

Falaz falacia.

Vale recordar que Texas –era la mitad del territorio nacional– fue regalado en 15 millones de dólares por Antonio López de Santa Anna. Y el hecho de que aparecieran dichos banderas mexicanas mariguanosas, en una carrera de Fórmula Uno, puede ser, también, un mensaje subliminal de que sigue siendo propiedad nacional.  

Esta ámpula patriotera mediática y de redes sociales se levantó, también, debido a la legalización de la grifa en el Continente Americano. En dos estados del país de las Bardas y las Estrellas ya se autorizó con fines recreativos y en 18 más como alternativa medicinal. En Uruguay, el presidente José Mújica logró su aprobación y está en análisis legislativo cobrar un dólar el gramo de la yerbita vaciladora.

México va en ese sentido. El ex presidente Vicente Fox es uno de los principales estrategas de su despenalización. Una especie de “10” en las canchas mediáticas para divulgar las bondades mariguanófilas. En el Distrito Federal, ya se legisla en ese sentido. Una vez legalizada, podría ser en 2015, sería de uso recreativo.

Y no está lejano el día en que se despenalice en todo México. Entonces podremos ver, seguro, futbolistas publicitando grifa en sus playeras y shorts, en vez de alimentos chatarra y aguas negras. En la camiseta de los ratones verdes podría, incluso, estamparse una hoja de mariguana como escudo. El presidente de la FMF, Justino Compeán,  fue uno de los organizadores del Festival de Avándaro de Rock y Ruedas, en septiembre de 1971.

Daña más consumir esos “alimentos”, ver “El chavo”,  la “Señorita Laura”, o escuchar a ignaros cronistas y analistas de futbol, que un toquecito de mota de vez.

Júrolo.

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