Tras la puerta del poder
– Con dos visiones distintas sobre un mismo asunto, en medio de descalificaciones la reforma avanzó
– La tribuna senatorial fue asaltada por los perredistas, quienes vieron que eso no impidió continuar la sesión
– Los de la izquierda lo intentaron todo y al final decidieron alargar lo más posible el debate
Roberto Vizcaíno
La llamada izquierda en el senado y fuera de él, lo intentó prácticamente todo en su búsqueda de parar la reforma energética combinada de Enrique Peña Nieto y PAN… pero no lo logró.
Ayer, con su aprobación en lo general en comisiones, quedó sellado el primer paso, y hoy -o a más tardar mañana miércoles-, pasará al Pleno para su aprobación en lo general y particular para que este fin de semana hagan lo mismo en la Cámara de Diputados.
Al final dentro de este primer paso todo quedó en lo que el presidente del CEN del PRI denominó como un simple ejercicio de aritmética: tantos a favor y tantos en contra. Y la mayoría dijo “aprobado”.
Ya aceptada en lo general, todavía ayer los senadores del PRD y PT la hicieron cansada a fin de alargar al máximo el proceso que desde siempre supieron perdido.
Todos ellos se inscribieron con “reservas” para cuestionar y oponerse a prácticamente todos los puntos de la reforma a sabiendas de que a la hora de ser votados, ganaría la mayoría integrada por PRI, PAN y Verde.
Siempre se trató de obstruir, alargar, hartar, exacerbar el trabajo legislativo de esta reforma.
Las provocaciones de los senadores perredistas, petistas y la única del MC, la campechana Layda Sansores, fueron recurrentes y llegaron a lo inimaginable y permisible en un recinto legislativo y desde su tribuna.
Una muestra de eso fue la intervención de la senadora Sansores quien luego de calificar encendidamente como traidores y vendepatrias a quienes votarían a favor de la reforma, desde la tribuna dijo:
“… privaticen los sueños, privaticen la ley, privaticen la justicia, pero si quieren realmente que haya una privatización a fondo, vayan y privaticen a la puta madre que les parió, y eso sería mucho mejor que lo hicieran porque al menos ésa es suya… esta Patria no se la merecen, porque no es suya”.
Layda aprovechaba para encubrir su ira y descalificación lo escrito por el portugués José Saramago en sus Cuadernos de Lanzarote, donde el escritor -ya fallecido- reflexiona:
“Que se privatice Machu Picchu, que se privatice Chan Chan, que se privatice la Capilla Sixtina, que se privatice el Partenón, que se privatice Nuno Gonçalves, que se privatice la catedral de Chartres, que se privatice el Descendimiento de la cruz de Antonio da Crestalcore, que se privatice el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela, que se privatice la cordillera de los Andes, que se privatice todo, que se privatice el mar y el cielo, que se privatice el agua y el aire, que se privatice la justicia y la ley, que se privatice la nube que pasa, que se privatice el sueño, sobre todo si es diurno y con los ojos abiertos. Y, finalmente, para florón y remate de tanto privatizar, privatícense los Estados, entréguese de una vez por todas la explotación a empresas privadas mediante concurso internacional. Ahí se encuentra la salvación del mundo… Y, metidos en esto, que se privatice también a la puta que los parió a todos”.
Sansores sólo provocó sonrisas. Sus compañeros de cámara ya la conocen. Saben que es capaz de cualquier cosa. Ahí no hay debate. Es imposible.
En lo general, de nada valieron meses de concentraciones en el Zócalo, de marchas, declaraciones, condenas de Andrés Manuel López Obrador y sus tropas y las de Cuauhtémoc Cárdenas junto con las del PRD, y menos las pequeñas bandas del PT o Movimiento Ciudadano.
Ni qué decir que los cercos al Senado en que participaron conjuntamente los pejistas con los que andan todavía por aquí de la CNTE, y los aguerridos contingentes del SME, en esta ocasión no pudieron siquiera detener ni al bolero que lustra los zapatos en la cámara alta.
Bueno, ni siquiera hicieron mella los cacerolazos sobre las vallas metálicas colocadas por las fuerzas federales alrededor del Senado, una larga y abrumadora sesión de cacerolazos planeada y ordenada por Andrés Manuel López Beltrán –hijo y representante de you know who– para intentar aturdir y hartar a los legisladores que tramitaban la reforma.
Dentro del recinto la batalla fue cuerpo a cuerpo. La media docena de senadores del PRD y PT pertenecientes a las comisiones que tramitaron el dictamen de la energética se organizaron en comandos y mientras unos como el tabasqueño Fernando Mayans interrumpían a cada momento a los oradores en turno, otros armaban pancartas y otros embates que culminaron siempre en lo mismo: que la reforma energética fue ordenada por los oscuros intereses de EU, que el presidente Enrique Peña Nieto es un privatizador, que habrá entrega de petróleo y yacimientos a las grandes industrias norteamericanas y que será el mayor desastre de México.
Luego de dejar pasar y dejar hacer, los priístas, panistas y verdes fueron representados en general por el hidalguense David Penchyna quien cerró el largo y fastidioso ciclo de los debates con varias consideraciones:
“… este año hemos trabajado de manera intensa en un tema polarizante, en un tema en el que se le había apostado que no iba a haber condiciones para el debate, hoy estamos haciendo un ejemplo de democracia debatiendo con tolerancia, y aceptando las circunstancias de la verdad de cada quien, de la que de que cada quien es responsable.
“Disentir o coincidir es la esencia de la democracia, y en un tema tan fuerte, con un contenido ideológico, histórico, con tantas y diferentes visiones que hemos debatido en los últimos 15 años, no se podía esperar menos.
“(Pero) Aquí se nos ha descalificado a algunos, se han inventado novelas o se ha recurrido a novelas del pasado y las tengo que mencionar así, porque no hay prueba de ello y nosotros tenemos que trabajar con pruebas en la mesa, no con especulaciones o con narrativas de historias personales de las que no fuimos testigos.
“Se nos ha descalificado queriéndonos decir que nosotros no hicimos la Reforma ni la iniciativa… no lo acepto y no lo permito. No lo acepto y no lo permito, porque soy responsable de mis actos y no tengo ningún problema en dar la cara, para que juntos con los que creemos en este proyecto, presentemos un proyecto de Dictamen a consideración de esta soberanía con respeto en una franca democracia que notoriamente ha avanzado en las últimas décadas.
“Los que creemos en esto, partimos de un principio: México no está bien y la materia de la energía no es la diferencia de muchas tareas pendientes de nuestra Nación.
“México, siendo una potencia petrolera, como se ha dicho aquí, hoy importa 18 mil millones de dólares en petroquímica; México en tan sólo nueve años, perdió 900 mil barriles de petróleo del 2004 al 2013.
“México y en campos convencionales el 85 por ciento de ellos, está en franco declive; México siendo la sexta o séptima potencia de gas en el mundo, importa más de la mitad de su gas y los industriales de este país, los que dan empleo, hoy están pagando incluso a veces 300 por ciento más de costo de gas.
“Hoy tenemos un sector productivo limitado, y una baja generación de empleo, hoy tenemos un gran potencial energético que no se está traduciendo en la palanca de desarrollo que decíamos; eso nadie lo puede negar.
“Las medicinas y las recetas pueden ser diversas, no es necesario descalificarnos para conocer la propuesta de cada quien. Sabemos entender y sabemos escuchar y hoy la enorme mayoría de senadoras y senadores de este Pleno, con tolerancia y con respeto, ha hecho a un lado la descalificación personal y la provocación, porque lo que queremos es construir una Reforma Energética para nuestro país que nos permita ver a nuestros hijos a la cara.
“En 75 años, hubo un modelo energético que llenó de orgullo a los mexicanos, porque de cada 100 carreteras prácticamente 35 fueron gracias a la industria de Pemex y la de todos sus trabajadores, porque en los últimos 50 años, construimos una infraestructura eléctrica de la que nos tenemos que sentir orgullosos, porque pese a nuestra dispersión territorial, hoy sólo 2 millones de 120 millones de mexicanos, carecen de la luz eléctrica.
“Ese modelo sí es nuestro orgullo, pero también tenemos responsabilidad con el presente y el futuro y sabemos que ese modelo tiene que cambiar, porque el mundo ha cambiado, el petróleo fácil se acabó y la competencia y la globalidad no es concepto de una moda, es la realidad económica de nuestros tiempos.
“Esa es la razón de haber hecho esta iniciativa. Algunos creemos en ella, muchos otros no, que no nos espante; no caigamos en la provocación que detone un procedimiento que haga imposible lo que en 15 años por mezquindad política, y asumo mi parte como parte de un partido político, no nos permitió avanzar en algo que pueden pagar muy caro nuestros hijos y nuestros nietos. Bienvenido el debate.
“Hay quien piensa que se gobierna con encuestas y ya hemos pagado muy caro el gobernar con encuestas porque entonces la parálisis de las decisiones del costo político ponen en franco deterioro la posibilidad del desarrollo y del futuro.
“Nosotros asumimos, como generación, lo que tengamos que asumir. No somos una generación que se avergüence de lo que ha hecho, somos una generación que los puede ver a la cara, como ustedes hacen francamente lo mismo con nosotros”, concluyó.
El debate continuó, a veces en el filo del enfrentamiento físico.
