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Mutantes: Agua y leyes, para los güeyes

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Primero una rectificación: en el texto del miércoles insistí en llamar Puerto Madero a Puerto Morelos. Explico: Puerto Madero es un muelle en las cercanías de Buenos Aires, donde paseaban familias y parejas; allí nacieron los carritos, una suerte de puestos callejeros donde vendían el clásico asado para comer al estilo callejero.

 

Por el auge de esos negocios en el muelle instalaron restaurantes de cierta categoría, ya no populares. De allí nace el tragadero de súper lujo que en la ciudad de México ofrece servicio con meseros engominados de ceja altiva y gesto hacerle gran favor al comensal. Pero prestigio es prestigio y los clientes soportan todo con tal de conseguir una mesa.

Bueno, pues de Puerto Morelos pasamos a Cancún donde al simple tránsito encontramos un letrero que oferta (si no lo cree el lector, yo todavía estoy dudando de haberlo visto) nada menos que dos mil 800 hectáreas a lo largo de la costa y con exclusividad de playa.

En alguna parte de la Constitución dice que las franjas costeras  no pueden ser privatizadas, se refiere a que no puede impedirse el tránsito o el disfrute de las playas a ciudadano alguno, nacional o extranjero.

Pero en Puerto Morelos hay un buen número de callejuelas que muestran un letrero anunciando “acceso a playa pública”. Si hay playa pública y lo avisan, es que evidentemente hay playas privadas, donde los mexicanos corrientes y molientes, como el que suscribe, no pueden pasear y mucho menos encuerarse y meterse al agua.

En Playa del Carmen, vecina a las áreas populares una residencia u hotel reserva su territorio para sus huéspedes que tranquilamente andan encuerados. No hay permisos para tal exhibición, pero no importa porque los practicantes de esa disciplina son tan viejos que no despiertan pensamientos eróticos, provocan recuerdos de películas con criminales que embalsaman a sus víctimas.

En Akumal los pobladores sostienen un diferendo con quienes han privatizado el acceso a las playas, judicialmente se ordenó la apertura pero los presuntos dueños se emperran y les vale un soberano cacahuate el amparo que lograron los aperturistas. La entrada sigue cerrada.

Intentamos, con mi esposa Magdalena y mi cuñado Juan Bosco y su esposa Martha, visitar un restaurante tailandés. Está dentro de un hotel y se recorren sin temor a equivocar el cálculo, unos tres kilómetros antes de llegar al sitio. Se intuyen las instalaciones hoteleras, pero ni siquiera se alcanzan a observar sino hasta el momento en que se arriba al comedero. Mayakoba, creo que se llama.

Pero no es el único, existe otro hotel con una alberca magnífica a la orilla de la playa, pero la tal alberca cuenta con agua caliente salada y sólo puede usarse bajo cuidado médico. En este otro albergue se desvía de la carretera a la costa por un camino casi selvático por lo menos un kilómetro. La exclusividad es tal, que  nadie intentaría pasar al interior sin previo permiso. El paraíso de la bonita, es el nombre.

Así pueden mencionarse accesos vedados en cien o más kilómetros de la Riviera Maya, especialmente a la altura de Playa del Carmen.

Las desgracias de Quintana Roo, en esta parte del estado, son sus munícipes. En Playa del Mar una “desarrolladora” (así llaman a los escualos que construyen viviendas a lo tarugo y en cualquier parte) está rellenando un manglar. Como es sabido los manglares son intocables, aún y cuando hoteles como el mencionado Mayakoba tengan un manglar –exclusivo de ellos—circundando sus cabañitas de precio impagable para cristianos comunes.

El responsable de la obra que atenta contra el equilibrio ecológico de la región, es el ingeniero Rafael Lara Lara, quien de acuerdo con nuestros informantes, fue alcalde y ahora aprovecha los beneficios del cargo para fábricar billetes. El desarrollo es de lujo y cada vivienda costará un ojo de la cara.

Ludivina Menchaca, delegada de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente, estará pendiente de las denuncias interpuestas contra el relleno del manglar, aunque desde fuera de la entidad por problemas familiares. Piensa que a larga distancia podrá emitir un juicio que ya fue puesto en duda por la solicitud de una nueva inspección ya que en la anterior tranquilamente se concedió a los empresarios todo lo que pidieron.

En Playa del Carmen mientras construían una carretera que pasará por el rancho del ex presidente municipal Marciano Toledo, la empresa ICA rompió el drenaje público lanzando a un cenote millones de litros de aguas sucias contaminando los mantos freáticos, llenando de porquería el depósito de aguas.

El cenote es propiedad del ex alcalde y la obra se realiza sin permiso oficial. Se trata de una vía de cuota a Tintal. Entiéndase, pues, cualquier gandaya se apropia de la vía pública, hace su carreterita y a cobrar se ha dicho.

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