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Politiquería y violencia

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Francisco Rodríguez 

 

Pueblo de San Bartolo Ameyalco, en la delegación Álvaro Obregón del Distrito Federal. ¿Fuenteovejuna? ¿Revuelta popular? ¿Represión pésimamente ejecutada? ¿Manipulación? ¿Negocios de politicastros o de encumbrados funcionarios?

 

Decenas de preguntas saltan en un panorama social más que descompuesto, donde la economía está estancada, la violencia social se incuba desde las escuelas y las mentiras oficiales — del tipo “vamos por buen camino”; o “descienden los niveles de delincuencia”– son otra vez la constante.

La historia de los sucesos de San Bartolo Ameyalco, me dice una lectora que es vecina de esa población, es vieja historia, muy vieja y de viejas.

Sucede que no hay agua para todo el pueblo. Y en consecuencia se da un manejo mafioso del mismo grupito que se opone a la red que surge del Cutzamala.

Los “nativos”, que así se autodenominan, se sienten dueños del dichoso manantial que en realidad es de escurrimiento. Así que si llueve, bien, y si no, no.

Los niveles suben y bajan, como “El Chorrito.”

Ah pero ellos alegan que el manantial podría dar agua a todo México, de la mucha agua que tiene. Son cerrados y cerriles, mis vecinos. Por mis… calzones, la mayoría viejas, no les dan agua a quien ellas no quieren.

Desde luego en sus casas hay agua.

Una de ellas, Sylvia Zumaya, parece ser protegida de Mario Delgado –actualmente senador y ex aspirante a suceder a su protector Marcelo Ebrard en la jefatura del gobierno del DF–, así lo presume ella, y puede que sea cierto, porque se le abren muchas puertas en el gobierno central.

La otra, Carmen Bobadilla, es perredista del grupo de Eduardo Santillán y Jorge Zepeda.

Y el asunto ya se politizó porque Zepeda quiere ser delegado. El día de los hechos estos dos se escondieron y no dieron la cara, pero eso sí llevan más de un año azuzando a la gente.

Alegan que lo que quiere Leonel Luna –ya dos veces delegado en Álvaro Obregón– es llevarse el agua del bendito manantial. Agua bendita, le llamo yo. Cosa improbable porque no puede tener ese manantial la cantidad de agua de hace 50 años.

Hay un sector muy grande del pueblo que no tiene agua y de ahí que viene la red por el camino viejo a Mixcoac desde el tanque de Villa Verdún. No entra al casco del pueblo. Pero no lo permiten, han habido ‘ene’ cantidad de juntas con Luna y sin Luna en la delegación y aquí en el pueblo, pero no ceden.

A Luna le han dicho de todo en su cara.

Y en respuesta, los alegatos del delegado son tontos y falsos; no se sostienen.

Si Luna quisiera llevarse el agua a Santa Fe, habría pasado los tubos por los puentes. ¿Qué necesidad de estas broncas?

Estas viejas perdieron el comité vecinal. Luna apoyó a los contrarios y ahí está el meollo del asunto. Ellas, apoyadas por Santillán y Zepeda, contra los lunistas.

Yo vi a los pobres granaderos. Los mandan sin nada con que defenderse. La gente aquí es muy violenta y así les fue. Pero el operativo ya se necesitaba y se tardaron tanto que el conflicto se elevó a estos niveles.

Yo estoy en una zona alejada del centro, y tengo agua de la red del Cutzmala, nunca me falta, más bien me sobra; así que después de que fui y vi, me regresé a mi casita.

Politiquería. Tras el trasfondo de la violencia en San Bartolo Ameyalco, cual lo narra la lectora del Índice Político, ¿o no?

 

Índice Flamígero: Para los cuerpos policíacos de a pie, para los pelotones que no tienen haberes de retiro ni pensiones vitalicias, es altamente preocupante que ciertas autoridades del GDF estén jugando con sus integridades, mandándolos a sofocar fuegos que su mente ambiciosa y desenfrenada practica, sin que Miguel Ángel Mancera se dé cuenta que le están metiendo el dedo en la boca. Son muchos casos de zafarrancho provocados por “entres” y‎ “moches” de los que el único que no se entera es Mancera. El modelito, inaugurado en su momento por Manuel Bartlett es dejar crecer un problema, sacarle provecho y luego no meter las manos. Sólo que en nuestros días, esas autoridades contratan paracaidistas, los mandan a invadir, previo “entre”, y ya que están adentro los manda a desalojar, si no le vuelven a “entrar”. Cuando los grupos se dieron cuenta del jueguito, rezongaron y ahí les van los granaderos para que los pongan quietos. La Ley de Herodes, pues. Acto seguido, aparecen esas dizque autoridades en los velatorios y cariacontecidos hace llamados a la unidad y a la concordia. El Basuritas –repito– es un niño de pecho frente a estos mofletudos archimillonario que, a su vez, le “entran” con Marcelito y con los “Chuchos”, no vaya a ser que no los dejen pasar como candidatos a diputados para forrarse de inmunidad. + + + ¿Qué tanto dejará la sufrida delegación Iztapalapa, que diario reporta dolores de cabeza de muertos, delincuencia organizada, narco-menudeo, atropellos policíacos –recuérdense los narrados en la película “Bala fría “–, invasiones en las sierras de Santa María, etc., que el pelele de su titular, un chamaco impuesto ahí para “reportar” a todos los grupos de ex y actuales funcionarios y tribus, todavía tiene remanentes para comprar el edificio de setenta millones de pesos en el que vivía de pobre? Para mayores informes, preguntar al portero de Vertiz 1073, entre San Borja y Eugenia.

 

 

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