Así de Fácil
Juan Chávez
Ya era hora. El gobierno de Estados Unidos se había tardado. En la Policía Fronteriza, agentes aduanales y otros funcionarios de la frontera, está la mafia gringa coludida con el narco crimen.
Hace muchos ayeres que el paso de la droga del trampolín que es México, pasa sin problemas serios la línea fronteriza para llegar a los consumidores del mercado más grande de consumo de estupefacientes.
Son las drogas blandas y las duras las que son metidas a Gringolandia sin muchos trabajos por los cárteles.
El verdadero trampolín está en la línea fronteriza.
Un pariente cercano, hace algunos años, me contó que los traílles bien cargados de mariguana llegan a la merita línea que divide a los dos países y ahí, a ritmo acelerado, eran descargados de los paquetes de la cannabis que, también de prisa, eran metidos a los vehículos de la Patrulla Fronteriza.
En los asientos traseros y cajuela, se colocaba la mariguana y ya llena, la patrulla se internaba a la Unión Americana para entregarla a los grandes distribuidores.
Hasta ayer, se dispuso apenas investigar a más de dos mil miembros de ese cuerpo fronterizo y a funcionarios que se hacían de la vista gorda.
El gobierno de Obama, seguramente, se sintió sometido a presión al ver como México sigue aprehendiendo a los grandes jefes de las bandas de narcotraficantes.
Algún remordimiento debió haber sentido, porque la práctica de descargar la yerba en la mera línea fronteriza, era práctica común.
Claro, si se actúa con prontitud, se va a poner freno al tráfico maldito, pero no hay que confiar demasiado; no es posible dejar sin la yerba al principal consumidor de ella en el planeta. Enfrentaría un problema social. Habría, además de protestas, más actos violentos que el tráfico en sí provoca.
Dejar a millones sin su “toque de gloria” por ausencia de la mota, quizá sea más peligroso que hacerse el maje y seguir consecuentando su ilícito tráfico, aunque ya 24 estados de la Unión la hayan declarado legal “para fines médicos”. Más de la mitad de los estados ni siquiera sueñan con un paso así.
Nueva York, una de las cunas del gran consumo, ha sido el último en legalizarla, quizá. Por eso y más esa investigación a la Border Patrol, no va prosperar más allá de los fines mediáticos con que nació el anuncio. Veremos.
