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Centralismo, incapacidad y valemadrismo

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Moisés nchez Limón

Ricardo Anaya y Carlos Navarrete, dirigentes nacionales del PAN y del PRD, es decir, los dos principales partidos políticos que arroparon e impulsaron la candidatura de Ángel Heladio Aguirre Rivero al gobierno de Guerrero, han decidido quitarle la red de protección e incluso acelerar su caída.

 

César Camacho Quiroz, presidente del CEN del PRI, salomónico evitó sumarse al linchamiento y simplemente dejó a la conciencia de Aguirre Rivero la decisión de irse o quedarse al frente de un gobierno caído en desgracia, entre el descrédito y la incapacidad, la ignominia. Con el evidente autismo valemadrista de quien insiste en negar la realidad.

El gobierno federal ha intervenido directamente en busca de resolver un problema de suyo grave y delicado, pero Aguirre Rivero tiene un cristal diferente, a través del cual observa otro escenario y ha dicho a diputados federales que Iguala no es Guerrero, que el estado se encuentra en paz.

La diputada federal petista Lilia Aguilar Gil, de la reunión que sostuvieron legisladores federales integrantes de la Comisión Especial de Seguimiento a la Desaparición de Estudiantes en Iguala con el gobernador, dice que notó un exceso de confianza en Aguirre Rivero, quien insistió en que “los poderes del Estado funcionan y que la violencia y la ingobernabilidad está centrada en el municipio de Iguala. En general (el gobernador) está muy seguro de que va a permanecer como gobernador del estado hasta el final”.

Tal vez Ángel Heladio espera que la espiral de violencia se catapulte con la tozudez de un centenar de estudiantes politécnicos que se han montado en el todo o nada, en una demanda que al amanecer borda en el acuerdo y por la noche se deshilacha por la ausencia de acuerdos de un grupo que representa no a los estudiantes, sí a intereses con sello político-partidista.

Y, frente a estos escenarios la oposición de izquierda y de derecha que busca el cobro de afrentas y descalifica, acusa al presidente Enrique Peña Nieto de reaccionar tarde frente a problemas como el de los normalistas de Ayotzinapa, al generado por incapacidad de gobernadores como Aguirre Rivero y el tamaulipeco Egidio Torre Cantú, o en su momento el michoacano Fausto Vallejo y más reciente el del lenguaraz sonorense Guillermo Padrés Elías.

Así, en la medida que avanza el proceso electoral intermedio, crecen las críticas contra Peña Nieto acusándolo de intervenir directamente en asuntos competencia de los estados libres y soberanos.

Olvidan estos críticos, empero, que el Pacto Federal implica la intervención de un Gobierno Federal, es decir, del Presidente de la República como jefe del Poder Ejecutivo Federal, obligado a velar por el respeto a la soberanía nacional y a intervenir cuando, conflictos estatales o focalizados, amenacen con violentar la seguridad del país y la armonía de la República Federal.

¿Qué sería de los ciudadanos michoacanos, en este momento, de no haber intervenido el gobierno federal mediante un comisionado para poner orden en el gobierno estatal y un buen número de gobiernos municipales?

Mire usted, no es un asunto, éste, de filias o fobias ni de banderías políticas. No, es de simple sentido común.

Hoy, como ya ocurre en voz baja y mediante la versión filtrada, en Michoacán se descalifica a Alfredo Castillo Cervantes, comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de esa entidad. Lo quieren fuera y, urgen, deje el espacio libre pero, preguntaría, ¿como para qué?

Por eso, no puede pasar desapercibida la crítica que, contra el creciente centralismo para solucionar problemas estatales y municipales, hizo el presidente de la Cámara de Diputados, Silvano Aureoles Conejo, fundamentada en una aparente demanda de respeto a estados y municipios que, constitucionalmente, son libres y soberanos.

No hay que darle mucha vuelta al real fundamento de la abierta crítica que hizo Aureoles Conejo al gobierno de Enrique Peña Nieto por seguir la tendencia centralista para solucionar los problemas, de toda naturaleza, que se registran en el país.

¿Le estorba el comisionado Castillo Cervantes en su carrera reincidente al gobierno de Michoacán? Porque esa advertencia de que la ruta centralista, “al paso que vamos, esto será muy pronto el retorno al Porfiriato”, de plano es un exceso que implica descalificar al equilibrio político y suponer que la oposición en el Congreso de la Unión vale para dos cosas…

Dice Aureoles Conejo, que “la tendencia de querer centralizar todo y querer tomar las decisiones centralizadas, lejos de resolver el problema lo va a agudizar o ya está grave de por sí y, en consecuencia, la ruta que se va siguiendo la veo muy riesgosa”.

Quizá tiene razón por cuanto a que “no diría yo que estamos en un ambiente de ingobernabilidad, pero sí percibo este ambiente de insatisfacción social, de inconformidad, de condiciones propicias para la expresión inconforme de ciudadanos y que, seguramente, obedece a muchas cosas y, una de ellas, tiene que ver, también, con temas más de fondo”, pero de ahí al retorno al porfirismo dista un abismo, sería tanto como considerar que los mexicanos carecemos de memoria o que de plano somos párvulos y, de la mano del demagogo, nos encaminamos al abismo sin chistar.

Asegura que “en esta crisis (la de Guerrero), están a prueba las leyes, nuestro marco jurídico, nuestras instituciones y los mecanismos de toma de decisiones”. Es posible, sin duda, muy posible. Pero, ¿acaso no es un diputado federal que tiene posibilidad de impulsar reformas legales?

Este, dijo Silvano, es el momento de revisar de fondo el funcionamiento del municipio y las entidades, es decir, “hay que volver al comienzo –no sé si es la frase correcta–, hay que iniciar de nuevo, hay que revisar qué está pasando con el tema de las instituciones”, pero cuando se le preguntó si considera hay una cacería de brujas con el caso del gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero, respondió que hay ausencia de elementos para determinar la desaparición de poderes en Guerrero.

Además, estimó que la postura del PRD no es si trata de avalar dicho procedimiento en el Senado propuesto por el PAN.  Y salió con el rollo: “Yo creo en las instituciones nacionales; creo en el Estado de derecho y creo en la ley y hoy están a prueba las instituciones, pero yo tengo la certeza de que los van a encontrar (a los 43 normalistas)”.

O sea, sirve el centralismo pero sólo cuando conviene, porque el comisionado estorba en la carrera de Silvano; hay incapacidades de gobernadores, pero “pos allá ellos” y que no se meta el Presidente. Hay valemadrismo, pero qué tanto es tantito. Conste.

VIERNES. Este sábado 18 de octubre, en un acto a celebrarse en la capital campechana, que habla bien del respeto entre pares, los diputados federales del PRI –por Campeche, por supuesto–, rinden su segundo informe de labores legislativas. Es evidencia del trabajo de la coordinadora de la bancada campechana, Rocío Adriana Abreu Artiñano. Digo.

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