Acento
Salvador Flores Llamas
Por elemental dignidad, el des-gobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero debe irse; pero como no la tiene y se aferra al hueso, pese al repudio de los guerrerenses, los mexicanos y de medio mundo.
Marcelo Ebrard, su padrino para que el PRD lo cobijara y lanzara de nuevo a gobernador, ni lo defiende y ni pío dice, quizá porque él mismo es indefendible por sus grandes corruptelas al frente del gobierno del DF, pese al título de “el mejor alcalde del año”, que compró con dinero de los capitalinos.
Los Chuchos, que encabezan el PRD, partido que lo adoptó al salir del PRI, se empecinan en apoyarlo para que no deje del hueso, y ahora salieron con que evalúan la trayectoria política de sus gobernantes y que blindarán a sus candidatos en 2015 para que no resulten cómplices de las mafias.
¿Quién les creerá si es su cantaleta de siempre? ¿ya se olvidaron del narco-diputado Julio Godoy, de su hermano el exgobernador michoacano Leonel, de Greg Sánchez, exalcalde de Cancún, y hasta del fugitivo edil de Iguala, José Luis Abarca?
Hasta su partido de adopción, el PRD, tan dado a proteger a cuanto pillo lleva a cargos públicos, ya le dijo que mejor se vaya. Carlos Navarrete, el nuevo jefe perredista, intentó exculparlo y salvarlo de la debacle, sin miedo al ridículo; pero lo convenció la evidencia de que eso es imposible.
El presidente Peña Nieto, que andaba con tiento en el asunto, ya le recomendó que tome las de Villa Diego, y el ardid de Aguirre de convocar a una consulta popular, a ver si se queda, cayó por su propio peso, pues fracasaría aunque la manipulara.
Priísta de origen, Aguirre fue gobernador sustituto de Rubén Figueroa Alcocer, que cayó por la masacre de 17 campesinos en Aguas Blancas, a manos de la policía estatal en junio de 1995.
Tres años duró entonces en el cargo sin pena ni gloria, como las dos veces que fue diputado federal y senador tricolor, y al no lograr que en 2011 volviera a postularlo el PRI, se pasó al sol azteca, y derrotó al ex alcalde de Acapulco y primo suyo, el priísta Manuel Añorve.
Es clásica su indolencia; no frenó a la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (Ceteg) en sus paros, tomas de la autopista del Sol y sus casetas, destrozos en el Palacio de Gobierno, el Congreso de Estado y de los edificios del PRI y PAN ni en el asesinato de un empleado de una gasolinera de Chilpancingo.
En 2013 no alertó con anticipación a la población por los ciclones que la azotaron, y por su desidia, el presidente Peña Nieto cortó una visita a Alemania para atender la emergencia y asumió las tareas de reconstrucción, y ni así Aguirre dejó la abulia y la buena vida.
Quería impulsar en la política a su hijo Ángel Aguirre Jr. y convino con el senador Amando Ríos Piter, aspirante a sucederlo, en que iría con él de candidato a alcalde de Acapulco; ahora Ríos Piter no quiere ni recordar esa alianza
El des-gobernador debe irse, mas sin inmunidad y que responda del secuestro de 21 normalistas de Ayotzinapa y 7 muertos, que causaron protestas y críticas en el país y el mundo al gobierno mexicano.
El Senado ya admitió la propuesta de declarar desaparecidos los poderes de Guerrero, y la discutirá el martes.
Quizá la federación eluda tomar una decisión firme sobre su salida para no sentar precedente sobre otros des-gobernadores, pares suyos en ineficacia.
