Yo Campesino
Miguel A. Rocha Valencia
Lo dicho, la economía continúa deteriorándose y en cualquier momento el Banco de México deberá anunciar un alza en los índices inflacionarios merced a la revaluación del dólar y la cada vez más abultada fuga de divisas.
Para colmo y para atizar la inestabilidad, salen los analistas de Bancomer y adelantan lo que ya sabíamos, pero lo hacen oficial; el año próximo habrá un mayor recorte presupuestal o bien, como se hacía en “los buenos tiempos”, se recurrirá a un endeudamiento de mayor cuantía que podría colocar la deuda pública en casi 47 por ciento del Producto Interno Bruto, eso si se obtiene un crecimiento no menor al dos por ciento del PIB.
A estas alturas la deuda pública ronda por los seis billones de pesos, sin contabilizar los déficits que tienen internamente algunas de sus dependencias como las prestadoras de pensiones, incluyendo al IMSS, ISSSTE, Pemex y CFE, cuyo monto, pocos mencionan.
El caso es que se están conformando nuevos ingredientes que pueden profundizar el problema económico de México que no atina a reactivar su mercado interno y sigue apostando, dependiendo de economías foráneas que por si fuera poco están en crisis, tanto que en Europa, el banco central iniciará la compra de deuda de algunos de sus abonados para rescatarlos de la crisis y bancarrota.
Esto es que en México es urgente ponerse las pilas, propiciar el crecimiento de la economía interna para estimular al PIB y tener aumentos reales en el Indice Global de Actividad Económica para que desde esa plataforma se genere el país que se nos pinta en los discursos. NO es necesario para ello, que se vendan los activos nacionales.
Precisamente por apostar a lo foráneo es que hoy vemos cómo se está debilitando la economía con la salida de dólares que obligan a Banxico a subastar 200 millones por día para evitar que el peso continúe su rápida caída hasta alcanzar cifras superiores a los 15 pesos con 65 centavos por billete verde.
Ojalá no se recurra al viejo truco de echar la culpa de lo que sucede a los de atrás como decir que con Calderón subió la deuda pública al 42 por ciento del PIB, dejando en el olvido que a esos montos se incorporaron en lo externo los Pidiregas que por años acumularon Pemex y CFE y que otros ya existían en el nicho interno.
Por eso, como México tiene hoy la deuda más alta de su historia con casi 600 mil millones de Euros, de los cuales poco más de 42 mil se sumaron en los últimos tres años, es urgente aplicar medidas recaudatorias que sin ser draconianas o punitivas, alimenten las arcas nacionales, al tiempo que se ajustan presupuestos a lo productivo y se ejercen.
Porque el gran tema es que aun con dinero propio o prestado, no se ejercen los presupuestos en tiempo y forma, lo cual incide en los beneficios que pretenden obtenerse, sobre todo en lo económico que desde luego, desemboca en lo social. Cada vez se hace más urgente dinamizar la economía y es desde el presupuesto público como se puede realizar, ya que las políticas públicas no pueden depender o estar supeditadas de la buena voluntad de un sector privado interno o foráneo que sólo ve utilidad y maneja los dineros y recursos públicos para ganar arriesgando muy poco de los propios.
Pero para lograr ese repunte es necesario aceptar que la realidad en México no es la del discurso y que vivimos en un país lleno de desconfianza y en alto riesgo de recesión.
