Columnaria
Juan Chávez
En tanto Peña Nieto esté gobernando con los cuates y para los cuates, el país seguirá igual de jodido.
Su gobierno ha sido de frases para las “8 columnas” que, por cierto, ya no existen… ni se las han obsequiado.
Ha incluido en su forma de gobernar el pronunciamiento seguido de decálogos y, en el mejor de los casos, porque apastilla, en la exposición de una acción en “cinco ejes”.
Su manejo de cifras y de estadísticas, es lo cotidiano, como una paráfrasis adelantada de lo que esta semana del Día del Trabajo, definió como una necesidad urgente: “la justicia cotidiana para la población”.
Millones y millones de pesos parecen ser el lustre de sus supuestos diálogos con la sociedad, lustre que pavonea con esquemas que dibujan su inventario de una realidad a la que parece no querer acercarse demasiado.
Esas cifras que inundan sus peroratas puedo asegurar que, a la semana siguiente, ni siquiera él las ha guardado en el disco duro de su memoria.
Siete de cada 10 mexicanos, no le creen y tal incertidumbre envuelve a una sociedad decepcionada con el regreso del PRI a Los Pinos.
El 7 de junio, en las urnas electorales, ese descontento amenaza con un abstencionismo que seguramente rebasará el 60% (también uno comete el error de agazaparse en los porcentuales) del Padrón Electoral.
Necesario es para el Presidente rescatar la credibilidad perdida, deshacerse de los dos secretarios que se disputan la supremacía de la supuesta chingonometría: Videgaray y Osorio Chong.
A este último podría sustituirlo con Manlio Fabio Beltrones, ahora que el sonorense inicia el último descanso de los últimos cuatro meses de la LXII Legislatura.
Beltrones es un as que Peña no debe desperdiciar. Tiene ambición legítima de ser presidente de México y en ese afán, el mexiquense debiera utilizarlo. Si le falla, irá derechito al clóset político del olvido.
Pero si le hace la faena que requiere para devolverlo a las nubes de la popularidad, podría inscribirlo para que le suceda en la Silla del Águila. ¿Por qué no?
La cuestión es jugar el as.