Columnaria
Juan Chávez
En las clases pobres y consecuentemente las menos preparadas, el PRI ha fincado su voto duro. Es el que le ha dado triunfos… aunque en el 2,000 ese mundo de miserables, atraído por la frivolidad de Vicente Fox, le dio la espalda.
También contó, por supuesto, el desprecio de Ernesto Zedillo a su partido.
En las intermedias del 7 de junio, con candidatos independiente, con Morena en el escenario y otros factores como son los casos de Ayotzinapa, la casa blanca, el derribo del helicóptero que para la opinión pública fue vivo retrato de que puede más el crimen organizado que los esfuerzos del gobierno por aquietar al país, el voto duro priista se ha ablandado.
Las encuestas muestran que hasta en un 30 por ciento se ha diluido.
No obstante, en las preferencias electorales a nivel nacional, el PRI lidera con 33% seguido por el PAN con 25, PRD 14, Verde 9 y Morena 8.
Los porcentajes, sin embargo, no son color de rosa, ni siquiera para los otros partidos.
Se da por descontado que dominará el abstencionismo.
En Nuevo León, “El Bronco”, candidato independiente, ha tomado la delantera en pos de la gubernatura del Estado. Ya le sacó una nariz en la carrera a la priista Ivone Álvarez.
AMLO, dueño de Morena, le tira a ganar Iztapalapa y Cuauhtémoc, en el Distrito Federal. Con ambas delegaciones, “su” partido se quedaría con la rebanada más grande del pastel presupuestario de la Ciudad.
Las dos delegaciones ejercen más millones de pesos que algunos estados de la República y aún países de Centroamérica.
Con Laura Brugada y Ricardo Monreal como candidatos, AMLO tiene asegurado el triunfo en Iztapalapa y Cuauhtémoc.
Pero le está tirando a Álvaro Obregón, la delegación que territorialmente cubre a Los Pinos, donde el candidato del PRD, según encuestas, lidera con 39% contra un 25% del PAN y un triste 11% del PRI.
