Columnaria
Juan Chávez
Es lamentable, pero es la neta: con los impuestos de quienes los pagamos, los partidos y sus candidatos hacen campaña electoral.
Hay, sin embargo, algo que hiere más: el retiro de la propaganda electoral, también correrá por cuenta de los contribuyentes.
No hay autoridad ni para impedir que los mobiliarios urbanos sean de donde cuelgan los candidatos su propaganda partidista.
Antes de iniciarse esta asquerosa parte del proceso electoral –la más asquerosa, claro, porque las ciudades, las poblaciones “lucen” el repugnante espectáculo de esos malditos colgajos—aquí, el secretario de Gobierno de Mancera anunció “la estricta prohibición” a los institutos políticos a usar el entorno urbano para su propaganda.
Habló, incluso, de imponer sanciones.
De nada sirvió, postes de luz, teléfonos y hasta árboles son aprovechados por los candidatos. De ellos cuelga la propaganda de los 10 partidos políticos existentes.
El INE también está dormido en sus laurales.
No hay sanción alguna para ningún instituto político ni para sus aspirantes.
Lo mismo sucederá después de una o dos semanas después del día electoral: el gobierno de la Ciudad empezará a descolgar, con su personal de Limpia y Transportes, a retirar la propaganda. Nadie es capaz de hacerlo como marca la ley electoral: quitarla 3 días antes de las elecciones.
Es decir, con los dineros públicos producto de los impuestos, la ciudad será limpiada de esa estúpida propaganda. Lo mismo sucederá en todo el país.
Ya es tiempo de que el gasto de esa operación de limpieza electoral, le fuera deducido a los partidos de sus millonarias prerrogativas.
Lamentablemente no hay autoridad…