Columnaria
Juan Chávez
Pasadas las elecciones, Emilio Chuayffet regresó, como si se tratara de hacer magia, la evaluación magisterial.
Pasadas también las elecciones, la CNTE anuncia para este miércoles una marcha de 50 mil maestros de Oaxaca en el Distrito Federal.
Y que conste, no se trata de una cuestión de poder… aunque sí de un juego, en el que el secretario de Educación Pública jugó a verle la cara de tontos a los mexicanos.
Eso de mandar al diablo “indefinidamente” ese asunto espinoso de medir la capacidad de los maestros y conforme a ella darles la plaza o negárselas, y luego, regresarla ipso facto el lunes, tan solo un día después de la jornada electoral, argumentando que el país requería de paz pública, fue un capirucho que se echó de la opinión pública.
De todas formas, un juez federal ya había ordenado el retorno de la llevada y traída evaluación, para no dejar coja la reforma educativa.
Chuayffet es medio político, Los puestos importantes que ha ocupado, los ha dejado a medias. A dos años de ser gobernador del estado de México, fue sacado por Zedillo que lo convirtió en su segundo secretario de Gobernación, cargo del que salió por la matanza de indígenas de Acteal.
Qué bueno que la evaluación fue retornada, es positivo para el país, aunque debiera ejercerse antes de que los aspirantes a maestro ingresaran a las escuelas normales. Eso de pasarlos a cuchillo al término de su carrera, es fatal para todos.
La CNTE reaparece en el DF. Viene con todo; de eso no debe haber duda. Viene a tocar su son de guerra; la vendetta, pues. El costo podrá elevarse si el presidente Peña Nieto, después de haber salido aprobado del referéndum del domingo electoral, insiste en mantener vivo, políticamente hablando, a Chuayffet, que jugó con México como si el país fuera un yoyo.
La CNTE se lo va a exigir al mandatario en su reaparición en las calles. Y quién sabe con qué grado de violencia.
