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AMLO, ¿en verdad hay elementos para su felicidad?

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Tras la puerta del poder

–  Los cargos obtenidos le dan una presencia importante, pero en realidad ya los tenía bajo su control

– Si se comparan sus números y porcentajes de votación, se podría hablar de una caída

– Si PRI y aliados junto con el PAN sacan adelante la reforma del DF, le van a cambiar las reglas

Roberto Vizcaíno

Andrés Manuel López Obrador anda hoy por las nubes. Y sin empacho afirma ser la primera fuerza política en la capital del país.

 

No anda mal luego de saberse que su partido se llevó 16 de las 40 diputaciones locales capitalinas y 5 de las 16 delegaciones, entre ellas la emblemática Cuauhtémoc.

Los enterados dicen que son eso, el tabasqueño podría controlar un presupuesto global anual por sobre los 8 mil 136 millones de pesos y gobernar a unos 2 millones 300 mil habitantes de los 8 millones 851 mil habitantes con que cuenta la Ciudad de México.

A estas cuentas se le habría que sumar los quizá 40 a 50 diputados federales que obtendrá Morena, y los alcaldes y diputados locales que haya obtenido en las 17 elecciones estatales concurrentes que se realizaron también el domingo pasado.

Sin ninguna duda buenos números e importantes porcentajes respecto de los votos y cargos totales de los comicios del 7 de junio.

Mi examigo Pereyra, un pejista más allá de toda razón –como son casi todos los seguidores de AMLO-, anda hoy que no cabe en ningún lado, igual que su mesías, pensando que lo alcanzado ahora es casi una aura divina que finalmente le abrirá las puertas de la Presidencia de la República en 2018.

Ya el tabasqueño ha sentenciado que “la tercera es la vencida”. Aunque si nos vamos por los dichos, por allá en 2030 podría decir que “no hay quinto malo” (sin albur por supuesto).

La verdad es que la frialdad de los números y de los hechos nos dicen que no, que AMLO y Morena –hasta hoy martes- no son la primera fuerza política en la capital pues su odiado PRD tiene el mismo número de asambleístas y 6 delegaciones. Una más que Morena.

Y que si bien lo que obtiene no es poco, tampoco es para sorprenderse luego de que el de Macuspana tiene quizá 15 o más años de una campaña sin tregua por todo el país.

Bueno, podría significar un bajón importante si vemos que en su primera contienda presidencial y bajo el emblema del PRD -y otros partidos- logró 35.3 % de los votos al obtener 14 millones 683 mil sufragios.

Sin duda nada que ver con los 15 millones 897 mil votos logrados en la presidencial de 2012 lo que representó el 31.6 %  de aquellos sufragios.

Cierto, una elección intermedia no puede ni debe compararse con una presidencial, pero si tomamos en cuenta que en esta campaña electoral el único que apareció en los spots de radio y TV por parte de Morena fue él, bien podríamos decir que los 3 millones 68 mil votos logrados por este partido fueron realmente para AMLO.

El tabasqueño secuestró los promocionales y no permitió que ninguno de los candidatos de Morena emitiera ningún mensaje dentro de los tiempos asignados a este partido.

Así que, como en todas las cosas de la vida, los resultados obtenidos ahora  por él y su partido tienen sin duda dos visiones. Una es la de él y los suyos que lo consideran un triunfo y el otro es de quienes ven que, ya sin el PRD-PT ni MC AMLO no levantó más que una quinta parte de lo alcanzado anteriormente cuando iban juntos.

SE ESPERABA

Lo cierto también es que el nuevo reparto de posiciones y cargos en el DF no es más que una redefinición a partir del rompimiento de López Obrador con el PRD conducido por la corriente o tribu de Los Chuchos.

Me explico: la realidad es que cuando AMLO estaba en el PRD el reparto de delegaciones, diputaciones federales y asientos en la Asamblea de Representantes podría haber sido la misma de hoy. No se notaba porque todos estaban bajo las mismas siglas. Y sólo se manifestaba porque unos y otros peleaban y actuaban no pocas veces en disputas interpartidarias.

Para nadie era un secreto que en las delegaciones, Asamblea y Cámara de Diputados había los lopezobradoristas y operaban los de la corriente de Los Chuchos.

Bueno, tan es así que apenas el INE reconoció a Morena, y en el Senado y en San Lázaro se formaron las bancadas de este partido a partir de diputados y senadores del PRD, PT y MC.

Por eso no se puede hablar completamente que Morena es un partido que apenas emerge. Lo que ocurre es que apenas sus corrientes y mesías operan como partido.

SIN SORPRESAS

A partir de ahora, y al haber aceptado –muy a regañadientes- a actuar bajo las leyes normas establecidas, los delegados, diputados y asambleístas de AMLO van a tener que ajustarse, van a tener que respetar acuerdos y decisiones de las mayorías en el Distrito Federal y a nivel federal.

Pronto los hechos y las acciones de los demás les recordaran que en la Ciudad de México territorialmente apenas son 5 delegados de entre 16, y que existe un gobierno central encabezado por Miguel Àngel Mancera.

En la Asamblea Legislativa el empate numérico entre los representantes de Morena y del PRD simplemente los va a anular a unos y otros.

La circunstancia va a incidir en que los 5 asambleístas del PAN y los 3 del PRI sean los que, sumados a los 16 del PRD formen una mayoría que decida qué acuerdos se aplican y qué iniciativas pasan.

Y no se requiere ser muy audaz o experimentado para prever que los asambleístas del PRI y del PAN van llegar a más acuerdos con los asambleístas del PRD que con los de AMLO. Menos cuando AMLO ha calificado a todos los demás como corruptos con quienes no hará acuerdo alguno.

Los perredistas tienen mayor experiencia en negociar alianzas con las otras fuerzas políticas que los de AMLO, que siempre están entrando en conflicto con el resto de sus agrupaciones.

A nivel de delegados va a contar mucho la experiencia y audacia de quienes realicen más proyectos y gobiernen mejor –eso significa acabar con el ambulantaje y el comercio informal; con la violencia y la delincuencia e inseguridad; con la construcción de edificios amparada con permisos ‘patito’; con el desabasto de agua; con la corrupción de funcionarios y policías; con la proliferación de parquímetros cuyos millonarios ingresos no se sabe a dónde van; con el mal servicio de recolección de basura y con tantos otros abusos de autoridad que tienen hartos a los capitalinos-, sin entrar en choques y conflictos.

Desde hoy apuntamos que no habrá que despegar los ojos de la panista Xóchitl Gálvez que es ingeniero y que tiene una serie de proyectos que la podrían colocar como la gran alternativa para dirigir al GDF a partir del 2018.

Po lo demás está por demás claro que el voto emitido advierte que los mexicanos no quieren ver más conflictos entre autoridades.

Eso va a estar complicado porque sabiendo cómo actúa AMLO va a ser muy difícil que los suyos vayan a poder sustraerse de entrar en pleitos con las otras autoridades.

LA RECUPERCIÓN

Expulsado de la capital desde 1997, el PRI regresa hoy con 3 delegaciones y 3 asientos en la Asamblea de Representantes y, como ya lo apuntamos anteriormente, con una posición privilegiada debido a la confrontación entre Morena-AMLO y el PRD.

Eso podría replicar la experiencia del Senado y la Cámara de Diputados luego de la conflictiva elección de 2006 cuando AMLO llevó al extremo su confrontación contra Felipe Calderón y sometió al Congreso a un choque permanente entre perredistas y panistas. De ese pleito los únicos ganadores fueron los del PRI, quienes se convirtieron con sus pequeñas bancadas en el factor de decisión de acuerdos y aprobación de iniciativas.

Eso mismo está por ocurrir en la Asamblea de Representantes del DF.

Si eso pasa el PRI de Enrique Peña Nieto habrá dado un paso esencial para la recuperación del Distrito Federal y para garantizar una votación sustancial en favor del candidato del PRI en 2018.

Eso sin contar con que a fines de este año, o en el que viene, la nueva legislatura con mayoría priísta y panista podría aprobar finalmente la pospuesta Reforma del Distrito Federal que significaría un cambio de reglas que acotarían aún más la actuación de AMLO, ya que la administración presupuestal de las delegaciones estarían sujetas a la fiscalización de la Auditoría Superior de la Federación.

Es decir, por más que AMLO y los suyos andan contentos con eso de que son la principal fuerza en el DF, hay muchos otros elementos y factores que les pueden borrar más pronto de lo que se imaginan la sonrisa.

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