Entresemana
Moisés Sánchez Limón
Del diccionario de las frases en latín recupero una que ilustra el lado perverso de la praxis política que se ampara en la impunidad, por su condición delictiva nunca juzgada; la ley aplicada convencionalmente en chivos expiatorios es un crimen en sí misma y niega el fundamento de la norma.
Y cuando los asuntos complicados, tenebrosos, de esos que espantan al más pintado, quedan a la intemperie porque dejan de ser tema de seguridad nacional, o simplemente se vuelven públicos porque así conviene a los intereses del momento, entonces versiones y trascendidos cobran vigencia verosímil.
En fin. Dicen que “Errare humanum est, perseverare diabolicum, cuya traducción es: Errar es humano, caer en el mismo error es diabólico”. La paternidad de la frase, se atribuye a Lucio Anneo Séneca. Y…
“Errare humanum est sed in errore perseverare dementia”, es decir, “Equivocarse es humano pero insistir en el error es locura (o de locos)”. Frase atribuida a Paulo.
Porque, en esto de la fuga de El Chapo, asunto coyuntural del que se habla con largueza y se opina con sapiencia, en menor grado y, en mayor, de manera irresponsable e insultante para el sentido común, al final se asumirá que fue consecuencia del error humano, así sea éste solventado con cañonazos en dólares, porque la debilidad humana es prohijada por la proclividad a la corrupción.
Sí, errar es de humanos, peor cuando esto se vuelve práctica permanente a la que ninguna ley, por más que se endurezca, incluso con penas que implican cadena perpetua. Entonces se vuelve asunto diabólico, de perversa locura que salpica a la sociedad y complica todos los escenarios de la vida nacional.
¿Será perverso considerar que en este asunto de la fuga de El Chapo no hay casualidad? Porque en política y en la relación y negocios de altos niveles políticos, sociales, empresariales y criminales no hay causalidades.
La apuesta, sin duda alguna, desde sus tiempos como gobernador, ha sido desbarrancar a Enrique Peña Nieto. Y no se trata, en forma alguna de incurrir en una defensa oficiosa del Presidente. No. El sentido común de cualquier ciudadano concluye en esa suspicacia.
¿Quién o quiénes financian movilizaciones violentas? ¿A quién o quiénes conviene no molestar ni detener a los vándalos disfrazados de maestros o anarquistas que desmadran todo a su paso, como desfogue a sus fracasos y taras personales?
Un día sí y otro también, desde aquella frustrada sociedad PAN-PRD en el Estado de México en busca del fracaso de Peña Nieto, con la irrupción violenta el 1 de diciembre de 2012 y repetida en las marchas salpicadas de violencia e intentos de quemar, incendiar, a policías y luego los hechos de Guerrero con los ayotzinapos que tienen suficientes recursos para viajar a Estados Unidos y a Europa, para en París aguar la visita de Estado a Enrique Peña Nieto.
Y, ¡vaya casualidad! Justo cuando Peña Nieto viaja rumbo a Paris, en la dizque prisión de máxima seguridad del Altiplano se consuma la fuga del que, evidencia elemental, es el capo mayor del narcotráfico y el crimen organizado en México, jefe de un holding con sucursales en varias partes del mundo.
¿Usted cree que uno de los 30 ciudadanos, entre custodios y directivos del penal del Altiplano sea el responsable de la fuga de El Chapo? Habrá, sí, cómplices. Pero, a salvo de cualquier sospecha, alguien sonreía poco antes de la medianoche del sábado último, cuando el gobierno federal asumía un error de cálculo y aceptaba que se le había fugado Joaquín Guzmán Loera.
Sí, corren las frases presidenciales, en el contraste entre lo que declaró, en febrero de 2014, cuando El Chapo fue recapturado, de que “Sería imperdonable que El Chapo se fugara otra vez”, frente a la dicha este domingo en París: “Es una afrenta para el Estado mexicano”.
Tal vez y sólo tal vez, hubo un exceso de confianza en el sistema penitenciario y de seguridad nacional. ¿Nadie se dio cuenta de la construcción del kilométrico túnel ni recordó que El Chapo se le escabulló a los federales y militares en Culiacán por la vía de una red de túneles?
No, en esto no hay casualidades. Ya habrá chivos expiatorios y volveremos al escenario de la impunidad. Y dentro de algunos años conocerá la opinión pública la identidad del “ingeniero” que ha tramado la construcción de los escenarios de conflicto a Enrique Peña Nieto. ¿Casualidad? Alguien sonríe perversamente. Errare humanum est. Conste.
LUNES. Pero la vida sigue y, precisamente este lunes, en El Salto de Juanacatlán, en el estado de Jalisco, la directora General Adjunta del Programa de Empleo Temporal (PET) de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Virginia Colín Castro presidirá con el gobernador Aristóteles Sandoval un evento del Programa para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, que coordina la Secretaría de Gobernación.
Nueve secretarías de Estado participan en esta iniciativa del Gobierno Federal para prevenir el delito en lugares con altos índices de delincuencia y zonas de alta marginalidad social.
Por medio del PET, la SCT tiene una importante participación dentro de este programa, con acciones de infraestructura carretera básica para la conservación y reconstrucción de caminos rurales y alimentadores que cruzan zonas urbanas, dando empleo temporal a hombres y mujeres de 16 años en adelante, gente de la tercera edad y personas con discapacidades.
En 2015 el Programa de Empleo Temporal de la SCT invertirá recursos por 190 millones de pesos, con 2 millones 950 mil jornales y beneficiará a 60 mil personas dentro de 107 municipios y 238 polígonos.
La SCT propuso modificar las reglas de operación para que el PET se implemente también en zonas urbanas. Este es un buen programa, indicativo de que hay trabajo positivo y constructivo que no debe perderse entre la estridencia de la nota amarilla. Digo.
@msanchezlimon
