Columnaria
Juan Chávez
El fin de semana en que El Chapo escapó de un penal de máxima seguridad, hubo quienes hablaron de un vacío de poder, dado que el presidente Peña Nieto se encontraba en París.
Se coligió que el tal vacío sí existió porque acompañando al mandatario se hallaba el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Osorio nada tenía que hacer acompañando al Presidente en esa visita de Estado que resultó, aparte, muy provechosa para el país.
La verdad, como responsable de la política interior de México, su lugar está aquí, no allá afuera.
Por eso, para muchos, el vacío de poder si existió y esto queda plenamente demostrado con el desesperado e inmediato regreso a México que tuvo que emprender la misma noche del viernes de la escapatoria, desde la Ciudad Luz.
El otro mexiquense que gobernó al país, Adolfo López Mateos, en ese sentido, era demasiado cuidadoso.
Eran los tiempos en que en el hangar mismo todo el gabinete, formado, en una línea, acudía a despedir al Presidente. Del último que el Presidente se despedía era de su secretario de Gobernación. Al hacerlo, le decía:
–Ahí te encargo el “changarro”, Gustavito.
Gustavo Díaz Ordaz era el secretario de gobernación y cuando se convirtió en Presidente, fue igualmente de respetuoso con la norma no escrita.
Él solía decir:
–Llevo 12 años de secretario de Gobernación. Se refería a los seis que cumplió con ALM y a las seis en que el titular fue Luis Echeverría y al que, obvio, no le tuvo confianza.
Tal vez por eso GDO viajó poco al extranjero: su gira a los países de Centroamérica, una vez a Punta del Este a una reunión de mandatarios latinoamericanos y un par de veces en la frontera, para reunirse con su homólogo estadounidense.
Osorio, júrelo, no volverá a poner un pie fuera de los límites de México. Mientras, va a tener que seguir sorteando la presión de “una renuncia” que muchos sectores piden. El Chapo le arrebató tranquilidad y estabilidad en el puesto.