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El binomio México y España

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Por la Espiral

Claudia Luna Palencia

Lazos comerciales, inversiones y turismo. En los últimos años los españoles han encontrado en el capital mexicano un salvavidas que ha evitado la quiebra de varias empresas  con relevante presencia en diversos sectores de la economía ibérica.

 

El  anuncio es muy claro: “Empresario español busca contraparte mexicana para negocios en puerta”. La mayoría presenta números rojos, una ristra de deudas pendientes de pago y aguarda con los dedos cruzados la  recuperación de la demanda interna; que la gente recupere su nivel de consumo previo a 2008.

Con este escenario no es difícil de comprender por qué se acogen a la venia del primo hermano mexicano, por qué todos buscan afanosamente un empresario azteca al que venderle desde un yate, ganadería, empresa de cualquier tamaño y hasta un equipo de fútbol.

Tampoco son  compras pormenorizadas. El empresario mexicano -de talante conservador para invertir fuera de las fronteras naturales por su aversión al riesgo-, se lo está pensando bien y bastante mejor al momento de elegir hacia dónde apuntalar su capital.

Muchos tienen vínculos de sangre producto de ese mestizaje hispanomexicano y no falta quienes presumen de una vuelta “al nido” tras adquirir un porcentaje de acciones o todo el paquete completo.

Porque además la  peculiaridad es dejarse ver; que los demás sepan quién manda, cuestión de carácter o de idiosincracia en general; en España, en el sector de la hostelería, los meseros aseguran que “distinguen a un mexicano de los demás porque piden salsa Tabasco y  suelen dejar las mejores propinas”.

En todo caso en el exterior no les gusta pasar inadvertidos, y en España se están dejando sentir motivados por esa luna de miel en las relaciones entre México y España refrendada hace poco con la visita del rey Felipe VI y la reina Letizia a la geografía patria.

Si en la década de los noventa aconteció en México el desembarco (la reconquista se dijo) del capital ibérico en grandes sectores como el financiero aprovechando la coyuntura de la privatización y del abaratamiento de activos, en la actualidad “las gangas” están en suelo ibérico.

Desde “bienvenido Mr. Moctezuma” hasta  “el desembarco ruidoso de los mexicanos” no faltan los editoriales que van recogiendo a cuentagotas las inversiones aztecas aunque generalmente lo hacen más bien fijándose en  los movimientos de los grandes magnates; pero lo cierto es que la marea azteca también va permeando en las micro, pequeñas y medianas empresas en diversos sectores. 

En 2010, la empresa Engel & Völkers Yachting Madrid cerró la venta por 58 millones de euros del yate Clarena a Ricardo Salinas Pliego, el empresario de las telecomunicaciones se convirtió en dueño de la embarcación que alguna vez fue de Francisco Hernando, el constructor que perdió dinero y sueños tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

A COLACIÓN

Además de operaciones individuales  hay  capital público mexicano invertido en España: en 2013 Pemex a través de su filial PMI adquirió el 51% del astillero Hijos de J.Barreras con asentamiento en Vigo que construye dos floteles para la petrolera mexicana.

Otra historia menos optimista  fue la que Pemex protagonizó con  Repsol,  en los últimos dos años  hubo una serie de roces  entre  Antonio Brufau, cabeza de la multinacional energética y el equipo tricolor de Emilio Lozoya Austin.

Al final Pemex decidió retirarse por completo del accionariado de Repsol, en  junio de 2014, vendió el 7.86% de sus acciones por un importe de 2 mil 091.5 millones de euros; y el resto que conservaba, 1.28% se desprendió de él en noviembre del mismo año. Así dio carpetazo a casi 15 años de contribución en el  capital de la petroquímica.

Hay otras aventuras con capital privado con algunos escollos como la multa de 455 millones de euros impuesta por el Ministerio de Hacienda a la mexicana Cemex tras detectar irregularidades fiscales en sus ejercicios de 2006 y 2009.

Cemex goza de una amplia presencia en el país ibérico, de hecho desde 2013, inició una serie de acuerdos con la cementera suiza Holcim para realizar un intercambio de activos.

Otra operación bajo la lupa, y no precisamente por temas fiscales,  involucra al gobierno andaluz con Grupo México, de Germán Larrea Mota Velasco. La minera mexicana habría obtenido, en licitación pública, un contrato   para gestionar la minera de Aznalcóllar ubicada en  el municipio español del mismo nombre.

El proceso está paralizado por una investigación judicial: “De hecho, entre los documentos que la Dirección General de Industria, Energía y Minas de la Junta ha enviado al juzgado a petición de la juez está una factura emitida por Minorbis -la filial creada por Magtel ex profeso para optar a la adjudicación de la mina- a AMC Mining Iberia S.L.U. -filial, a su vez, de Grupo México- por un importe de 1 millón 210 mil euros.”

En la actualidad el proceso judicial intenta deslindar si hubo o no tráfico de influencias en la adjudicación de Aznalcóllar.

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