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No rodarán cabezas

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Acento

Salvador Flores Llamas

Ya basta del cuento de que rodarán cabezas del gabinete por la fuga del Chapo Guzmán, como también no hay por qué insistir que un cambio en Gobernación remediaría todo, porque nadie tiene la vara de virtud para recapturar al narco más perseguido, y Osorio Chong no debe refugiarse en eso para asentar que no renunciará.

 

No lo hará simplemente porque al presidente Peña Nieto no le gusta hacer cambios, y menos de sus más allegados, y mucho menos por presión. Más vale, por tanto, ver a otro lado, pues quizá lo mejor es que Joaquín Guzmán Loera sigua libre, porque no hay penal adecuado para resguardarlo en México, y el gobierno teme extraditarlo, pese a las presiones de los gringos.

Esto es por demás sabido, el gobierno teme que el Chapo dé pelos y señales de a qué funcionarios, sobre todo altos, ha sobornado; y el mismo capo teme la extradición, pues en las prisiones gringas no le permitirían llevar la vida de rey, como en las nuestras, y menos podría seguir controlando desde ellas sus negocios, con todas sus extensiones en América, Europa, Asia y hasta Nueva Zelanda.

Claro que esta papa caliente seguirá pesándole mucho al gobierno y vino a recargarle sus deudas con los mexicanos: una economía que no funciona, un peso que se devalúa en cifras record, una inseguridad pública mayúscula, la CNTE que lo vuelve loco porque sus funcionarios le siguen el juego, así eche por tierra la Reforma Educativa, llamada la joya de la corona de reformas estructurales.

P’a colmo fracasó la primera ronda de la ronda uno de ofertas para otorgar concesiones sobre exploración de los hidrocarburos. Dicen que fueron muy caras, indefinidas y dejaban márgenes de decisión sobre las posibles ganancias de las concesionarias a los funcionarios de Pemex, o sea abrían rendijas a la corrupción.

Un hecho: siguen desperdiciándose oportunidades para una explotación racional y conveniente para el país de los yacimientos de crudo, por el dogmatismo patriotero de que no deben entregarse al extranjero.

Esto pudo hacerse hace mucho tiempo: los izquierdistas demagogos olvidan a su conveniencia que el propio general Cárdenas estableció los “contratos de riesgo”, que sirven para ello.

Simplemente, si desde el sexenio pasado no hubieran bloqueado la aprobación de la Reforma Energética propuesta entonces (por el presidente Calderón, como quisieron hacerlo otros antes) no habríamos abierto el mercado ahora con precios bajísimos del crudo y cuando Irán está a punto de soltar un millón de barriles diarios, tras el acuerdo con Estados Unidos, que, por cierto, está prendido con alfileres.

Se dirá y con razón que nuestro crudo es diferente y por eso puede tener mejor suerte. Pero también pesa para los inversionistas extranjeros –como ya lo han manifestado- la férrea oposición de López Obrador que, si ahora está callado por el convenio que hizo para que le dieran el registro de su partido Morena, a cualquier hora puede volver a las andadas.

Simplemente aterroriza a esos inversionistas foráneos la sola posibilidad de que el Peje pueda llegar a ser Presidente de México por lo que podría desatar en ese campo.

Ojalá pudiéramos darle vuelta a la página de la fuga del siglo. Es imposible, pero al menos hay que hacer como que la olvidamos un poco, porque ya son demasiados los fardos que cargamos los mexicanos.

Y no olvidar: dejar que Estados Unidos frene, si quiere, el ingreso a su suelo de los cargamentos de drogas: ellos tienen el gran mercado, jamás ponen a sus fuerzas de seguridad a combatir a las mafias ni capturan a ningún capo, sino éstos y los políticos se enriquecen y más, porque ellos mismo venden a los cárteles las armas con que atacan a nuestras fuerzas que tratan de frenarlos.

Mejor que ellos, los del gran negocio y un mundo de complicidades, pongan también los muertitos.  

Lo que sí podría hacer Osorio Chong es soltar tanta responsabilidad mayúscula: la simple gobernación es una carga demasiado pesada, y debe cuidar su futuro político. Muy sabio es el refrán: el que mucho abarca, poco aprieta.

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