Salvador Flores Llamas
El enorme eco que encontró el viaje del Papa Francisco a Cuba y Estados Unidos en las conciencias y los titulares periodísticos movió a analistas a inquirir sobre la personalidad de Jorge Mario Bergoglio, que habla al mundo de los problemas prioritarios en esta hora.
Opiniones favorables y críticas sinceras e interesadas lanzaron los analistas al mundo, pendiente de los destellos del faro de la colina Vaticana y de las orientaciones del guía de una milicia de 1,200 millones de católicos, quizá menos practicantes que ogaño, pero que se profesan miembros del rebaño.
Francisco es pastor, no político; benefactor de los pobres, no aliado de los potentados; difusor del mensaje, no populista; apegado a la doctrina social de la Iglesia, no marxista; innovador, no retrógrada.
Algunos, sin sustento de datos objetivos, le cuelgan una trayectoria turbia en medio de las dictaduras chés; lo presentan como amante de politiquerías y acercamiento a los poderosos, sin recordar su trato a las Madres de la Plaza de Mayo y a los menesterosos, a cuyos barrios acudía pese a su investidura cardenalicia.
No consideran sus críticas a los potentados argentinos, sobre todo a Néstor y Cristina Kistchner, y olvidan que ella lanzó una campaña de desprestigio en su contra, previa al cónclave que lo elevó al pontificado, y después, ente lo inevitable, fue la primera jefe de Estado en solicitarle audiencia valida del paisanaje.
Como pastor Francisco practica la colegialidad de los obispos, lo muestra la comisión de 8 cardenales a la que encargó plantear las reformas que requiera la Curia Romana, y el sínodo de obispos sobre la familia, que en este mes deberá entregar conclusiones, de las que se espera mayor apertura hacia los divorciados, un papel mejor para la mujer en la Iglesia y más pasos que eviten abandonar el rebaño a más ovejas.
Por eso en Cuba no atacó en directo a la dictadura castrista; prefirió seguir sugerencias del episcopado local e invitar a la autoridad a aprovechar la apertura incipiente de los nexos con EU para hacer evolucionar el sistema, ganar más libertades civiles y religiosas y aminorar represión y pobreza.——
En EU, el país de libertades, Francisco planteó demandas pocas veces dichas en los altos foros (Congreso, ONU y Congreso de Familias) y fundadas tan bien, que merecieron el aplauso y aprobación de la comunidad mundial.
Si llegó a los corazones y cosechó aclamaciones no fue por desplantes populistas, sino por los mensajes que sembró a su paso, acordes a la necesidades del país y el mundo: la paz, en un país que empieza a dejar de sentirse el gendarme universal; los derechos humanos ante grandes núcleos políticos que fustigan a los inmigrantes; condenó la pederastia en EU donde obispos y sacerdotes se dieron vuelo, y se comprometió a castigar a los culpables.
Le han colgado el milagrito de marxista por abogar y trabajar por los pobres contra los intereses de los potentados y porque los voceros de éstos buscan desprestigiar su labor.
Para quien dude de la ortodoxia de Francisco, veamos su opinión sobre el aborto: “nunca es una solución”.
Acerca de las bodas gays dice: “Está en juego la identidad y la supervivencia de la familia: papá, mamá e hijos. Está en juego la vida de tantos niños que serán discriminados de antemano privándolos de la maduración humana, que Dios quiso se diera con un padre y una madre. Está en juego un rechazo frontal a la ley de Dios, grabada en nuestros corazones”.
El gran enclave ultramontano que hay en el Vaticano y la Iglesia desea que fracase su afán de abrir el catolicismo a las necesidades aquí y ahora de los católicos, que quieren comprensión de la Iglesia madre, acorde con la misericordia de Dios, que dijo que en el cielo hay más júbilo por un pecador que se arrepiente, que por 99 justos que no requieren ser salvados.
El pontificado de Francisco empieza; heredó a sus antecesores inmediatos: de Juan Pablo II el dinamismo para difundir el mensaje por todo el mundo, y de Benedicto XVI su sabiduría teológica, aunque los practique parcialmente, porque no es doctrinario, sino práctico en acercarse a las ovejas, y espacie sus viajes al exterior para atender la evolución de las medidas que adopta para encausar a la Iglesia, en lo interno y externo.
Pero sigue sus caminos con el cuidado del vigía que conduce la nave desde el Vaticano. Ojalá sus oponentes internos y externos le permitan avanzar y no lo borren del mapa como a Juan Pablo I, el Papa de la sonrisa.
Este domingo 4 de octubre, fiesta de San Francisco, recordamos que el Papa Bergoglio adoptó su nombre, renunció a las vestimentas y departamentos pontificios lujosos, como él, porque quiere una Iglesia pobre y para los pobres y fue el primero en poner el ejemplo.
Como San Francisco, llegó en una hora en que la Iglesia requiere una severa reforma para sacudirse lo podrido, atender asuntos rezagados y adaptarla a las necesidades del mundo actual sin perder su esencia, conforme al mensaje de Cristo.
Celebramos el anuncio de que a inicios de 2106 Francisco se postrará ante la Virgen Morena en su primera visita a México. Lo recibiremos con todos los honres y atenderemos su mensaje.
@chavafloresll
