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Francisco a México

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LA COSTUMBRE DEL PODER

  • Viaja como titular de una dualidad nada fácil: jefe de Estado teocrático que se auto proclama universal y, además, líder espiritual de esa teocracia, de esa luz con la que él es el único interlocutor válido entre los fieles y Dios, como lo fue Moisés
 Gregorio Ortega Molina  

Francisco, pontífice y obispo de Roma viene a México en algún momento de 2016. Viaja como titular de una dualidad nada fácil: jefe de un Estado teocrático que se auto proclama universal y, además, líder espiritual de esa teocracia, de esa luz con la que él es el único interlocutor válido entre los fieles y Dios, como lo fue Moisés. Así lo proclama el don de la infalibilidad, pues él es el único que lo posee.

 

Esa dualidad lo convierte en un ser humano dotado de enormes poderes terrenales, en nada idénticos entre uno y otro de los pontífices. Si las pulsiones ideológicas y de fe que sellaron la actitud de Juan Pablo II fueron originadas por su temprano contacto con el nacional socialismo y los comunistas soviéticos y polacos, son diametralmente distintas de las que se gestaron durante la guerra sucia argentina, para incidir en quien se convirtió en el primer jesuita en el pontificado; no olvidemos que quienes respaldan al Prodh son los hijos intelectuales de Pedro Arrupe.

Nada que ver la alianza de Reagan con Wojtyla para facilitar la caída del Muro de Berlín, con las negociaciones en las que Francisco sirvió como cúspide del triángulo para restablecer las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, acelerar la suspensión del embargo y también la formalización del ATP para servir de equilibrio a la expansión de la economía china.

La diferencia no es sólo de tiempo y espacio; no pueden omitirse las discrepancias en la percepción del mundo y la manera de esforzarse por incidir en la construcción del futuro.

Si la curia vaticana podía dormir tranquila con el tejemaneje de la política internacional de Juan Pablo II, quien desde que vino la primera vez a México condenó la teología de la liberación, no sucede lo mismo con el quehacer de Francisco, porque si de dientes para afuera niega o rechaza esa actitud rebelde de obispos y sacerdotes, en los hechos -y basta leer con atención su encíclica sobre el cuidado de la naturaleza y la tierra, a la que hay que prodigarle amor- puede constatarse que se da cuenta del error significado en el derrumbe del bipolarismo, propiciado por el Papa polaco, porque la globalización y el libre mercado producen más pobres y favorecen el descrédito de las labores eclesiales y la fe.

¿De qué van a conversar los dos jefes de Estado, el de México y el del Vaticano? ¿O el líder espiritual con el terrenal? Si suponen o anticipan que viene a dar un espaldarazo a las políticas públicas mexicanas, al TLC y sus resultados, al hecho de que los militares anden sueltos por las calles y los pequeños y medianos comercios y servicios desaparezcan por la extorsión, están en un error.

No habrá colisión, pero tampoco subordinación en ninguna de las partes.

www.almomentonoticias.mx

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