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Tabuladores del comercio

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Por la Espiral
 
Claudia Luna Palencia
@claudialunapale
  
Si China ya ronronea una asociación con euroasia, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) se preparan  asimismo, buscando su propio retrato, negociando entre ambos el Tratado de Libre Comercio e Inversión (TTIP).
Y esto sí que implica un cardio diagnóstico entre dos colosos ultra proteccionistas y de corazón de piedra ante la competencia foránea porque dígase lo que se diga son localistas. 
Estados Unidos, a diferencia de China tiene una balanza comercial deficitaria de -4.51% del PIB, el año pasado reportó exportaciones por 1.61 billones de dólares e importaciones por 2.334 billones de dólares.
Mientras que dentro del vagón de la UE, Alemania es la turbina preponderante con una balanza superavitaria del 7.54% de su PIB con exportaciones por 1.547 billones de dólares e importaciones por 1.319 billones de dólares. Ya en su conjunto, la UE tiene una balanza comercial con un saldo positivo.
Así es que establecer tan amplísima zona de libre comercio trasatlántica presupone enormes retos, de hecho, avanza poco a poquito, con rondas de negociaciones, lectura y relectura de textos, propuesta de cláusulas, grupos de excepciones y cumplimiento de plazos fatales.
Para China, de consumarse este macromercado liberalizador, implicará tener a Estados Unidos de competencia directa en un paraíso del que es exportador e importador con connotado liderazgo. 
El cometido, después del TPP, es ir ahora por la cristalización del TTIP, según ha confirmado el propio Michael Froman, representante de Comercio Exterior de Estados Unidos.
Desde el Parlamento Europeo se ha pospuesto varias veces a lo largo de este año la votación en el pleno de las  recomendaciones de la Cámara a los negociadores de las tripas del tratado.
Al menos hay  más de 200 enmiendas  planteadas por los eurodiputados, y es que el mensaje al interior de la UE es claro en este sentido: “Un acuerdo de libre comercio entre la UE y Estados Unidos debe ampliar el acceso europeo al mercado estadounidense, sin socavar los estándares de la UE ni el derecho a actuar en defensa del interés general”.
El PIB de la UE depende en gran medida del comercio y la exportación, por lo que un acuerdo con Estados Unidos “bien diseñado” podría impulsar la contribución de la industria al PIB comunitario del 15% al 20% en 2020, al permitir a las empresas europeas, especialmente las pequeñas y medianas, así como las microempresas, entrar en un mercado de 850 millones de consumidores.
 Pero en el Parlamento Europeo tienen sus reparos dado que los beneficios del TTIP para la economía de la UE son difíciles de evaluar. Parte del texto al que hemos tenido acceso insiste en que “las conversaciones deben ser transparentes, con objeto de alcanzar un acuerdo ambicioso, pero equilibrado, que beneficie a todos los Estados miembros y cree un entorno económico efectivo, favorable a la competencia y que excluya las barreras no arancelarias.”
 A COLACIÓN
Los eurodiputados consideran que el TTIP debe terminar con el ”tratamiento desigual a los inversores europeos en Estados Unidos” estableciendo un sistema reformado y justo para que los inversores  busquen y obtengan compensación a los agravios.
En el renglón agrícola la lista de objeciones es exhaustiva y eso implica que tanto Estados Unidos como la UE deberán negociar punto por punto los productos agrícolas e industriales sensibles que quedarían excluidos de la liberalización o bien sujetos a periodos transitorios.
Aquí la naturaleza proteccionista de ambos implicará amplios roces, por ejemplo, los eurodiputados piden a los negociadores de la UE que hagan todo lo posible para incluir una cláusula de salvaguarda, reservando el derecho a cerrar los mercados a ciertos productos en caso de incrementos de la importación que supongan un grave riesgo para la producción local de alimentos.
 También encargan a la Comisión que anime a Estados Unidos a levantar la prohibición a la importación de ternera europea y que se establezcan salvaguardas para el sistema de indicaciones geográficas de la UE.
 Luego están los energéticos. El cambio de tendencia visiblemente marcado en la posición geoestratégica estadounidense, al pasar de ser importador a productor y exportador de petróleo y gas, implica un océano de oportunidades para la UE porque puede resolver mediante esta vía la dependencia energética que guarda hacia Rusia. 
En este sentido, los eurodiputados concluyen que el TTIP debe abolir “las restricciones vigentes o los impedimentos a la exportación de combustibles, incluido el gas natural licuado  y el petróleo” entre la UE y Estados Unidos  para contribuir a la seguridad energética de la Unión y reducir los precios.
En fin que el presidente Obama quisiera dejar su mandato con este acuerdo también en vigor, anotarse otra diana en el tablero,  empero en esta ocasión el timing lo marcará el Parlamento Europeo que en buena parte responde a los intereses personalísimos de Alemania. Lucha de gigantes…

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