Columnaria
Juan Chávez
El título fue suavizado intencionalmente. Había pensado este: “Ayotzinapa, el diablo para Peña”.
Lo cierto es que del caso de Ayotzinapa ahora se sabe menos que antes y… hasta mañana sábado, oficialmente, los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos deberán salir del país.
La tormenta mediática a nivel internacional truena sobre México más de lo que ha tronado contra el país el que parece inminente candidato de los republicanos a la Casa Blanca, Donald Trump.
La guerra de videos está encima del caso que ya está convertido en el estigma del gobierno de Peña Nieto. Los del GIEI editaron el suyo; Tomás Zerón hizo otro tanto con el que presentó en su conferencia de prensa.
Ya no hay de otra. El propio gobierno fue el que contrató el auxilio de la CIDH en las investigaciones de la tortuosa desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, le sermonean a Peña desde The New York Time hasta la ONU.
La Comisión Interamericana lo único que hizo fue designar a los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Investigadores (GIEI) que virtualmente tienen pariendo a la PGR de Arely Gómez.
La ONU ha desmentido a Tomás Zerón, director de la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República, que el miércoles presentó “su” video de la diligencia que, según él, llevó a cabo el 28 de octubre de 2014.
“Personal de Naciones Unidas nunca llegó al río San Juan el 28 de octubre. No fue testigo de la diligencia ni supo de la presencia de Agustín García Reyes”, establece el alto comisionado de la ONU en México.
El informe de la GIEI, más de 600 páginas, cobra fuerza. Marca, incontenible, la pauta y ya se advierte el riesgo de que por tortura a 47 de los detenidos, queden libres por violación al “debido proceso”.
Entre esos torturados se encuentra García Reyes (a) El Cheleje que Zerón llevó al río San Juan, sin abogado defensor como marca la ley, para que llevara a cabo la diligencia en que el acusado y preso declaró haber arrojado al río, él y sus cómplices, 8 bolsas negras de plástico que contenían restos de los normalistas.
Ahí empezó a tejerse la “verdad histórica” que finalmente puso fuera de la PGR a José Murillo Karam que la construyó contra todo principio de derecho.
La única verdad en juicios penales es la verdad jurídica la que generalmente queda plasmada y explicada en la sentencia final del juicio.
De esa suerte, la declaración de Carlos Beristaín, miembro del GIEI, es más definitiva:
“La verdad es la primera víctima de Ayotzinapa”.