(Infolatam, por Rogelio Núñez)-. La reforma educativa fue una de las reformas estrella de Enrique Peña Nieto. Tras ser aprobada en 2013, ahora llega el momento definitivo de aplicarla lo que supone la guerra abierta entre el gobierno, con el Secretario de Educación Pública (Aurelio Nuño) a la cabeza, y los sindicatos, liderados por la Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
A comienzos de 2013, a tres meses de acceder al poder, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, promulgó una reforma educativa que modificaba dos artículos de la Constitución mexicana. Buscaba impulsar la calidad educativa y recuperar la rectoría del Estado en esta materia, algo que Peña Nieto consideró esencial para superar los retos de este sector estratégico.
Con la aprobación del cambio constitucional, “inicia una transformación educativa largamente esperada por la sociedad mexicana”, dijo el mandatario en febrero de 2013 durante un acto celebrado en Palacio Nacional.
Una de las piedras angulares de la reforma fue la creación del sistema del servicio profesional docente, que establece los términos para el ingreso, promoción y permanencia de los maestros en sus puestos.
El sistema impone la obligación de llevar a cabo evaluaciones de los profesores lo cual enfrenta la oposición de los radicales sindicatos de trabajadores de la educación, que controlan la distribución de plazas y cargos en varias regiones, incluyendo la venta de puestos docentes, además de otros grupos opositores.
El reimpulso a la reforma educativa
Las protestas de la CNTE y las elecciones de 2015 paralizaron la reforma y la aplicacion de la evaluación pero a mediados del años pasado el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, dio dos pasos muy importantes:
En primer lugar ratificó que los procesos de evaluación a los maestros seguirán y no se cancelarán por ninguna razón, un día después de que la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunciara su continuación.
“Quiero ser muy claro: los procesos de evaluación docente siguen adelante. Ni se posponen, ni se difieren y por ninguna razón se cancelan”, dijo el presidente.
Aurelio Nuño, junto a Enrique Peña Nieto
En segundo lugar, en agosto de 2015 nombró a su mano derecha, Aurelio Nuño, quien había sido jefe de la Oficina de la Presidencia, al frente de la Secretaría de la Educación.
El objetivo, definitivamente, era implementar la reforma educativa y vencer la resistencia de los sindicatos.
Leo Zuckermann en el diario Excelsior recuerda que “desde el día uno, el secretario se fajó los pantalones y, con un claro e indispensable apoyo de Los Pinos, resistió los primeros embates de la CNTE. Lo estaban calando para ver de qué estaba hecho. Nuño pasó, entonces, a la ofensiva propinándole un golpe durísimo —quizá mortal— a la CNTE quitándoles el control del IEEPO en Oaxaca, la secretaría educativa de ese estado. Dicha institución era una de sus principales fuentes de poder: de ahí obtenían cientos de millones de pesos para sus movilizaciones y la capacidad de control de todos los maestros oaxaqueños. Desde que le arrebataron al IEEPO, la CNTE quedó muy disminuida”.
El momento crucial de esta batalla ya ha llegado. Una coyuntura en la que la CNTE, de salir derrotada, quedaría herida de muerte. De salir triunfador, Nuño podría tener más cerca su candidatura presidencial para suceder a Peña Nieto.
Sabiendo que se juega la vida, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) exigió al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que iniciara una mesa de diálogo para demandar la derogación de la reforma educativa y demandó la destitución del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño.
Además, la CNTE encabeza fuertes movilizaciones a escala nacional y un paro.
Lo que hay en juego en esta pugna Gobierno-Sindicatos
Ante esta situación, Nuño es consciente de que se juega la viabilidad de la reforma y su propio futuro político. Con la intención de ganar el pulso a la CNTE, el secretario de Educación Pública informó que 3.119 maestros serán cesados en Guerrero, Oaxaca y Michoacán, a causa del paro que están llevando a cabo.
Se basa en que la Reforma Educativa prevé que un profesor que acumule más de tres faltas en un mes es sujeto de despido sin responsabilidad para la Secretaría de Educación Pública.
Aurelio Nuño, secretario de Educación
El secretario de Educación Pública mantiene que “lo único que están buscando es mantener intereses ilegales e ilegítimos como la venta y herencia de plazas” ya que la aplicación de la ley se les han quitado los controles políticos y económicos que tenían los líderes magisteriales para utilizarlos contra los maestros , por lo que lo éstos últimos ya no les están haciendo caso y se mantienen en las aulas trabajando.
Y lo cierto es que a Nuño no le ha temblado la mano. El diario Excélsior señala que en los ocho meses que Nuño lleva al frente de la SEP, 9.200 profesores han sido cesados. De éstos, 4.253, fueron expulsado la semana pasada cuando fueron a paro en Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas.
Nuño representa muchas cosas en el gobierno mexicano.
En primer lugar es el hombre de Peña Nieto para llevar hasta el final la reforma educativa.
Su fracaso sería también el de la administración.
Pascal Beltrán del Río en el diario Excelsior señala que “vendrán días difíciles, porque no es fácil reemplazar a varios miles de maestros —Nuño habló ayer de despedir a tres mil 119— sobre todo a unos que están acostumbrados a movilizarse para torcer el brazo a la autoridad. Si la SEP se mantiene en lo dicho, de que aplicará lo que establece la ley, se dará un paso decisivo no sólo en la vigencia del Estado de derecho, sino también en la recuperación del derecho de los niños de recibir educación y el uso de la palanca educativa para ir elevando la conciencia y el nivel de vida de los mexicanos”.
En segundo lugar, Nuño se perfila como el delfín de Peña Nieto, el continuador de su gestión y un claro presidenciable.
El investigador Carlos Ornelas opina al respecto que Nuño “entró con el pie derecho con el apoyo firme y directo del presidente Enrique Peña Nieto”.
Los hechos de la última semana, como “la firmeza con la que ha aplicado la ley, que ha sido una constante y con esto ha debilitado mucho a la Coordinadora (Nacional de Trabajadores de la Educación)” y haber encarado y destrabado el conflicto en el Politécnico, han provocado que en torno al titular de la SEP surjan grupos civiles, comerciales y políticos “que lo alaban, porque le están viendo tamaños…”, afirmó.
Excélsior publicó ayer que en los ocho meses que Nuño lleva al frente de la SEP, nueve mil 200 profesores han sido cesados. De éstos, 46.22 por ciento, es decir cuatro mil 253, fueron puestos en capilla entre jueves y viernes de esta semana cuando se fueron a paro en Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas.
Sus victorias (ante la CNTE y en temas como el de las protestas en el Politécnico de Ciudad de México) le sitúan como uno de los hombres que pueden tener un papel muy importante que cumplir en 2018, año de elecciones presidenciales.
