Columnaria
Juan Chávez
Las elecciones en el estado de México, en julio de 2017 van a resultar un referéndum negro para el presidente Peña Nieto.
No hay definiciones aún en las candidaturas que los partidos decidirán apoyar. El PRI, de todos, está más lejos de perfilar a su aspirante sobre todo, con aureola de vencedor.
La entidad mexiquense tiene más de 11 millones de votantes, la mayor cifra que registra el padrón nacional, de acuerdo con cifras de abril de 2015.
Ganar el estado de México no garantiza ganar la Presidencia. Pero perderlo si se lleva en las espuelas la elección para La Grande.
Lo importante es que esa elección constituye la antesala de la elección presidencial de 2018. Para entonces, el resultado en Edomex pasará como el referéndum más severo a un presidente como Peña Nieto que cada vez, en imagen política, se ve más chiquito.
Y de no dar tremendo golpe al timón, como sería un acto lleno de audacia que pusiera en su lugar a Trump que trae por el callejón de la amargura a los 11 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos, la zapatería al PRI en 2018 le colocará a la orilla de la sepultura.
En estos días, según encuestas, cuatro de cada 10 mexicanos votarían contra el candidato oficial, sí, el priista que así hay que verlo porque el partido tricolor está en el gobierno.
Peña fue extraordinario candidato. Derramaba simpatía y atracción, sobre todo entre las mujeres. Como presidente le ha ido más mal que bien.
Por cuatro razones fundamentales, el gobierno peñista está en la olla:
1).- Los crímenes registrados en ese clima de violencia y de inseguridad que predomina en todo el país.
2) – La implicación de gobernadores y otros funcionarios de alto nivel e con el crimen organizado y las cárteles del narco.
3).- Los enriquecimientos vía corrupción y el escandaloso tráfico de poder.
4).- Sobre todo, el correteo judicial tras ex gobernadores como Javier Duarte (Veracruz) y Tomás Yarrington (Tamaulipas), entre otros, que dejaron vacías las arcas públicas y son prófugos de la justicia. La PGR ofrece recompensas de 15 millones de pesos por datos que propicien su detención.
De Yarrington se sabe que vive en Estados Unidos y ya se encuentra formalizada su extradición en cuanto sea detenido.
Con un panorama así cómo le irá a Peña Nieto que este 1 de diciembre comienza su quinto año de gobierno. El quinto malo aunque el proverbio popular sostenga que no hay quinto malo.
