Columnaria
Juan Chávez
Con las fuerzas armadas en las calles enfrentándose a los criminales organizados o sin organizar, ¿cómo imaginar que no estamos en guerra sin artillería pesada”.
Solo ¿por qué el secretario de Gobernación desmintió la especie en la que en apariencia pudo convertirse en aclaración contundente?
Por si fuera poco el Congreso ha retrasado la discusión de la iniciativa que supuestamente crearía la Ley de Seguridad Interna para otorgar a los militares el sustento jurídico de su actuar en las calles del país.
Pero no es así, no hay material legislativo que regule la participación de Ejército y Marina en esa lucha que el panista Calderón, al iniciar su gestión en diciembre de 2006 llamó, con todas sus letras, “declarar la guerra a los cárteles del narcotráfico”.
El estudio Armed Conflict Survey, a cargo del International Institute Strategic Studies, señaló que México atraviesa por un conflicto armado de tal naturaleza que lo ubique como el segundo país más violento del mundo, atrás de Siria.
Una visión así es desastrosa para el país. No tiene remedio, y como reza el dicho mexicano muy popular: “el que pega primero pega dos veces”.
Soy de los que desde aquellos primeros días del panismo en el gobierno federal, se opuso a la declarada “guerra contra el narco”, y más con el Ejército al frente.
Felipe Calderón lo único que propició con esa “guerra declarada”, es lo que ahora recogemos de esa organización internacional.
Algo, hay que precisarlo, que nos deja con el ojo cuadrado porque con el envío de esa iniciativa que en perspectiva dará facultades a las fuerzas armadas para combatir con las armas al más bien armado crimen organizado, se confirma que soldados y marinos no están facultados, por ley, a entrarle a ese “combate” al que fueron sometidos por el ex presidente Calderón.
Que a Peña Nieto le tocan los platos rotos no es más que una cuestión de alta consideración, en los terrenos de la política, con las elecciones en puerta que habrá en tres estados para designar a gobernadores y en uno para renovar ayuntamientos.
Los comicios en el estado de México son los que, para que quede bien claro, tienen pariendo a Los Pinos y a todos los miembros del gabinete.
Hay que corregir los caminos. Es urgente. No debe quedar más expuesto el país a las visiones con que en organismos internacionales nos ven.
Son miles los homicidios dolosos que no pueden definirse si fueron a cuenta de las luchas entre grupos de narcos, de inocentes o por otras causas ajenas al crimen organizado.
Lamentablemente, como Confucio lo sostuvo hace más de dos mil quinientos años, los conceptos, las consideraciones, las visiones y las calificaciones se sustentan en los números.
Así, con una suma de 23 mil muertos en 2016, más, mucho más de los registrados en Siria que sí está en guerra civil desde casi una década, ¿cómo diablos no pensar que en México sucede algo parecido?
