Columnaria
Juan Chávez
Ni el Frente Amplio Democrático ni una alianza de partidos (PRI-PAN, por ejemplo), le ganaría a López Obrador si en estos momentos fueran las elecciones para presidente de la República.
Esa es la visión de la encuesta publicada ayer por el periódico El Universal, y no hay duda de que así sería.
El de Macuspana, con casi 18 años en campaña ininterrumpida y con su partido Morena que está calando hondo entre sectores importantes de votantes, parece el candidato ganador en los comicios de 2018.
Lo que sorprende, en todo caso, es que él mismo se nomine candidato fuera de los tiempos en que la ley electoral autoriza tal estado. “La tercera es la vencida”. “No voy a ser candidato eternamente”. Tales declaraciones, salidas de su boca apenas este martes en gira que hizo por Nayarit no son suficientes para que el INE le eche toda su caballería encima.
¿Por qué no lo hace? Por lo que usted quiera. Lo que cuenta es que si los ciudadanos realmente estuviéramos organizados, dejaríamos caer la guillotina sobre los consejeros, empezando por Lorenzo Córdova, su presidente consejero.
Pero no hay ni siquiera un partido político que se moleste en denunciar lo que hace y sigue haciendo Amlo. Por eso marcha tan campante como el mejor.
Otro que también va muy campante, como “Johnnie Walker”, es Gerardo Ruiz Esparza, el titular de la SCT, “responsable político” –¿y jurídico?—del socavón que ayer jueves quedó tapado.
El senador Miguel Barbosa, del PT, exigió a Graco Ramírez, gobernador de Morelos, que denunciara a Ruiz Esparza ante la PGR por esa responsabilidad del socavón en el Pasó Exprés, donde murieron dos personas, padre e hijo.
A no ser que el presidente Peña lo cese el 2 de septiembre, como parte de su mensaje a la nación con motivo de su quinto informe de gobierno, Ruiz Esparza seguirá despachando como secretario de Comunicaciones y Transportes.
De cualquier modo, el hoyo ya fue hecho al PRI.
El partido de Peña Nieto es el único que pagará el pato por el socavón, sin importar que el “responsable político” siga, insistimos “muy campante”.
Hasta ahora, y con la pelota caliente en el juego del titular de la SCT y el gobernador de Morelos, el campo jurídico está en pleno abandono.
Ni siquiera se señala en la carpeta de averiguación a la empresa constructora y mucho menos al que en esa secretaría tiene a su cargo la supervisión de la construcción de las obras en materia de comunicación como responsables.
Pareciera que ya ¡ni las segundas manos son malas!
